Según estimaciones de la Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (FFOMC) de España y considerando únicamente los síntomas nocturnos, como la dificultad para iniciar o permanecer dormido, cerca de un tercio de la población mundial sufre insomnio. Ahora bien, si en esta ponderación incluimos también la afectación diurna del insomnio, la cifra baja hasta el 10%.
Sin embargo, hablando en números redondos, los especialistas españoles en esta materia concluyen que el síndrome clínico completo de insomnio crónico lo padece entre un 6% y un 10% de la población mundial, cifra capaz de desvelar a cualquiera.
“El insomnio crónico se caracteriza por quejas en inicio o en el mantenimiento del sueño, con síntomas asociados durante el día y cuando estas dificultades con el sueño suceden más de tres veces por semana y al menos durante tres meses. El insomnio crónico puede ocurrir aisladamente o como una condición comórbida con una alteración mental, enfermedad medica o uso de sustancias”.
Es tan importante el número de personas que padecen insomnio, tan serias las afectaciones en su calidad de vida y seguridad en el desempeño de sus actividades laborales, que dos grupos independientes de investigadores se abocaron a la tarea de determinar las causas de este desorden, encontrando que el insomnio tiene una causa genética subyacente, en la que intervienen alrededor entre 236 y 500 genes, según el protocolo de investigación.
Ambos estudios se publicaron el pasado 25 de enero en la revista Nature Genetics, alcanzando conclusiones similares.
En el primero de ellos, titulado: “Genome-wide analysis of insomnia in 1,331,010 individuals identifies new risk loci and functional pathways”, los investigadores compararon el genoma de 1 millón 331,010 personas, de las que aproximadamente un tercio declararon tener problemas de insomnio. Gracias al análisis realizado, los investigadores identificaron más de 500 genes que intervienen en este problema.
«Es un resultado importante ya que siempre buscábamos las causas del insomnio en los circuitos cerebrales que regulan el sueño. Debemos cambiar y poner el foco en los circuitos que regulan la emoción, el estrés y la tensión». Eus Van Someren. Coautor del estudio «Genome-wide analysis of insomnia in 1,331,010 individuals identifies new risk loci and functional pathways».
En el segundo estudio: “Biological and clinical insights from genetics of insomnia symptoms”, los científicos analizaron la información de 450 mil ciudadanos británicos, identificando al menos 236 genes asociados a esta condición.
“El insomnio es el segundo trastorno mental más prevalente. Un tercio de la población general reporta quejas de insomnio. Los criterios diagnósticos para el trastorno de insomnio, es decir, las dificultades para iniciar o mantener el sueño con las quejas del día que lo acompañan al menos tres veces a la semana, durante al menos tres meses, que no pueden atribuirse a circunstancias inadecuadas para el sueño, se cumplen con el 10% de los individuos, y hasta un tercio de los individuos de edad avanzada. El insomnio contribuye significativamente al riesgo y la gravedad de los trastornos cardiovasculares, metabólicos, del estado de ánimo y neurodegenerativos”.
Para la realización de los análisis los investigadores utilizaron una novedosa técnica llamada “Aleatorización mendeliana”, la que utiliza diversas variantes genéticas para determinar si la asociación observada entre un factor de riesgo y un resultado son consistentes con un efecto causal. La técnica se basa en la variedad aleatoria natural de las variantes genéticas durante la meiosis (proceso de división celular, propio de las células reproductoras, en el que se reduce a la mitad el número de cromosomas), lo que produce una distribución aleatoria de variantes genéticas en una población.
Para concluir esta nota, les comentamos que la doctora Richa Saxena, autora senior del estudio “Biological and clinical insights from genetics of insomnia symptoms” y miembro del Centro de Medicina Genómica y del Departamento de Anestesia, Cuidados Críticos y Medicina del Dolor del Hospital General de Massachusetts, Boston; de la Escuela de Medicina de Harvard, Boston, y del Instituto Broad, Cambridge, todos en los EE.UU., comentó: “Ahora resta un duro trabajo para averiguar cómo los cambios en los genes nos llevan al insomnio. Esto requiere estudios en células humanas, ratones, moscas de la fruta, pez cebra y otros organismos modelo. Además, son indispensables estudios detallados que definan con mayor precisión los vínculos causales entre el insomnio y los resultados clínicos”.
Los insomnes esperan desvelados que estos estudios alcancen en el menor tiempo posible aplicaciones prácticas para resolver esta condición.
Fuentes:
Sociedad Española del Sueño. Pautas de actuación y seguimiento. Definición y prevalencia. Página 21
Sociedad Española del Sueño. Pautas de actuación y seguimiento. Insomnio crónico. Páginas 19 y 20
Nature Genetics.
Genome-wide analysis of insomnia in 1,331,010 individuals identifies new risk loci and functional pathways.
Nature Genetics.
Biological and clinical insights from genetics of insomnia symptoms.