Hace exactamente 200 años, en 1817, el médico clínico, sociólogo, botánico, geólogo y paleontólogo británico James Parkinson describió -en el libro que le permitió trascender a la muerte- “An Essay on the shaking palsy”, el padecimiento que hasta el día de hoy lleva su apellido, la enfermedad de Parkinson.

Así que, además de la conmemoración del 11 de abril del Día Mundial del Parkinson, este año también se celebra el segundo centenario de esta publicación, sin que los científicos hayan logrado encontrar, ni las causas precisas, ni la cura para esta devastadora enfermedad.

Shaking Palsy (Paralysis Agitans): Movimiento tembloroso involuntario, con fuerza muscular disminuida, en partes que no están en acción e incluso cuando están soportadas; Con propensión a doblar el tronco hacia adelante, ya pasar de un andar a un ritmo de carrera: los sentidos y los intelectos no sufren heridas. Definición del padecimiento por James Parkinson

Pero, ¿qué es la enfermedad de Parkinson?
La enfermedad de Parkinson es un trastorno del sistema nervioso central, crónico y degenerativo, englobado dentro de un grupo de afecciones conocidas como trastornos del movimiento.

En la enfermedad de Parkinson, y a medida que las neuronas productoras de dopamina se deterioran o mueren, se manifiestan problemas cinéticos como: temblores, rigidez en las extremidades o en el tronco, o problemas de equilibrio, los que progresivamente se van agravando hasta que las personas afectadas desarrollan dificultades motrices para caminar, hablar o realizar cualquier tipo de tareas sencillas.

Lo sorprendente, y a pesar de los grandes avances científicos que se han realizado en los últimos dos siglos desde que el médico John Parkinson describiera esta enfermedad, los investigadores aún no han podido develar con certeza y precisión la causa, o causas que la provocan, aunque se considera que en algunos casos (pocos realmente) existen componentes hereditarios o mutaciones genéticas.

Los científicos consideran que la enfermedad de Parkinson es resultado de una mezcla de susceptibilidad genética y la exposición a uno o más factores ambientales desconocidos, que desencadenan la enfermedad, lo que evidentemente arroja poca luz sobre este problema.

De acuerdo con información obtenida de la Gaceta Digital de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en nuestro país no existe una cifra estadísticamente confiable que nos permita conocer el número de personas que padecen esta enfermedad, considerada como la segunda enfermedad neurodegenerativa a nivel mundial, afectando alrededor del 3% de la población mayor de 65 años de edad.

La enfermedad de Parkinson se muestra inicialmente con síntomas como la pérdida del olfato y la presencia de temblores o rigidez unilateral, la que progresivamente avanza hasta convertirse en bilateral.

Desgraciadamente, muchas personas ignoran o deciden ignorar estos síntomas de alerta temprana, lo que permite el avance silencioso, pero persistente, de la la enfermedad, hasta que por su agravamiento, que se produce generalmente cuando mueren alrededor del 80% de las las neuronas dopaminérgicas, las personas afectadas o sus familiares deciden consultar al médico.

Desde la aparición de los primeros síntomas, hasta el agravamiento de la enfermedad de Parkinson, suelen pasar al menos cinco años, que es cuando se manifiestan francamente síntomas de deterioro motriz, como lentitud, temblores, rigidez, inestabilidad postural, pérdida del equilibrio, dificultad para caminar, alteraciones en la expresión, impedimentos para comunicarse verbalmente, problemas en la deglución, estreñimiento, depresión y trastornos del sueño.

La enfermedad de Parkinson en México
Como ocurre con otras enfermedades, en nuestro país no existe información estadística confiable sobre el número y características de las personas aquejadas con Parkinson.

Sin embargo, la Dra. Patricia Vergara Aragón, investigadora de la Facultad de Medicina de la UNAM, comenta que, aunque generalmente la enfermedad de Parkinson se manifiesta a partir de los 60 años de edad, en México, la incidencia de este padecimiento en personas que bordan los 40 años es alta, lo cual sin duda es alarmante.

Podríamos definir a la dopamina como el mensajero químico responsable de transmitir señales entre la sustancia negra del cerebro y el cuerpo estriado, lo que produce movimientos uniformes y deliberados. La pérdida de producción dopamina produce patrones anormales de activación nerviosa en del cerebro los que provocan deterioro del movimiento.

