El sarampión registra el mayor número de casos de los últimos 23 años a nivel global.

En México, las tasas de vacunación, consideradas hace años ejemplares, están seriamente mermadas, a pesar de ser una de las intervenciones de salud pública más rentables

Sobre todo para quienes el tema de los asuntos sanitarios es de sumo interés o incluso área de trabajo, no es ninguna novedad saber el enorme impacto negativo que los movimientos antivacunas han generado en un amplio sector de la población, así como el debilitamiento de las acciones de atención primaria y de las acciones vacunales que la pandemia de COVID-19, motivos por los que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), serán inalcanzables prácticamente todas las metas planteadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS).

En el tema particular del sarampión, la OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés), revelaron que la mortalidad a nivel global por causa de esta enfermedad se incrementó en un 50% de 2016 a 2019, cobrándose la vida de 207 500 personas tan sólo el año pasado.

“Los casos de sarampión en todo el mundo aumentaron a 869 770 en 2019, el mayor número notificado desde 1996, y estos aumentos se produjeron en todas las regiones de la OMS. Las muertes por sarampión a nivel mundial aumentaron casi un 50% desde 2016, y se estima que sólo en 2019 la enfermedad se cobrará 207 500 vidas”. Organización Mundial de la Salud.

Esta información es lamentable por sí misma, pero aún más después de saber que de 2010 a 2016 se había alcanzado un progreso constante en la disminución de los casos de sarampión, los que empezaron a crecer de manera incontrolable, como consecuencia directa de la disminución de niños vacunados oportunamente con las dos dosis de vacunas contra el sarampión (MCV1 y MCV2, primera y segunda dosis respectivamente).

Al respecto, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, comentó: “Sabemos cómo prevenir los brotes y las muertes por sarampión. Estos datos envían un mensaje claro: que no estamos protegiendo a los niños contra el sarampión en todas las regiones del mundo. Debemos trabajar colectivamente para apoyar a los países y comprometer a las comunidades para que lleguen a todos con la vacuna contra el sarampión en todas partes, y pongan fin a este virus mortal”.

La OMS informa que la cobertura alcanzada para la MCV1 se ha estancado a nivel mundial entre el 84 y el 85% durante más de un decenio, y aunque la cobertura de la MCV2 (segunda dosis de la vacuna) ha ido aumentando constantemente, ahora se encuentra en el 71%, muy por debajo del 95% (o más) de inoculación necesaria para ambas dosis.

Por otra parte, y refiriéndose a la suspensión de las acciones vacunales y otros servicios de atención primaria de la salud como consecuencia de la pandemia de COVID-19, Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF: “Antes de que se produjera la crisis de coronavirus, el mundo ya estaba enfrentándose a una crisis de sarampión, que aún no ha desaparecido. Aunque los sistemas de salud están sometidos a la presión de la pandemia de COVID-19, no debemos permitir que nuestra lucha contra una enfermedad mortal se produzca a expensas de nuestra lucha contra otra. Esto conlleva asegurarnos de que disponemos de los recursos necesarios para continuar las campañas de inmunización para todas las enfermedades que se pueden evitar mediante vacunas, incluso cuando nos enfrentamos a la creciente pandemia de COVID-19”.

¿Cuál es la situación actual en México de las acciones de vacunación?

Nuestro país, que fuera reconocido ampliamente por la consistencia, solidez y logros alcanzados por sus cíclicas campañas de vacunación llevadas a cabo año con año, ha visto decaer el número disponible de dosis de las diferentes vacunas, así como la falta de voluntad política para dar continuidad y alcance de las acciones vacunales a nivel nacional, desprotegiendo a un número creciente de infantes, adolescentes y adultos en contra enfermedades que son prevenibles.

“La cobertura adecuada de vacunación contribuye a disminuir las inequidades sociales ya que reduce la mortalidad y morbilidad debidas a enfermedades infecciosas que tienden a afectar en mayor proporción a los niños, en especial a los niños de las familias más pobres”. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19.

Al respecto, vale la pena anotar que la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19 (Ensanut), consigna que al ser cuestionadas, el 97.2% de las madres o cuidadores de niños menores de cinco años, aseguraron tener la Cartilla Nacional de Vacunación -CNV- (único documento oficial con registro de las vacunas aplicadas), pero solamente el 49.1% de las mismas encuestadas pudieron mostrarla. La posibilidad de presentar la CNV disminuyó con la mayor edad de los niños: 53% en los menores de un año, y 45.8% en los niños de cuatro años, lo que permite asumir que realmente no habían sido vacunados, o que el esquema de protección vacunal no estaba completo.

Adicionalmente, la Ensanut 2018-19 también documentó una marcada tendencia a la baja en el cumplimiento de los esquemas de vacunación para adolescentes, inferido por la carencia de un documento oficial que probara fehacientemente que hubieran sido oportunamente inmunizados, lo que disminuye la certidumbre de las coberturas de vacunación en este grupo etario. Para poner en contexto la anterior afirmación, les comentamos que el porcentaje de adolescentes que mostraron la Cartilla Nacional de Salud (CNS) o la CNV, en la Ensanut 2018-19 fue de 16.3%, aproximadamente la mitad de los resultados consignados en la Ensanut 2012 (32.8%).

“La cobertura más elevada por tipo de vacuna para la edad correspondió a BCG, seguida de la de hepatitis B y la de neumococo. El resto de las vacunas presentaron coberturas inferiores a 70%. La cobertura de esquema de tres vacunas fue también inferior a 70% e inferior a 50% considerando el esquema completo de cinco vacunas”. SCIELO.

¿Qué se está haciendo a nivel mundial para evitar una crisis sanitaria ocasionada por el sarampión y la rubéola?

La iniciativa contra el sarampión y la rubéola (M&RI por sus siglas en inglés), en la que participan activamente la Cruz Roja de los Estados Unidos, la Fundación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los CDC de los EE. UU., el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés) y la OMS, así como otros asociados mundiales enfocados en las acciones vacunales, como Gavi, la Alianza para las Vacunas, la Fundación Bill y Melinda Gates, trabajan para hacer frente a la actual crisis del sarampión, garantizando los recursos necesarios para enfrentar con éxito los retrasos actuales de inmunización a nivel global, no sólo en el caso del sarampión, sino de todas las demás vacunas.