Entre el 2014 y el 2017, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) otorgó a sus derechohabientes 130 mil consultas para el tratamiento de la forma más común del lupus, denominado eritematoso sistémico (LES).
Es importante anotar que aunque esta enfermedad autoinmune no tiene actualmente cura, el diagnóstico oportuno y el tratamiento específico mejoran la calidad y expectativa de vida de quienes la padecen, permitiéndoles llevar una vida razonablemente normal.
“Conocido como el gran imitador, el lupus es una enfermedad que ocasiona diversos síntomas, que van desde pérdida de peso y fatiga inexplicable, hasta daño en corazón, pulmones y riñones, pudiendo ser mortal sin un diagnóstico certero”.
De acuerdo con lo expresado por la doctora Rocío Catana Hernández, especialista adscrita al Servicio de Reumatología del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI, una persona puede sospechar de padecer lupus si sufre dolores en las articulaciones durante varias semanas, que no remiten ni mejoran al recibir tratamiento; fiebre elevada sin causa aparente; cansancio y pérdida de peso (no relacionados con la realización de actividades diarias); manchas en la piel que empeoran con la exposición al sol (fotosensibilidad) y un descenso importante de glóbulos blancos, rojos o de plaquetas, dato que se obtiene a través de análisis de sangre.
La prevalencia de este padecimiento en México es de 20 personas por cada 100 mil habitantes, y aunque, como lo mencionamos previamente, no tiene cura, su diagnóstico temprano y tratamiento con fármacos específicos mejoran el pronóstico de la enfermedad.