Es probable que algunos de ustedes hayan visto la película de 1964 “Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb” o como se le conoció en nuestro país “Dr. Insólito – Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba”, protagonizada por Peter Sellers (en los papeles del Capitán Lionel Mandrake, Merkin Muffley, el Presidente de los EE. UU. y el Dr. Strangelove), producida y dirigida por Stanley Kubrick y basada en la novela “Red Alert” de Peter George.
En esta cinta, la mano derecha del Dr. Strangelove cobra vida propia tratando de estrangular a su propietario el que tiene que defenderse de su violenta extremidad.
El peculiar personaje de este largometraje tiene el síndrome de la mano ajena, donde la persona afectada es incapaz de controlar los movimientos de alguna de sus extremidades superiores, como si éstos le fueran ajenos o incluso estar poseídos.
Vale la pena comentar que a este desorden neurológico también se le conoce como “síndrome de la mano extraña”, “síndrome de la mano alienígena” o “síndrome del Dr. Strangelove”, en referencia al científico alemán de la película.
Además de la película mencionada previamente, existen diversas referencias cinematográficas sobre este síndrome, entre las que también podemos mencionar la película “Mentiroso mentiroso” (Liar Liar) en la que la mano derecha de Jim Carrey le propina una paliza a su poseedor.
Las personas que padecen el síndrome de la mano extraña pueden sentir tacto en la mano afectada, pero creen que no forma parte de su cuerpo y por lo tanto no poseen control sobre sus movimientos, lo que hace que los afectados no estén conscientes de lo que su mano está haciendo, llegando, in extremis, a intentar dañar a su dueño. Es común que los pacientes con este síndrome crean que su extremidad está poseída por algún espíritu, llegando a pelear o castigar a su miembro rebelde tratando de controlarlo.
Este desorden fue descrito por primera ocasión en 1908 por el psiquiatra y neuropsicólogo alemán Kurt Goldstein, quien lo observó en pacientes que habían sido sometidos a una comisurotomía (procedimiento quirúrgico que secciona el cuerpo calloso del cerebro para impedir la comunicación entre los dos hemisferios), como resultado de algunos tipos de neurocirugías, en personas que han sufrido algún accidente cerebro vascular (ACV) infecciones, neoplasias, aneurismas y en sujetos con enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer o Creutzfeldt-Jakob.
Desgraciadamente no existe un tratamiento que cure el síndrome del Dr. Strangelove, aunque los terapeutas utilizan diferentes procedimientos de tipo ocupacional para disminuir los síntomas y ayudar a sus pacientes a mejorar su calidad de vida, la que se ve seriamente afectada.