La controversial iniciativa del biólogo Jacob Hanna se suma a la técnica de edición genética de órganos porcinos como alternativas para abatir a futuro el déficit de partes de reemplazo, planteamientos que encuentran a su paso defensores y detractores

Es probable que recuerde “La Isla”, un largometraje estrenado en nuestro país en el 2005, dirigida por Michael Bay, y protagonizada por Ewan McGregor y Scarlett Johansson, filme al que algunas personas consideran un homenaje a las películas de ciencia ficción que la precedieron, como Fahrenheit 451, THX 1138, Parts: The Clonus Horror, y Logan´s Run.

La trama de la película devela la existencia de una empresa privada de alto nivel dedicada a la creación, mantenimiento y conservación de clones humanos generados a partir de personas adineradas, para utilizarlos eventualmente como piezas de repuesto de los originales.

El caso es que esta película de ciencia ficción, género al que algunos denominan “ciencia de anticipación”, ha conseguido exactamente eso, anticiparse a la iniciativa del biólogo Jacob Hanna, miembro del departamento de Genética Molecular del Instituto Weizmann de Ciencias, en Rejovot, Israel, afiliado al Instituto Helen y Martin Kimmel para la Investigación de Células Madre y al Instituto Azrieli para la Biología de Sistemas, quien, con su equipo de trabajo, ha logrado formar estructuras similares a los embriones humanos, reprogramando células epiteliales; esto le permitió, hace poco más de un año, recrear un embrión humano de 14 días, sin utilizar para ello espermatozoides, óvulos, ni útero, lo que generó una fuerte ola de críticas.

“Somos un grupo interdisciplinario de científicos interesados en comprender la biología de las células madre embrionarias, modelar el desarrollo temprano de embriones y avanzar en plataformas de enfermedades humanas basadas en células madre. Específicamente, investigamos el proceso de reprogramación celular, en el que las células madre pluripotentes inducidas se generan a partir de células somáticas, e investigamos cómo se mantienen los diferentes estados de pluripotencia a lo largo del desarrollo en ratones, conejos, monos y humanos. En paralelo, estudiamos cómo las diferentes poblaciones de células madre cultivadas in vitro (embrionarias y extraembrionarias) pueden autoorganizarse en modelos embrioides derivados de células madre (sintéticas) (llamados SEM) de múltiples especies, y cómo se pueden utilizar para mejorar la diferenciación de las células madre en los órganos y abordar los fenómenos clave del desarrollo”. Jacob Hanna

Tal vez lo más sorprendente ante el avance aparentemente imparable de la investigación, no es que Jacob Hanna y su equipo lo hayan conseguido, sino que el científico considere no solamente viable, sino ético, crear embriones a partir de las células de una persona aquejada por un mal, para usar sus partes como repuestos, como lo anticipó el guion de “La Isla”. Al respecto, y buscando evitar potenciales controversias éticas, el investigador asegura que los embriones podrían no tener lóbulo frontal, ni corazón, para no considerarlos “vivos”.

“Queremos imitar el embrión porque es como una impresora 3D: fabrica órganos. Hemos descubierto el fenómeno de que las células madre se autoorganizan, y hemos descubierto las condiciones que permiten que el proceso se inicie. Si te aseguras de que no se adhieran, no se asfixien, y no se mueran de hambre, comienza este efecto dominó. Lo hacen ellas solas. Puede que nunca seamos capaces de recapitular esta complejidad, pero hemos tenido suerte y hemos descubierto que esto ocurre, y como desencadenarlo. Quizá algunas de las células resultantes puedan ser útiles para trasplantes”. Jacob Hanna

Lo cierto es que la visión manifestada por Jacob Hanna podrá parecer escandalosa y sin ética, sin embargo, el investigador argumenta que con ella se ayudará, a la par que con la edición genética de órganos porcinos, a paliar el grave déficit mundial de órganos para trasplante. Sin embargo, y al igual que ocurre con los órganos editados, la tecnología es, por el momento, además de experimental, altamente costosa; en caso de consolidarse, únicamente será viable para un pequeñísimo segmento de la población mundial que pueda pagarla, como ocurría en “La Isla”.

Es necesario aclarar que los embriones que potencialmente podrían crear Hanna y su equipo no serán como tal un embrión humano completo, ya que no tendrán lóbulo frontal, lo que conseguirá que no tengan cognición ni sientan dolor.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF

Fuentes:

Weizmann Institute of Science. Department of Molecular Genetics. Jacob Hanna Lab. (s.f.).
Pluripotent Stem Cell Studies & Ex Utero Embryogenesis.

Weizmann Institute of Science. Department of Molecular Genetics. Jacob Hanna Lab. (s.f.).
Ex Utero Embryogenesis: From Stem Cells to Organs.

Weizmann Institute of Science. Department of Molecular Genetics. Jacob Hanna Lab. (s.f.).
Stem-Cell-Derived Embryo Models (SEMs).

El País. (13 de junio de 2024).
Manuel Ansede. Jacob Hanna, biólogo: “Si hacer un modelo de feto humano es controvertido, lo haré sin corazón ni cerebro”.

Nature. (29 de septiembre de 2021).
The next frontier for human embryo research.

Wikipedia. (s.f.).
La Isla.