Los estándares de vida y el bienestar de las personas de la región han tenido efectos negativos, ya sean en salud, ingreso y riqueza, así como en la calidad del empleo.
En el cada vez más complejo contexto de la pandemia, cuyo impacto ha generado el agravamiento de diversos problemas preexistentes relacionados con la pobreza, la desigualdad social, y la marcada debilidad e inequidad de muchos sistemas sanitarios, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó una versión actualizada del interesante documento “COVID-19 en América Latina y el Caribe: consecuencias socioeconómicas y prioridades de política”, cuya lectura les recomendamos en a través de este breve resumen.
En esta nueva versión del documento original, publicado por primera ocasión en abril del año pasado, los especialistas de la OCDE analizan los indicadores y las principales consecuencias socioeconómicas de la crisis de COVID-19 en América Latina y el Caribe (ALC), así como las acciones políticas que desde su punto de vista se deberían emprender prioritariamente, bajo el ámbito en constante evolución de la crisis.
“En el 2020, América Latina y el Caribe será la región emergente y en desarrollo más afectada en el mundo en términos de contracción del PIB y esta crisis está repercutiendo de manera particularmente fuerte en los grupos más vulnerables. Las respuestas de política a la crisis han sido audaces, pero será necesario adoptar más medidas. En lo inmediato, la prioridad debe ser evitar más contagios mediante el fortalecimiento de las estrategias de aplicación de pruebas, rastreo y monitoreo, y seguir apoyando a las familias, los trabajadores y las empresas más vulnerables. Asimismo, los esfuerzos de inversión para promover la actividad son cruciales para fomentar una pronta recuperación económica”.
En el texto, se asegura que el negativo impacto económico ocasionado por la pandemia del COVID-19 será aún más acentuado en la región de ALC, pues históricamente esta región se ha caracterizado por presentar trampas del desarrollo estructurales, es decir, tasas de crecimiento inexistente o muy bajas, altos índices de empleos informales (60% aproximadamente), y que cerca del 40% de los trabajadores que no tienen acceso a ningún tipo de régimen de protección o asistencia social.
A estas condiciones ya difíciles deben sumarse las ocasionadas por:
- El grado y la duración de los confinamientos, así como el potencial impacto de la segunda ola de contagios en la región;
- Las medidas adicionales adoptadas durante y después de la cuarentena, dentro y fuera de la región;
- La evolución de las economías nacionales en la región, incluyendo la gestión de la deuda y
- El rumbo de la economía mundial posterior a la segunda ola de infecciones.
Además de los efectos en el bienestar actual de las personas tales como la salud, ingreso, riqueza y calidad del empleo, se suman algunos efectos indirectos en lo relacionado con el conocimiento y habilidades, el bienestar subjetivo y las relaciones sociales y de vivienda. Al igual que las demás crisis, la del COVID-19 está exacerbando las desigualdades y las brechas socioeconómicas entre algunos grupos sociales (por ejemplo: género y territorio, rural/urbano) y pone en riesgo el bienestar de las generaciones futuras.
Diseñar la respuesta de política pública.
La incertidumbre acerca de la evolución de la crisis en América Latina y el Caribe persiste, lo que hace aún más compleja la tarea de diseñar la respuesta de política pública. El modo en que se priorizan estas respuestas será decisivo, es por ello que, deben diseñarse estrategias que integren los objetivos más inmediatos para el corto y mediano plazo.
- En el plazo inmediato, evitar el contagio y seguir apoyando a los más vulnerables.
Acompañar la reducción de las medidas de contención y cierre temporal, con una mayor aplicación de pruebas y un seguimiento de la población contagiada. Se debe contar con apoyos a los trabajadores informales y una distribución estratégica de vacunas orientada a los adultos mayores y a la población vulnerable.
- En el corto plazo, adoptar medidas audaces para impulsar una rápida recuperación económica.
Debe estimularse eficazmente la demanda sobre todo con respecto al consumo, apoyar a los sectores más afectados y contar con planes de inversión específicos. Deberán mantenerse activas las políticas sociales de apoyo a las personas más perjudicadas, las más vulnerables y aquellas que han quedado en situación de pobreza. Esto implica una enorme cantidad de recursos que sumado a los déficits públicos y el creciente nivel de deuda pública, representa un reto para los países con una posición fiscal más débil. Hoy más que nunca, la mejora de la eficacia y eficiencia del gasto público es crucial.
- En el mediano plazo, sentar las bases de un nuevo pacto social.
La crisis de COVID-19 debe servir a los gobiernos para repensar el pacto social, abordar las vulnerabilidades estructurales —las trampas de desarrollo de baja productividad, vulnerabilidad social, debilidades institucionales y sostenibilidad ambiental— y responder a las crecientes aspiraciones de los ciudadanos. Puede construirse, en el largo plazo, un nuevo equilibrio basado en la igualdad de oportunidades que es la base de un pacto social.
Consideraciones que deben tomarse:
- Poner el bienestar como objetivo central de las políticas públicas y avanzar hacia sistemas de protección social más robustos.
- Definir una estrategia productiva sostenible.
- Movilizar recursos para crear resiliencia y financiar un desarrollo inclusivo: la crisis destaca la necesidad de contar con más financiamiento para los servicios públicos, la protección social y la competitividad.
La crisis de Covid-19 ha recalcado que la cooperación internacional es vital para superar los retos que trascienden fronteras, tales como los desafíos de tributación que han surgido con la digitalización de la economía. Ahora deben avanzar en una ambiciosa respuesta ante la crisis que considere una gestión de deuda coordinada globalmente, la cooperación decisiva central del G20 y la cooperación e integración regional.
Estructuralmente, el documento tiene las siguientes cinco secciones.
- I. Se aborda el impacto en el crecimiento y el bienestar.
- II. Análisis del impacto de la pandemia sobre aspectos claves en hogares y empresas.
- III. Se presentan las respuestas en términos de políticas públicas y las consecuencias monetarias y fiscales.
- IV. Impacto económico de la crisis en las cuentas externas de la región.
- V. Sugerencias de prioridades de políticas públicas.
COVID-19 en América Latina y el Caribe
Consecuencias socioeconómicas y prioridades de política.