Hace algunos días consultamos nuevamente el Informe del Foro sobre inversión en Salud de la Cumbre Mundial sobre innovación para la Salud 2016, el cual contiene información sumamente relevante, sobre la que vale la pena reflexionar.
El documento que sirve como base para este artículo es producto intelectual de la WISH (World Innovation Summit for Health), iniciativa surgida de la Fundación Qatar, la cual celebró su última edición en Doha, Qatar, del 20 al 29 del año pasado.
Es importante anotar que WISH es una comunidad sanitaria global dedicada a capturar y difundir las mejores ideas y prácticas basadas en evidencia.
WISH es una comunidad global de cuidado a la salud, abocada a la captura y difusión de las mejores ideas y prácticas basadas en evidencia, cuya visión es la de desarrollar un mundo más saludable a través de la colaboración global.
La misión de WISH es:
- Forjar conexiones y ayudar a crear y desarrollar comunidades de conocimiento activas, las que a través del trabajo en equipo enfrenten los desafíos más apremiantes en el ámbito de la salud.
- Reunirnos y colaborar con los mayores expertos mundiales y con los más altos niveles en la toma de decisiones.
- Crear y difundir evidencia de clase mundial, así como contenidos y conocimientos basados en evidencia.
- Promover el aprendizaje activo y el apoyo intracomunitario e intercomunitario.
- Contribuir a la visión y misión de la Fundación Qatar para la Educación, la Ciencia y el Desarrollo Comunitario y la Visión Nacional 2030 de Qatar, subrayando el papel pionero de Qatar como centro emergente para la innovación sanitaria.
- Ser el escaparate que muestra las innovaciones que marcarán la diferencia en los modelos de salud a nivel global.
- Influir las políticas sanitarias mundiales.
Después de darles una pequeña visión sobre lo que es el WISH y su posición de liderazgo en el ámbito de la salud a nivel global, abordaremos los puntos más relevantes plasmados en el informe de este foro.
Los antecedentes
En primer lugar es necesario asentar que a través de la implementación y mantenimiento consistente y duradero de políticas y estrategias en sistemas de salud, aunque no de manera uniforme, un gran número de países han logrado incrementar la esperanza y calidad de vida y sobrevida de sus ciudadanos, reducir sustancialmente la mortalidad materno infantil, así como los fallecimientos provocados por enfermedades infecciosas; lo que por otra parte, ha generado una mayor demanda de servicios que exigen a los gobiernos la asignación de mayores recursos financieros, los que no siempre están disponibles.
Los logros alcanzados en el incremento en la esperanza y calidad de vida de la población en general y los limitados recursos financieros son una fuerte tentación para tomar los recursos asignados a la atención primaria en salud y canalizarlos a otras áreas, como el desarrollo de infraestructura, obras de agua y saneamiento, educación y transporte, por mencionar algunas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la atención primaria como el núcleo del sistema de salud de una nación y parte esencial para el desarrollo socioeconómico de las comunidades. Este modelo de salud debe tener costos asequibles y permitir el libre acceso de todos los individuos y familias de una comunidad y del país.
Los expertos reunidos en el foro llegaron a la conclusión que restar recursos a la salud para utilizarlos en otras áreas, destruiría los logros sanitarios alcanzados durante años de inversión y esfuerzo constantes, por lo que recomiendan a los responsables de la formulación de políticas, “no ser complacientes”, y no recortar los recursos asignados al sector salud, si no incrementarlos, lo que además de mantener las metas alcanzadas, permitirá hacer frente a las crecientes necesidades de atención de enfermedades no transmisibles (ENT) emergentes y alcanzar en el menor lapso posible la cobertura universal de salud (CUS).
La participación del estado en el financiamiento de los sistemas de salud
En este punto es fundamental destacar que la participación decidida y comprometida de los gobiernos en el financiamiento de los sistemas de salud es indispensable para lograr su sostenimiento, ya que sin el soporte público muchas personas no podrían costear ni la atención médica ni los fármacos, condenándolas a “elegir entre la enfermedad, o incluso la muerte, y la ruina económica; una elección devastadora que lleva a la pobreza a 150 millones de personas al año”.
“El gasto en salud dirigido a intervenciones altamente costo-efectivas es una estrategia de inversión positiva que promueve el bienestar y la prosperidad económica. Las inversiones correctas en la salud no son una carga para la economía, sino que tienen el efecto contrario. Un examen objetivo de las evidencias sobre la inversión en salud sugiere que, en lugar de alejarse de la salud, los ministerios de finanzas de los Países de Bajos Ingresos (PBI) y los Países de Ingresos Medianos (PIM) y los organismos de ayuda internacional deben aumentar sus inversiones en salud”.
El contexto
Además de las razones netamente financieras, de las que hablaremos un poco más adelante, el documento postula tres grandes cambios en el ámbito de la atención primaria sanitaria a nivel mundial, los que fortalecen los argumentos para dar prioridad a las inversiones en salud:
- El cambio de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de 2105, por los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, impulsados por los miembros de la Organización Mundial de las Naciones Unidas (OMS).
- La transición demográfica de las poblaciones jóvenes a poblaciones que envejecen y por ende el crecimiento de las enfermedades no transmisibles (ENT), lo que incrementa los requerimientos financieros, ya de por si limitados.
- El estancamiento y la disminución progresiva de la ayuda externa para la salud.
- El estancamiento y la disminución progresiva de la ayuda externa para la salud.
“Salud y riqueza van de la mano durante toda nuestra vida: en el vientre y en la primera infancia, en la edad adulta y de una generación a otra”.
El documento desarrolla diversos argumentos a profundidad buscando que los gobiernos se comprometan a incrementar las inversiones en salud, y ellos abarcan: una mayor productividad de las personas sanas (tanto escolar como laboral), la disminución en el número de hijos por familia al decrecer las tasas de muerte infantil, el aumento de las inversiones extranjeras en negocios e infraestructura de países con mejores niveles de salud, una mayor disponibilidad de recursos y el mejoramiento de los niveles de educación.
El caso de México
El informe aborda el estudio de cinco casos, pero nos concentraremos particularmente en el de México, y específicamente en el valor económico de reducir las muertes ocasionadas por enfermedades cardiacas.
En nuestro país, la esperanza de vida al nacer durante el período de 1990 a 2014 se incrementó en 5.4 años. Sin embargo, mientras que la mortalidad en niños de hasta 4 años de edad se redujo en dos tercios, en adultos entre 50 y 69 años, la mortalidad por ENT, disminuyó únicamente una quinta parte, lo que parece producto de un equivocado diseño de las políticas de salud en las que no se les prestó la debida atención a las ENT.
Para 2030, los ODS recomiendan estrategias efectivas para reducir en un tercio la mortalidad prematura por ENT, la que se considera como los fallecimientos ocurridos antes de los 70 años de edad.
Para darnos cuenta del grave problema que esto representa, la información plasmada muestra que desde 1990, las enfermedades cardiovasculares (ECV) han sido la causa directa del mayor número de fallecimientos en México, mientras que en los países pertenecientes a la Organización para Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), las tasas de mortalidad asociadas a ECV han disminuido sorprendentemente un 45% desde 1990.
Si la tendencia de muertes por ECV en México se mantiene para 2030, éstas aumentarán del 8.1 al 17.3%. En contraparte, y como un sólido argumento financiero, incrementar el gasto para la prevención de ECV podría llegar a producir para 2030, un ahorro superior al rango de los 8 mil millones de pesos.
Los beneficios financieros que acarrearía la disminución de una tercera parte la mortalidad prematura por enfermedades cardiovasculares, justificarían ampliamente duplicar el combate a las ECV, aunque para ello se requieren acciones multifactoriales que además de educar, frenen el desarrollo de la obesidad, modificando los hábitos de consumos que incluyen factores de riesgo como el consumo de bebidas con un alto contenido en azúcar, la comida “chatarra”, el tabaquismo y el sedentarismo, por mencionar los más importantes.
En este sentido, vale la pena rescatar la gran importancia que tiene la propuesta estratégica de Mikel Arriola Peñalosa, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), para invertir el modelo de salud que se ha venido utilizando durante más de siete decenios en México, impulsando las acciones preventivas sobre las curativas.
Algunas de las propuestas para incrementar la inversión en los sistemas de salud incluyen la obtención de recursos financieros adicionales a través de la mayores tasas impositivas para los productos dañinos o potencialmente dañinos para la salud.
En este punto, es de vital importancia considerar que mejorar los logros en salud no está necesariamente alineado con el crecimiento de las inversiones en los sistemas de salud y mucho menos con el crecimiento del aparato burocrático alrededor de los mismos.
Las inversiones en salud deben demostrar una correcta relación costo-beneficio, en la que la productividad debe superar con creces a los montos destinados. Estamos hablando de la impostergable necesidad de incrementar las cifras de inversión, siempre y cuando estas transiten en forma paralela a la eficacia operativa, a personal preparado y capacitado y al número de personas realmente beneficiadas. Eficiencia, no apariencia.
Los beneficios financieros
Un aspecto relevante y que gustará ampliamente a los especialistas en finanzas es el retorno económico que ofrecen las inversiones acertadas, oportunas y precisas en salud, el que supera en muchas ocasiones otro tipo de operaciones de inversión.
El documento ofrece información económica sólida que muestra que por cada dólar invertido inteligentemente en salud, el retorno obtenido puede ser desde 3 dólares (300%) hasta 48 dólares (4,800%).
Para ejemplificar con mayor claridad este concepto, tomamos literalmente una gráfica que muestra diferentes casos de salud, las acciones realizadas y el retorno por cada dólar invertido.
Como cierre, rescatamos unas palabras de Lord Darzi de Denham, miembro del WISH: “el propósito de WISH no es lo que pasa en los dos días que dura el evento sino lo que sucede después, cuántas personas captan estas ideas, las llevan a su país y las traducen en beneficios para los pacientes.”
A quienes estén interesados en conocer en detalle el informe que dio pie a este artículo y profundizar en los temas abordados, les recomendamos descargar el PDF.
Fuentes:
World Innovation Summit for Health
Wish
Salud Pública de México.
Invirtiendo en salud: el argumento económico. Informe del Foro sobre Inversión en Salud de la Cumbre Mundial sobre Innovación para la Salud 2016. | Vol. 59, no. 3, mayo-junio de 2017-06-08.
Organización Mundial de la Salud.
Atención primaria de salud.