No hay duda que los seres humanos somos tan diversos como complejos y potencialmente solidarios, heroicos, empáticos, geniales y creativos, por mencionar algunas de nuestras cualidades.

Es la diversidad de pensamientos, culturas, creencias y visiones las que enriquecen el tejido social e impulsan con energía irrefrenable los cambios intelectuales, científicos, políticos y sociales, sin embargo, esta diversidad también tiene un lado menos brillante y se manifiesta en desórdenes psicológicos que impiden a quienes los padecen desarrollarse e integrarse plenamente a su entorno, condenandolos a la segregación.

Entre los desórdenes más peculiares está el síndrome de acumulación compulsiva, síndrome del acaparador compulsivo, trastorno por acumulación o disposofobia.

Las personas que presentan este trastorno psicológico desarrollan un apremio obsesivo compulsivo por acumular objetos, siendo incapaces para deshacerse de lo acaparado, inclusive, si aparentemente no tiene ningún valor, presenta algún peligro o es insalubre.

Los objetos acumulados puede llegar a ser tantos y tan variados, que además de ser un peligro latente, llegan a impedir el libre tránsito en el hogar, interfiriendo con las actividades cotidianas elementales, como cocinar, limpiar, descansar, dormir y utilizar las instalaciones sanitarias.

La disposofobia provoca tal apego a lo acumulado, independientemente de su valor, que las personas afectadas por este síndrome se alteran si otros tocan sus cosas, padeciendo intensos episodios de ansiedad ante la pura idea de tener que desechar o separarse de ellas.

Enmarcados en el mismo síndrome, los especialistas distinguen los siguientes niveles o tipos de acumulación:

Nivel Uno (Tipo 1). El hogar es limpio, habitable y la acumulación no es excesiva; se encuentra contenida en un ambiente; olores ocasionales que emanan de los objetos acumulados y evidencia ligera de plagas; todas las puertas y escaleras de la casa son accesibles.

Nivel Dos (Tipo 2). El desorden y acumulación se extiende a dos o más ambientes; uno o más electrodomésticos no funcionan; hay menos limpieza y se presentan olores desagradables ligeros; se ve moho de ligero a medio en cocinas, baños y sobre las superficies de preparación de alimentos; en el caso de que el afectado guste de las mascotas, entonces habrá olores provenientes de los animales, evidencias de heces y orina.

Nivel Tres (Tipo 3). El desorden y la acumulación se extiende de piso a techo, incluyendo espacios al aire libre; si hay animales en el hogar, la higiene de éstos será descuidada y se encontrarán heces, orina y una clara evidencia de poca higiene general; olores desagradables por toda la casa; el desorden interior bloquea acceso a ventanas y puertas; el dormitorio y baño no son totalmente utilizables para su propósito original.

Nivel Cuatro (Tipo 4). La acumulación se extiende a través de la residencia; se presentan daños por falta de mantenimiento como fugas o ventanas rotas; baños, dormitorios y cocina inutilizables; infestaciones de plagas; alimentos en descomposición; moho y hongos en varios lugares de la residencia; en el caso de contar con mascotas, se encontrarán en condiciones insalubres.

Nivel Cinco (Tipo 5). La acumulación y la desatención personal llevan a un caos tal como el habitar sin servicios básicos; puede llegar a haber heces humanas; las mascotas representan un peligro sanitario; hay daños estructurales en la residencia; algunas personas deben dejar su vivienda pues ya no queda espacio para ellos.

Es importante anotar que la disposofobia aparentemente no involucra los mismos mecanismos neurológicos que muchas formas comunes del TOC y tampoco responde a las mismos fármacos que se centran en la inhibición selectiva de la recaptación de la serotonina. Nota: Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o (ISRS) son una clase de fármacos indicados en el tratamiento de cuadros depresivos, trastornos de ansiedad, y algunos trastornos de personalidad.

Es posible que el síndrome de acumulación oculte otros desórdenes, como el trastorno del control de impulsos ( la característica fundamental de este tipo de trastornos es el fracaso en resistir la tentación de llevar a cabo un acto que es perjudicial para uno mismo o para los demás). Sin embargo algunas personas que muestran un comportamiento típico de acaparador compulsivo no muestran signos normalmente asociadas con los otros padecimientos, aunque algunos pacientes diagnosticados con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) presentan también una tendencia hacia el acaparamiento.

¿Qué alternativas existen para la atención de la disposofobia?

