Capítulo 2. | Fortalecer la rectoría para construir un sistema de salud centrado en la persona y orientado al uso de la información.

Reseña
Esta es la reseña del segundo capítulo del estudio que recientemente publicara la OCDE en lo referente al estado que guarda el Sistema Nacional de Salud (SNS) mexicano. En este capítulo se emprende la tarea de identificar los problemas que impiden satisfacer adecuadamente las necesidades de salud de la población y sugerir las acciones que permitan superar dichos problemas, teniendo en mente el problema de la gobernanza del sistema.

Los sistemas de salud cuentan con tres funciones básicas: la de rectoría-regulación, la de prestación de servicios y la de financiamiento. De manera detallada el capítulo 2 del estudio de la OCDE aborda lo referente a la rectoría, dejando a los capítulos 3, 4 y 5, respectivamente, lo que atañe a la prestación de los servicios, el financiamiento y las compras públicas.

De acuerdo con los autores del estudio, la segmentación del SNS entre distintas aseguradoras públicas (IMSS, ISSSTE, Seguro Popular, Sistemas Estatales de Salud de México) -que genera la descoordinación de las funciones de financiamiento, compras y prestación de servicios-, es el desafío principal del mismo y la más notable limitación a una adecuada gobernanza del sistema.

Este fenómeno provoca que la gestión cotidiana de las diferentes instituciones públicas de salud por las autoridades que encabezan cada uno de los subsistemas del SNS, la efectúan “en función de acuerdos institucionales rígidos, no con base en precios, calidad o distribución óptima de su prestación”, acuerdos que responden a lógicas de hace más de siete décadas, cuando se sentaron las bases de nuestro actual sistema de salud, y a los intereses de los grupos que están organizados en torno a cada aseguradora pública de salud.

En ese sentido, el estudio recuerda la propuesta planteada hace más de una década[1] –cuando se presentó el primer estudio de la OCDE sobre nuestro sistema de salud-, consistente en transitar de su operación actual basada en un conjunto de subsistemas fusionados verticalmente (cada uno con sus propias funciones de regulación, financiamiento y prestación de servicios) a una configuración más horizontal y coordinada de las funciones de marras.

La segmentación del SNS como opera actualmente, también ha generado “deficiencias y variaciones de las competencias administrativas” en el ámbito federal y pueden ser aún más profundas en los ámbitos estatal y local, circunstancia que afecta, particularmente, el seguimiento y la evaluación de la calidad de la prestación de servicios y la consecuente satisfacción de las personas usuarias del sistema de salud.

Para hacer frente a este fenómeno, el estudio sugiere la realización de una profunda reforma al SNS, con base en un marco conceptual denominado “sistema de salud centrado en la persona”, consistente –entre otros elementos- en el establecimiento de “servicios que respondan a las necesidades de salud de la población y que rindan cuentas de sus resultados, que estén orientados a la atención primaria y hagan uso de efectivo tanto del sector público como del sector privado”.

Este marco enfatiza la relevancia de garantizar y optimizar la calidad y efectividad del SNS “por medio de directrices, estándares y monitoreo”, lo cual precisa no solo la mejora en el conocimiento y habilidades de los profesionales de la salud y personal que participa en su seno, sino que éste cuente con un sistema de medicina familiar así como de referencias y contra referencias entre las atenciones primaria y secundaria.

La mejora en la gobernanza del sistema de salud mexicano, para los autores del estudio, debe descansar primordialmente en “la calidad de la atención de la salud”, principio que todavía no alcanza a “convertirse en un valor de organización sostenido y central del sistema de salud en su conjunto “. Esto que aparenta ser una más de las observaciones técnicas o administrativas que aparecen a lo largo del capítulo, significa la mayor crítica al SNS, pues de instilar este principio institucional a lo largo y a lo ancho del sistema mexicano de salud, se derivarán las transformaciones más notables que requiere el mismo.

Los instrumentos y las políticas que sugiere el estudio se centran en desenvolver las funciones de monitoreo y mejora de la calidad en el diseño y la prestación de los servicios de salud, a nivel sistémico e institucional, a través de:

  1. Mejorar el “gobierno corporativo” del SNS con base en la instauración de una agencia pública a cargo de la vigilancia y la mejora de la calidad de la atención, mediante el desarrollo y la gestión de la certificación hospitalaria, así como regular la recolección y el análisis del desempeño de los establecimientos prestadores de servicios en todos los niveles.La operación actual de estas funciones está dispersa entre el Consejo de Salubridad General y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios. Diseñar una nueva entidad a cargo de realizar las funciones de certificación y regulación requiere, además de un nuevo diseño consolidado de las atribuciones que hoy están dispuestas en diferentes agencias públicas, un acuerdo jurídico-institucional que posibilite la rendición de cuentas de la prestación de servicios de salud de las instituciones de seguridad social, hoy autónomas en el desarrollo de esta función, a la nueva agencia pública propuesta por el estudio.
  2. Establecer un sistema de información que permita no solo monitorear y evaluar los servicios de salud, sino que brinde atención personalizada y continua, apoye la contratación y compra de servicios para la atención en salud así como que facilite la planeación de modelos de atención orientados a las personas.El desenvolvimiento de un sistema de información de esta naturaleza precisa:

a) Superar la fragmentación que prevalece en la información generada por las instituciones de seguridad social y salud públicas, en la que cada una de ellas recolecta, valida, analiza y difunde la misma por su cuenta, lo cual impide la formulación de políticas públicas sistémicas y la mejora de los servicios de salud.

b) Disponer de un sistema que permita contar con registros personales de salud que se integren de información sobre:

  • Las necesidades individuales.
  • Los servicios utilizados.
  • Los costos asociados.
  • Los resultados de atención.

c) Establecer un mecanismo de control y transmisión de información que facilite compartir datos clínicos, como puede ser el Expediente Clínico Electrónico (ECE).

La propuesta de fortalecimiento de la función de rectoría del SNS, condensada en la nueva agencia de vigilancia y regulación del mismo y en la instauración del sistema de información integral, supone un acuerdo institucional no visto desde la fundación del sistema de salud mexicano, así como la permanente interacción de los elementos que la configuran.

De esa forma, los autores del estudio de la OCDE señalan que es preciso que todos los agentes públicos involucrados en el sistema de salud deberán participar en el proceso de fortalecimiento de la función de rectoría, condición sine qua non para el éxito de una reforma que puede ser gradual, dada la complejidad que comporta el SNS, pero que es necesaria iniciar lo más pronto posible y aumentando el perfil de la agenda de salud en la nacional.

 [1] Estudios de la OCDE sobre los Sistemas de Salud: México, 2005. OCDE, Paris, 2005.

Juan Villarreal Hurtado

Juan Villarreal Hurtado

Director de Cabildeo y Relaciones Públicas CANIFARMA

Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica