Desde hace algunos años se habla con cierta frecuencia sobre el Déficit de Hormona de Crecimiento y el impacto inmediato sobre la baja estatura de los niños que la padecen, aunque su escasa o nula producción en la edad adulta también interactúa negativamente con la salud de quienes presentan esta condición.

La hormona de crecimiento o GH (por sus siglas en inglés “Growth Hormone”) o somatropina, es un polipéptido producido por la glándula pituitaria o hipófisis, ubicada en la base del cerebro y cuyas funciones son las de estimular el metabolismo de crecimiento del cuerpo, la reproducción celular, incrementar la estatura en la infancia (crecimiento lineal), aumentar la masa muscular y disminuir el volumen de grasa corporal. Por otra parte, la GH también participa en el control del metabolismo corporal, proceso por el que las células transforman la comida en energía y produce diversas sustancias que nuestro organismo requiere.

Ya que la HG está íntimamente relacionada con el crecimiento en la infancia, muchas personas creen que su carencia o insuficiente producción en la edad adulta no tiene importancia, lo que los médicos especialistas saben que es un error.

Las personas que presentan déficit en la producción de la hormona de crecimiento, más allá de tener baja estatura, generalmente sufren afectaciones negativas en su desarrollo neurológico, incrementándose, por otra parte, los factores de riesgo cardiovascular precoz.

Adicionalmente, este déficit, del que generalmente es imposible determinar la o las causas que lo originan, está íntimamente relacionada en la edad adulta con el franco incremento de la morbilidad (proporción de seres vivos que se enferman en un sitio y tiempo determinados) y la mortalidad, el aumento de grasa corporal, el desarrollo de perfiles anormales de lípidos en suero, reducida capacidad de ejercicio, disminución de la densidad mineral ósea, pobre sensibilidad a la insulina, disminución del bienestar psicológico y mortalidad prematura, como consecuencia del elevado riesgo asociado para desarrollar alguna enfermedad cardiovascular.

En términos generales podemos decir que diagnosticar el déficit de GH en la infancia es mucho más sencillo (y evidente por el crecimiento insuficiente) que en la edad adulta, aunque es importante considerar que alrededor del 20% de los adultos que lo padecen, fueron diagnosticados desde la infancia.

El déficit aislado  de hormona de crecimiento (en el que no están implicadas otras hormonas) se clasifica en cuatro grupos, los que se diferencian por la gravedad de la condición, el gen implicado y el patrón hereditario.

  • Déficit aislado de hormona de crecimiento tipo IA: Es causado por la ausencia de la GH y es el más grave de todos los tipos. La falta de crecimiento se nota en los bebes, que son muy pequeños al nacer. Se hereda de forma autosómica recesiva. Cuando se tratan con hormona de crecimiento muchas veces se forman anticuerpos contra la misma.
  • Déficit aislado de hormona de crecimiento tipo IB: Hay niveles muy bajos de GH. Se caracteriza por baja estatura (que por lo general no es tan grave como en el tipo IA), lo que se nota al inicio y mediado de la infancia (antes de los 2 años). Se hereda de forma autosómica recesiva. Responden bien al tratamiento con GH.
  • Déficit aislado de hormona de crecimiento tipo II: Hay muy bajos niveles de GH y baja estatura que se evidencia al principio y mediados de la infancia. Se cree que casi la mitad de los individuos con el tipo II tiene el subdesarrollo de la glándula pituitaria (hipoplasia pituitaria). Se hereda de forma autosómica dominante (significa que a un individuo le basta recibir el alelo anormal de uno de los padres para heredar la enfermedad), o aparecer sin antecedentes familiares.
  • Déficit aislado de hormona de crecimiento tipo III: Es parecida a la de tipo II, presentando también niveles muy bajos de GH y baja estatura, la que varía en gravedad. Se identifica al inicio y mediados de la infancia. Las personas con tipo III también pueden tener un sistema inmunológico debilitado y son propensas a infecciones frecuentes. Se producen muy pocos glóbulos blancos especializados, esenciales para proteger el cuerpo contra las infecciones. Se hereda de forma recesiva ligada al cromosoma X.

Por otra parte, la presencia de este déficit en adultos que no lo padecieron desde la infancia, puede estar relacionado con la presencia de tumores, traumatismos craneoencefálicos, enfermedades granulomatosas en el área del hipotálamo-hipofisaria, cirugías craneales y radioterapia, aunque en esta etapa la insuficiente producción de GH puede presentarse como insuficiencia hormonal múltiple, a diferencia de lo que ocurre en la niñez.

El tratamiento estándar para el déficit de hormona de crecimiento es relativamente sencillo, aunque requiere gran perseverancia y soporte económico, ya que su producción deficitaria se solventa con inyecciones diarias (subcutáneas o intramusculares) de hormona de crecimiento humana sintética, producida por con tecnología ADN recombinante, durante años, lo que produce efectos benéficos en niños y adultos.

La administración de la GH en niños diagnosticados con esta deficiencia promueve, además de un mayor crecimiento potencial, la disminución de los factores de riesgo cardiovascular precoz. Por otra parte, la terapia de sustitución de  GH en los adultos, induce cambios favorables en los índices metabólicos y mejora la composición corporal, la densidad ósea y la remodelación, el rendimiento físico, cardíaco y la calidad de vida en general.

Fuentes:

The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.
Hormona de crecimiento: Uso y abuso.

National Center for Advancing Translational Sciences.
Déficit aislado de hormona de crecimiento.

Wikipedia.
Deficiencia de la hormona de crecimiento.