Uno de las asignaturas pendientes a mayor escala en la ciencia mexicana, es la evolución de los hallazgos realizados por investigadores nacionales a patentes, para transformarse eventualmente, en productos o precursores de productos.
En un artículo publicado el 13 de junio del presente año en códigoF, titulado: “México necesita investigadores emprendedores que capitalicen sus hallazgos científicos”, incluimos un dato muy interesante: mientras que en nuestro país se publican alrededor de 30 artículos antes de la solicitud de una patente, en los países desarrollados, una patente es solicitada después de la publicación de apenas 5 artículos (aproximadamente), lo que muestra la rapidez con la que un descubrimiento obtiene un registro y éste se transforma en un producto terminado o información comercializable, trayendo beneficios para sus descubridores y las instituciones a las que pertenecen.
En este ámbito, la buena noticia es el número de solicitudes de registro de patente realizados en 2016 por los miembros del Centro de Investigación Científica y de Educación superior de Ensenada (CICESE), el que llegó a 18, lo que constituye una cifra récord.
Es importante mencionar, sin embargo, que estos logros no son producto de la casualidad, sino de la interacción virtuosa entre los investigadores y la Dirección de Impulso a la Innovación y el Desarrollo (DIID) del CICESE, en la que personal altamente calificado, auxilia a los científicos a identificar el potencial comercial de sus descubrimientos, y a realizar las gestiones necesarias para solicitar una patente y obtener los beneficios de la protección industrial, lo que finalmente los llevará a alcanzar el estatus de inventores.
“Un bien intelectual es un resultado de investigación que tiene ciertos indicios de que puede tener las características de ley que se requieren para reclamar alguna figura jurídica que te dé titularidad sobre eso”. María Concepción Mendoza Díaz, directora de la DIID
¿Qué requisitos debe cumplir un descubrimiento para ser patentado?
De acuerdo con información proporcionada por María Concepción Mendoza, el resultado de una investigación tiene que cumplir con tres requisitos indispensables para poder ser patentado.
El primero y aunque parezca obvio, es que el hallazgo sea original y novedoso.
El segundo es la actividad inventiva, que consiste en que el proceso creativo de la invención y los resultados obtenidos, no se deduzcan del estado de la técnica en forma evidente.
El tercero, son las posibilidades de aplicación industrial del descubrimiento, lo que significa que el producto se puede comercializar o utilizar en alguna rama de la industria.
Si el resultado de una investigación cumple con estos tres requisitos, se puede iniciar la tramitología y la identificación de clientes potenciales.
Con respecto a la solicitud de la patente, vale la pena aclarar que esta se hace por país, por lo que la selección de la nación o naciones en las que se presentará la solicitud de registro es una decisión que se define por estrategias de mercado.
Otro punto fundamental, es la determinación del valor de la tecnología susceptible de ser transferida a una empresa, lo que incluye el análisis de los costos que representó su desarrollo para la institución, y las cifras de mercado de otros productos o bienes similares.
“Se hace un análisis sobre varias metodologías para definir cuál es el precio o el rango de precio de todas nuestras tecnologías y eso da al CICESE la facultad de negociar un licenciamiento o una transferencia de conocimiento con quien esté interesado”.
Los logros alcanzados por el Centro de Investigación Científica y de Educación superior de Ensenada (CICESE), junto con el apoyo de su Dirección de Impulso a la Innovación y el Desarrollo (DIID), son un ejemplo que seguir en la búsqueda de una mayor proyección comercial de la investigación y la ciencia mexicana.