Ayer domingo 27 de enero, se celebró el Día Mundial contra la Lepra, cuyos objetivos son los de ampliar el conocimiento sobre esta terrible enfermedad, incrementar las acciones sanitarias mundiales para erradicarla, visibilizar el problema y acabar con el estigma, además de la discriminación que sufren quienes la padecen.

Para ayudar a despejar algunas concepciones erróneas sobre la lepra iniciaremos informándoles que ésta es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium leprae, la que provoca úlceras cutáneas, daño neurológico y debilidad muscular, los que se agravan con el paso del tiempo.

Es importante anotar que contra la creencia popular, la mayoría de las personas que por una u otra razón entran en contacto con el patógeno no contraen ni desarrollan la enfermedad, ya que sus sistema inmunológico es capaz de combatirla eficazmente, sin embargo, la bacteria se ha vuelto resistente a los medicamentos con los que tradicionalmente se le combate, aumentando el número de casos a nivel mundial, lo que mantiene en estado de alerta a los países que tienen zonas geográficas con climas templados, tropicales y subtropicales, donde se presenta con mayor frecuencia.

El contagio aéreo, a través de la aspiración involuntaria de las gotas expelidas por la expectoración (tos o estornudos) o el contacto con los líquidos nasales de una persona contagiada con lepra, es la forma más frecuente de adquirirla.

La lepra tiene dos formas comunes: la tuberculoide, que produce grandes manchas hiperestésicas (síntoma que manifiesta como una sensación exagerada de los estímulos táctiles) y más tarde anestésicas y que se presenta en pacientes con una fuerte reacción celular pero baja humoral (baja titulación de anticuerpos): presentan por lo tanto reacción positiva a la lepromina (examen que se utiliza para determinar qué tipo de lepra tiene una persona). Los tejidos infectados normalmente tienen muchos linfocitos y granulomas, pero relativamente pocas bacterias. La segunda forma es la denominada lepromatosa, la que origina grandes nódulos en la piel o lepromas, provocando importantes lesiones y grandes deformaciones, aparecen numerosas máculas eritematosas, pápulas o nódulos, existe extensa destrucción de tejidos, como por ejemplo cartílago nasal y orejas, apareciendo en fases avanzadas la típica «facies leonina», caracterizada por múltiples nódulos o lepromas diseminados en la cara y pabellones auriculares, pómulos pronunciados debido a la infiltración reactiva inmunológica y caída de la cola de las cejas, con afectación difusa de los nervios periféricos y pérdida sensorial.

Como parte esencial de la segregación que vivían y en muchos casos aún soportan las personas contagiadas con lepra, era el apartamiento de la sociedad, aislándolos en leprosarios o leproserías, terrible práctica que aún pervive en muchos países, como: Brasil, China, Egipto, España, India, Japón, Liberia, Nepal, República Dominicana, Rumania, Somalia, Tanzania, Vietnam y nuestro país. La última leprosería de Europa Occidental es la del Sanatorio de Fontilles, que se encuentra en Vall de Laguar (provincia de Alicante, España).

Se estima que de dos a tres millones de personas están permanentemente discapacitadas debido a la lepra, siendo el país líder la India, seguida por Brasil y Birmania y aunque, el número de casos reportados anualmente sigue disminuyendo, hay países en los que la prevalencia continúa siendo elevada.

Les invitamos a incrementar su conocimiento sobre la lepra, entendiendo que quienes la padecen no deberían de sufrir, además de esta devastadora enfermedad, el desprecio, miedo y segregación de los que afortunadamente estamos sanos.

Fuentes:

MedlinePlus.
Lepra.

Wikipedia.
Lepra.