Parece razonable considerar que la humanidad, o al menos una parte de ella, se encuentra parada de frente, y en la mayoría de los casos de espalda y apartada del gran número de los cambios, desafíos y hallazgos que cambiarán el rumbo de la vida en este planeta y la de todos los seres vivos que en él habitamos.

El acelerado desarrollo e implementación de los procesos de bioimpresión 3D, a través de los que se han desarrollado y fabricado órganos y partes anatómicas humanas funcionales, entre las que destacan: huesos, dientes, piel, riñones, ovarios y corazón (este último en proceso experimental), por mencionar algunos de ellos; el diseño de nuevos métodos para el diagnóstico temprano de múltiples enfermedades, como el VIH/SIDA, los cánceres de mama, cérvico-uterino y de piel, entre otros; el desarrollo de técnicas de manipulación genética cada vez más simples y precisas que harán posible el desarrollo de terapias médicas personalizadas o grupales, o la eliminación del posible desarrollo de enfermedades potenciales inscritas en nuestro ADN; así como la posibilidad de extender el número y la calidad de los años de vida estándar, no solamente plantean incógnitas y retos tecnológicos, si no algo más profundo y significativo: cuestionamientos éticos y morales que guíen con certeza y justicia los maravillosos descubrimientos que estamos viviendo y los que están por venir.

En un mundo en el que las naciones avanzan de manera tan dispareja en la gestión de los modelos de desarrollo social, en los que se privilegian posiciones políticas y resultados financieros, pareciera quedar poco espacio para las consideraciones que impulsen la igualdad entre los seres humanos y el alcance de un estado de bienestar global más allá de los meros intereses del poder.

En un estudio recientemente publicado por la Organización OXFAM internacional se evidencia que para eliminar la desnutrición infantil solamente se requieren 0.6 centavos de dólar diarios para proporcionar a un niño los seis micronutrientes esenciales para evitarla; sin embargo, algunas naciones destinan inmensas sumas en armas.

Hace algunos meses publicamos en códigoF un artículo que daba cuenta de un estudio publicado en la revista The Lancet, en la que un equipo formado por una treintena de especialistas de la Universidad de Columbia, el King’s College de Londres, la Escuela de Salud Pública de Harvard, el Hospital Universitario de Lausana, Suiza y el Imperial College de Londres, entre otros, demostraba científicamente que la pobreza es un factor de riesgo mucho más relevante como causa de muerte prematura, que los factores reconocidos por la Organización Mundial de Salud (OMS), lo que no es nada sorprendente; los pobres tienen una calidad de vida ínfima y viven menos años.

«El bajo nivel socioeconómico es uno de los indicadores más fuertes de la morbilidad y mortalidad prematura en todo el mundo. Sin embargo, las estrategias de salud global no consideran las circunstancias socioeconómicas pobres como factores de riesgo modificables». Autores del estudio publicado en The Lancet

Si aún en los países de altos ingresos existen personas en condiciones de desamparo y con acceso limitado a todos los bienes y servicios necesarios (incluidos los sanitarios) para tener una vida de calidad, no es difícil determinar lo que ocurre en los países de medianos y bajos ingresos, en los que el acceso a los mismos está limitado (o, en la práctica, negado) para los sectores sociales más desfavorecidos y los grupos más desprotegidos, como son los indígenas, las niñas y las mujeres.

No cabe duda de que son encomiables y sorprendentes los esfuerzos y logros alcanzados por investigadores y empresas en la búsqueda de nuevos fármacos para el abordaje exitoso de enfermedades cuyo tratamiento es insuficiente o inexistente. Pareciera que el desarrollo de la medicina genómica es la próxima frontera del conocimiento humano que será rebasada por una humanidad que tiene la misma capacidad para generar destrucción como crear bienestar y vida.

Es por lo tanto un tema urgente que la sociedad, las empresas y los gobiernos se planteen la impostergable necesidad de desarrollar políticas sociales de largo alcance y cumplir sus metas, a fin de impulsar una mejor calidad de vida para un mayor número de personas, en el menor tiempo posible.

Los países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) plantean en los Objetivos de Desarrollo Sostenible una serie de metas que deberíamos alcanzar a más tardar para el año 2030, y que contemplan las acciones necesarias para ello, pero que no todas las naciones se preocupan por realizar.

Sin embargo, nada nos puede obligar a actuar con rectitud, justicia, empatía y equidad si no privilegiamos como estandartes la educación y la clara conciencia de que no se puede financiar la riqueza de unos cuantos con la miseria de muchos.

De nada servirán los sistemas y las NOMS anticorrupción si no somos capaces de cambiar, aunque esto último suene, parezca o sea utópico.

Utopía:

Del lat. mod. Utopia, isla imaginaria con un sistema político, social y legal perfecto, descrita por Tomás Moro en 1516, y éste del gr. οὐ ou ‘no’, τόπος tópos ‘lugar’ y el lat. -ia ‘-ia’.

  1. f. Plan, proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen de muy difícil realización.
  2. f. Representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano.

Diccionario de la Real Academia Española

De acuerdo con las cifras proporcionadas por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en el documento “Medición de la pobreza en México”, basado en la información obtenida por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)  en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) y del Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS), se muestra que en nuestro país el número de personas que en 2014 (año del estudio) se encontraban en situación de pobreza y pobreza extrema representaban a más de la mitad (53.28%) de los ciudadanos mexicanos, lo que es moral y financieramente insostenible.

En el Informe del Foro sobre Inversión en Salud de la Cumbre Mundial sobre Innovación para la Salud 2016, realizado en Doha, Qatar, del 20 al 29 del 2016, de la WISH (World Innovation Summit for Health), se plantea el riesgo que implicaría restar recursos destinados a la salud para utilizarlos en otras áreas, lo que destruiría los logros sanitarios alcanzados durante años de inversión y esfuerzo constantes. La recomendación para quienes elaboran las políticas es “no ser complacientes” y no recortar los recursos asignados al sector salud, si no incrementarlos, lo que permitiría, además de mantener las metas alcanzadas, hacer frente a las crecientes necesidades de atención de enfermedades no transmisibles (ENT) emergentes y alcanzar en el menor lapso posible la cobertura universal de salud (CUS).

Por otra parte, debemos luchar por erradicar de nuestra vida diaria una de las enfermedades más ferozmente arraigadas y de mayor prevalencia en la humanidad; la corrupción, representada por las acciones deshonestas más pequeñas y aparentemente insignificantes, hasta las realizadas por los líderes que, en lugar de encabezar una cruzada contra la deshonestidad, la solapan y se enriquecen con ella.

En nosotros está el poder para cambiar personalmente e impulsar los cambios que nuestra sociedad requiere, sin dejar a nadie olvidado.

Fuentes:

The Lancet.
Socioeconomic status and the 25 × 25 risk factors as determinants of premature mortality: a multicohort study and meta-analysis of 1·7 million men and women

The Lancet.
Social rank: a risk factor whose time has come?

Institute for Health Metrics and Evaluation.
About GBD.

Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
CONEVAL. Medición de la pobreza en México y en las entidades federativas 2014.

Expansión.
Datos Macro. México-Población.

World Innovation Summit for Health
About WISH

Salud Pública de México. Invirtiendo en salud: el argumento económico. Informe del Foro sobre Inversión en Salud de la Cumbre Mundial sobre Innovación para la Salud 2016. | Vol. 59, no. 3, mayo-junio de 2017-06-08.

Organización Mundial de la Salud. Atención primaria de salud.