A este respecto, Vergara Aragón comenta que la manifestación temprana de esta enfermedad podría estar relacionada con diversos factores ambientales, como la exposición a plaguicidas, el consumo de drogas y algunas actividades de alto impacto como la práctica del boxeo, aunque no hay nada concluyente al respecto.

¿Cómo se diagnostica la enfermedad de Parkinson?
El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson se realiza a través de la historia clínica y de un examen neurológico, ya que no existen pruebas de sangre o de laboratorio que sirvan para ello, ya que (salvo en los casos de Parkinson temprano), algunos de los síntomas podrían considerarse y confundirse como parte del proceso de envejecimiento normal.

Las exploraciones cerebrales por tomografía computarizada e imágenes por resonancia magnética de las personas con la enfermedad de Parkinson generalmente no muestran ninguna alteración, observándose normales.

¿Cómo se trata la enfermedad de Parkinson?
Ya que los daños provocados por la enfermedad de Parkinson se deben a la pérdida de la producción de la dopamina, el tratamiento para este padecimiento es restaurativo, lo cual quiere decir que se busca compensar la pérdida de dopamina que se produce por la muerte de las neuronas dopaminérgicas, buscando hacer llegar dopamina al cerebro.

Sin embargo,  esta no es una tarea fácil de realizar. Para hacer llegar la dopamina al cerebro se administra su precursor, la L-Dopa (levodopa), usualmente junto con la carbidopa, lo que evita la degradación de la L-Dopa en plasma, e incrementar lo más posible la cantidad de precursor que llega al cerebro.

Una vez atravesada la barrera hematoencefálica, la L-Dopa es metabolizada hasta transformarse en dopamina gracias a la acción dopa descarboxilasa.

Otra opción terapéutica para los enfermos de Parkinson es la cirugía, y aunque este procedimiento decayó con el descubrimiento de la levadopa, el avance en las técnicas quirúrgicas se ha vuelto a considerar una alternativa viable para las personas en las que la terapia medicamentosa no es positiva.

Otra alternativa de tratamiento, aprobada por la FDA, es la estimulación cerebral profunda, la que consiste en la implantación quirúrgica de un electrodo en el núcleo subtalámico o en el globo pálido del cerebro, equivalente a un marcapasos, el cual estimula al cerebro de forma indolora, ayudando a bloquear las señales que causan muchos de los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson.

Etapas de la enfermedad de Parkinson de la escala de Hoehn y Yahr

Etapa uno: Síntomas solamente en un lado del cuerpo.
Etapa dos: Síntomas en ambos lados del cuerpo. Sin deterioro del equilibrio.
Etapa tres: Deterioro del equilibrio. Enfermedad leve a moderada. Independiente físicamente.
Etapa cuatro: Incapacidad grave, pero aún es capaz de caminar o estar de pie sin ayuda.
Etapa cinco: En silla de ruedas o en la cama a menos que reciba ayuda.

La expectativa de vida de una persona con la enfermedad de Parkinson es usualmente equiparable a la de un individuo que no padece la enfermedad.

Como siempre, la detección y atención tempranas son la piedra de toque para un mejor pronóstico del curso de la enfermedad. Cuanto más tardíamente se diagnostique más difícil será su tratamiento, ya que algunos fármacos no responden con la misma eficacia, pudiéndose desarrollar adicionalmente, problemas y padecimientos asociados como la neumonía, asfixia y caídas.

El tema de la enfermedad de Parkinson es tan apasionante como extenso, lo que nos impide abordarlo con toda la profundidad deseada.

Este artículo es nuestra colaboración divulgativa por el Día Mundial de la enfermedad de Parkinson, esperando que como siempre, la información, la educación y la prevención eviten el desarrollo irrestricto de las enfermedades y sus consecuencias.

Fuentes:

NEUROPSYCHIATRY CLASSICS. An Essay on the Shaking Palsy. James Parkinson, Member of the Royal College of Surgeons.

National Institute of Neurological Disorders and Stroke. Enfermedad de Parkinson: Esperanza en la investigación.

Federación Española Parkinson. Empeñados por el Parkinson.

Gaceta Digital UNAM. EN MÉXICO, ALTA INCIDENCIA DE PARKINSON EN MENORES DE 40 AÑOS.

Consulta de neurología. escala de Hoehn y Yahr.

Wikipedia. Dopamina.