Intervenciones psico-farmacéuticas

Los Trastornos Obsesivo Compulsivos se tratan con varios antidepresivos, como el grupo de antidepresivos tricíclicos clomipramina y las familias de los ISRS, paroxetina, fluoxetina, fluvoxamina, sertralina y citalopram. Los síntomas de estos trastornos pueden ser tratados con los fármacos existentes, pero desgraciadamente no pueden ser curados, varios de estos compuestos han tenido éxito terapéutico con pacientes acaparadores con trastorno obsesivo-compulsivo.

Intervenciones terapéuticas

La terapia cognitiva conductual (TCC) es un tratamiento frecuentemente utilizado en pacientes acaparadores compulsivos. Esta modalidad de tratamiento generalmente involucra medidas de exposición y prevención de la respuesta a situaciones que pueden causar ansiedad y reestructuración cognoscitiva de las ideas que relaciona el acaparamiento. Diversos estudios han mostrado que ciertas terapias son más efectivas que otras. Las terapias que se enfocan en la motivación del paciente, su organización, reestructuración del desorden y terminación del desorden doméstico actual han mostrado resultados prometedores. Este tipo de terapia requiere del tratamiento en casa junto con el terapeuta y que, si se combina con actividades que el paciente realiza solo, puede proporcionar mejores resultados.

Los hermanos Collyer, un caso histórico de acumulación compulsiva.

Entre los casos de acumuladores compulsivos más famosos está el de los hermanos norteamericanos Homer y Langley Collyer, quienes nacieron y vivieron en Nueva York  desde finales del siglo XIX hasta mediados de la década de 1940. Los Collyer recibieron formación universitaria (derecho e ingeniería), pero no se les conoció ocupación productiva alguna durante su vida, viviendo toda su vida de la herencia recibida de sus padres.

Los hermanos Collyer llegaron a acumular la sorprendente cifra de 200 toneladas aproximadas de múltiples objetos y materiales en el interior de su casa de 4 pisos en el cruce entre la  Quinta Avenida y la calle 128 en Harlem, Manhattan, EE. UU., en la época en la que era una zona residencial de raza blanca.

Cuando la policía fracasó al tratar de acceder a la vivienda por puertas y ventanas para buscar a Homer y Langley, el 21 de marzo de 1947, respondiendo al aviso de los vecinos que llevaban varios días sin ver a los hermanos y percibir un hedor funesto, solicitaron el apoyo del cuerpo de bomberos de Nueva York. Los bomberos intentaron infructuosamente entrar por las vías naturales de la vivienda, encontrándose en cada una de ellas murallas infranqueables de periódicos y múltiples objetos punzo cortantes, por lo que hicieron un agujero en el techo para introducirse en el inmueble. Finalmente, y después de seis horas de arduo trabajo y peligros atravesando angostos pasadizos y evadiendo trampas entre todo tipo de objetos, encontraron el cuerpo sin vida de Homer, sentado en una silla, muerto por inanición un par de días antes. Lo más fantástico es que a pesar de las decenas de bomberos y policías involucrados en la búsqueda no se localizó el cuerpo de Langley hasta 18 días después, el 8 de abril de 1947, sepultado a escasos metros de Homer por una montaña de objetos, mientras llevaba de comer a su hermano ciego y paralítico.

El inventario parcial de los objetos encontrados en la vivienda de los hermanos Collyer incluyó catorce pianos (verticales y de cola); el Ford T de su padre que utilizaban para generar corriente eléctrica; una máquina de rayos X; todas las ediciones de los periódicos impresos en la Ciudad de Nueva York durante 3 décadas y media (aproximadamente 190 mil ejemplares); rastrillos; paraguas; bicicletas; carriolas; cajas y cofres; armas; lámparas, juegos de bolos; maniquíes; bustos de yeso; retratos al óleo; una estufa de queroseno; 25 mil libros, frascos con vísceras humanas preservadas; cientos de metros de diferentes tipos de telas; alfombras y tapices; cuadros; relojes; una quijada de caballo; diversos instrumentos musicales, entre los que se encontraban un clavicordio, dos órganos, cinco violines; partituras en Braille; cajas de música; instrumental clínico, quirúrgico; trenes y aviones de juguete.

Por: Manuel García Rodríguez.

Fuentes:

Wikipedia.
Síndrome de acaparador compulsivo.

Wikipedia.
Inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina.

Wikipedia.
Trastorno obsesivo-compulsivo.

Wikipedia.
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Wikipedia.
Hermanos Collyer.

El País Semanal.
Enterrados por la basura. Eduardo Lago. 22 de noviembre del 2009.