25 de abril, día Día Mundial contra el paludismo o malaria, una enfermedad prevenible y curable pero potencialmente mortal.
El tema es que inmersos en la lucha contra el SARS-CoV-2, parecieran desdibujarse por momentos otras prioridades sanitarias, las que aunque ciertamente no están extendidas a nivel global como la pandemia del COVID-19, presentan unas cifras anuales de contagios y muertes alarmantes.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2018 hubo 228 millones de casos de paludismo en todo el mundo, de los que 405 000 concluyeron con la muerte de las personas infectadas, de las que el 67% (272 000 fallecimientos) ocurrió en niños menores de cinco años de edad.
El paludismo o malaria es causado por parásitos del género Plasmodium, transmitidos a los seres humanos por la picadura de mosquitos hembra infectados del género Anopheles, llamados vectores del paludismo. Aunque existen cinco especies de parásitos causantes del paludismo en el ser humano, dos de ellas: Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax son las más peligrosas. Vale la pena destacar que las estimaciones consideran que el Plasmodium falciparum fue responsable del 99.7% de los casos en la Región de África, del 62.8% de los casos en las regiones de Asia Sudoriental, del 69% en el Mediterráneo Oriental, y del 71,9% en el Pacífico Occidental. Por otra parte, el P. vivax , es responsable del 74.1% de los casos localizados en la Región de las Américas.
Es impactante saber que de acuerdo con los expertos en el tema, casi el 50% de la población mundial está en riesgo de contraer paludismo, particularmente los lactantes, niños menores de cinco años, embarazadas, personas con VIH/sida, migrantes no inmunes de zonas endémicas, los viajeros y los grupos de población itinerante.
Sin embargo, aclaran que algunas de las razones por las que África se ve particularmente asolada por esta enfermedad son el clima lluvioso y húmedo (incrementándose los contagios durante y después de las lluvias) y que los mosquitos transmisores de la enfermedad tienen en esta zona una vida más larga de lo normal, lo que permite al parásito completar su desarrollo en el interior de su organismo del huésped transmisor.
En este momento histórico, en el que la mayoría de los esfuerzos nacionales y globales científicos están concentrados en encontrar una vacuna contra el coronavirus y la búsqueda de fármacos existentes para tratar con éxito a pacientes con COVID-19, la OMS pide no relajar la lucha contra la pandemia de paludismo, la que se basa principalmente en dos métodos de demostrada eficacia: el uso de mosquiteros tratados con insecticidas y la fumigación de interiores con insecticidas de acción residual, los que ayudan eficazmente a reducir la transmisión del paludismo.
Hay otros procedimientos en estudio, como la liberación de mosquitos genéticamente modificados en laboratorio para hacerlos estériles y disminuir progresivamente la población de estos insectos, pero todavía no hay información amplia que demuestre los resultados logrados.
Por otra parte, las personas que viajan a zonas con alta prevalencia de paludismo, pueden tomar fármacos profilácticos que detienen la infección en su fase hemática, previniendo la enfermedad. Para las embarazadas residentes en zonas donde la transmisión es moderada o alta, la OMS recomienda el tratamiento profiláctico intermitente con sulfadoxina-pirimetamina en cada consulta prenatal programada a partir del primer trimestre. Asimismo, se recomienda administrar tres dosis de tratamiento profiláctico intermitente con sulfadoxina-pirimetamina, junto con las vacunaciones sistemáticas, a los lactantes residentes en zonas de África donde la transmisión es elevada.
Síntomas:
La infección por malaria suele mostrar los siguientes signos y síntomas:
- Fiebre.
- Escalofríos.
- Dolor de cabeza.
- Náuseas y vómitos.
- Dolor y fatiga muscular.
Otros signos y síntomas pueden ser:
- Sudoración
- Dolor abdominal o dolor en el pecho
- Tos
Diagnóstico y tratamiento.
El diagnóstico y el tratamiento tempranos del paludismo atenúan la incidencia de la enfermedad, reducen sus efectos mortales y contribuyen a prevenir su transmisión. Adicionalmente, la OMS recomienda, antes que administrar el tratamiento se confirme el diagnóstico con métodos parasitológicos (ya sean pruebas de microscopía o de diagnóstico rápido), cuyos resultados pueden obtenerse en 30 minutos o incluso menos. La prescripción de un tratamiento basada únicamente en la sintomatología debe reservarse para aquellos casos en los que no sea posible hacer un diagnóstico parasitológico.
Resistencia a los antipalúdicos.
Hay que considerar, sin embargo, que como ocurre con los antibióticos, el uso incorrecto de los antipalúdicos ha contribuido a que el P. falciparum haya desarrollado resistencia a estos fármacos, los que han visto disminuir su eficacia progresivamente.
Vacuna contra el paludismo
La vacuna RTS,S/AS01 (RTS,S) es la primera, y hasta la fecha la única, que ofrece una protección parcial contra el paludismo en niños pequeños. Actúa contra P. falciparum, el parásito palúdico más mortal a nivel mundial y el más frecuente en África. Entre los niños que recibieron cuatro dosis en ensayos clínicos a gran escala, la vacuna evitó aproximadamente 4 de cada 10 casos de paludismo durante un período de 4 años.
Un dato alarmante, es que debido a la pandemia por el coronavirus, se han relajado y en ocasiones suspendido las acciones de lucha contra el paludismo, lo podría ocasionar nuevos y más severos brotes de la enfermedad.
La OMS pide a los países no suspender la planificación y la ejecución de las actividades de lucha antivectorial, en particular las campañas de distribución de mosquiteros tratados con insecticidas y de fumigación de interiores con insecticidas de acción residual, y aplicar las mejores prácticas disponibles para proteger a los profesionales sanitarios y a las comunidades de la transmisión de la COVID-19.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.
Fuentes:
Organización Mundial de la Salud.
El paludismo y la pandemia de COVID-19.
Organización Mundial de la Salud.
Paludismo.
Our World in Data.
Malaria. Max Roser y Hannah Ritchie.
Nature Biotechnology.
A CRISPR–Cas9 gene drive targeting doublesex causes complete population suppression in caged Anopheles gambiae mosquitoes.