En un accidente cerebrovascular, cada minuto cuenta. El tratamiento oportuno y preciso puede reducir las posibilidades de muerte y, en caso de supervivencia, el daño cerebral.
Es innegable que el ictus, o derrame cerebral, es actualmente un serio problema de salud que debe ser atendido sin demora, para impedir que, como lo vaticina un estudio publicado el pasado 9 de octubre del presente año en la prestigiosa revista THE LANCET Neurology, para el 2050, en poco más de 25 años, la afección acabe con la vida de casi 10 millones de personas, particularmente de las que viven en países de ingresos bajos y medios, los que adolecen de los recursos necesarios para enfrentar con éxito este tipo de contingencia.
El ictus es la interrupción de la circulación de sangre que llega al cerebro ocasionada por la rotura o taponamiento de un vaso sanguíneo, impidiendo la correcta oxigenación de las células nerviosas afectadas, y su muerte.
“El término ictus, del latín golpe, se utiliza para describir las consecuencias de la interrupción súbita del flujo sanguíneo a una parte del cerebro (isquemia cerebral, en el 85% de los casos) o de la rotura de una arteria o vena cerebral (hemorragia cerebral, en el 15% de los casos). Cuando la sangre no llega de una manera adecuada, la función de la parte del cerebro que ha quedado afectada se puede alterar de forma transitoria o permanente. De forma coloquial el ictus también se conoce como derrame cerebral, embolia, trombosis o apoplejía.”
Es lamentable tener que reconocer que, si bien es cierto que la incidencia del ictus seguirá creciendo a nivel global, serán los países de bajos y medios ingresos en los que la afección crecerá de manera acelerada, pasando de los 5.7 millones de casos en 2020, a 8.8 millones en 2050, mientras que en los países de ingresos altos las cifras se mantendrán estables.
Mientras que los países de bajos y medianos ingresos acumularán el 91% de los casos de ictus, los países desarrollados acusarán el resto, una desproporción brutal, pero cierta.
La importancia central de la investigación publicada con el título: “Pragmatic solutions to reduce the global burden of stroke: a World Stroke Organization–Lancet Neurology Commission”, es que esto puede ser evitado, o al menos disminuido, si los países toman las acciones necesarias, y destinan los recursos humanos y materiales suficientes, para incrementar el número, calidad y oportunidad de las intervenciones que eviten la muerte de quienes llegan a una instalación nosocomial con un cuadro de ictus, que debe ser atendido inmediatamente.
¿Qué síntomas anticipan la ocurrencia de un accidente cerebro vascular?
- adormecimiento repentino o debilidad de la cara, brazos o piernas, especialmente de un lado del cuerpo
- confusión repentina, dificultad para hablar o para entender la comunicación oral
- problemas repentinos para ver en uno o ambos ojos
- dificultades repentinas para caminar, sufrir mareos, pérdida de equilibrio o coordinación
- dolor de cabeza intenso repentino sin causa conocida
Nueve acciones para reducir los riesgos de sufrir un ictus:
- mantener una tensión arterial correcta
- dejar de fumar
- estar en el peso adecuado
- llevar una dieta sana
- moderar el consumo de alcohol
- evitar el estrés o aprender a liberarlo sanamente
- vigilar los niveles de colesterol
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF
Fuentes:
THE LANCET Neurology. (9 de octubre de 2023).
Pragmatic solutions to reduce the global burden of stroke: a World Stroke Organization–Lancet Neurology Commission
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. (23 de marzo de 2023).
Signos y síntomas del accidente cerebrovascular
Clinic Barcelona. (27 de diciembre de 2022).
¿Qué es un Ictus?