La Ley de Atención Sanitaria Asequible de E.E.U.U, popularmente conocida como Obamacare, con la que se ha logrado disminuir sustancialmente el número de norteamericanos que vivía sin ninguna clase de seguridad sanitaria y considerada por muchos como un gran avance social de la nación más poderosa del mundo ha sido, permanentemente atacada desde las trincheras del partido republicano a fin de desmontarla, acción que hasta el momento les ha sido imposible.

Al respecto, el senador Bernie Sanders comentó en un artículo publicado en abril de 2017 en la publicación The Lancet, con el título Equidad y Desigualdad en la Salud:

«Hoy debemos hacer todo lo posible para evitar la derogación de la Ley de Atención Sanitaria Asequible y oponernos a los intentos de la administración Trump de socavarla o promulgar reglamentos para sabotearla. En un futuro próximo, deberemos trabajar con el resto del mundo industrializado, a fin de garantizar el cuidado de la salud de todos los ciudadanos a través de un sistema unificado de prestación sanitaria como Medicare«.

Es por ello, que Sanders y otros 15 senadores demócratas, presentaron el pasado 13 de septiembre de 2017, la Ley de Medicare para Todos, la que propone una revisión completa del sistema de salud de los EE.UU., mediante el establecimiento del Programa Universal de Medicare (PUM). Los beneficios básicos cubiertos por el PUM parten de los beneficios establecidos en Ley de Atención Sanitaria Asequible (Obamacare), a los que se suman, entre otros beneficios, la eliminación de todos los pagos compartidos por los usuarios, como copagos y deducibles.

El modelo de Medicare Para Todos es lo que los norteamericanos llaman “all inclusive concept” (todo incluido), proporcionando atención sanitaria a ciudadanos e inmigrantes estadounidenses, así como inmigrantes potencialmente indocumentados y cobertura a individuos de cualquier edad.

Sin embargo, y mientras el grupo demócrata liderado por Sanders, trata de impulsar la creación del PUM, el grupo republicano de la cámara de senadores tomó un renovado impulso para intentar por tercera ocasión desmembrar la Ley de Atención Sanitaria Asequible establecida en la administración del presidente Obama y bloquear la propuesta de Sanders.

El Obamacare, se basa en tres puntos esenciales. En primer lugar, establece normas que impiden a las compañías aseguradoras discriminar a clientes con afecciones preexistentes; en segundo término, exige a las personas tener un seguro adecuado y pagarlo mientras se encuentren sanos y en condiciones de hacerlo y tercero, otorga subsidios para facilitar la contratación de un seguro. Como colofón, la ley contempla que las familias de menores ingresos, y por lo tanto imposibilitadas para contratar un seguro de atención médica, reciban atención sanitaria a través de Medicaid.

Al respecto, hay que aclarar que Medicaid es un programa financiado conjuntamente por los estados y el gobierno federal, pero administrado por cada estado, atendiendo a los requisitos federales.

Actualmente, Medicaid proporciona cobertura sanitaria a 69 millones de estadounidenses (reporte de afiliación de esa institución a junio del 2017), la que incluye: protección a adultos de bajos ingresos, niños, mujeres embarazadas, adultos mayores y personas con discapacidades.

Bajo las normas establecidas en esta ley, cada estado de los EE.UU. establece y administra sus propios programas de Medicaid, determinando el tipo, cantidad, duración y alcance de los servicios, aunque delimitados por las pautas federales generales. La ley federal establece ciertos beneficios “obligatorios”, permitiendo que cada estado decida qué otros beneficios «opcionales» cubrir. Los beneficios obligatorios incluyen servicios como: atención hospitalaria y ambulatoria, consulta médica en los hospitales y domicilios y exámenes de laboratorio y rayos X, entre otros. Los beneficios opcionales incluyen servicios como: medicamentos recetados, manejo de casos, terapia física y terapia ocupacional.

El tema es que el Obamacare, una ley que ha llevado a mínimos históricos el número de personas que antes de ella no tenían atención sanitaria en los EE.UU. está en riego; y su derogación tendría un impacto negativo que inclusive la Asociación Médica de EE.UU. (AMA, por sus siglas en inglés) y el sector de seguros advirtieron que su inhabilitación desestabilizaría los mercados, dejando sin cobertura médica (y según estimaciones de la Oficina de Presupuestos del Congreso) a 30 millones de ciudadanos norteamericanos, lo que equivale al 43.5% del total de personas afiliadas en Medicare a junio de este año.

Los republicanos están obcecados por destruir el legado sanitario de Barack Obama, que sin considerar el número de vidas estadounidenses que afectarían, han utilizado todos los argumentos posibles, los que afortunadamente no han conseguido generar la unidad necesaria para derribar la Ley de Atención Sanitaria Asequible.

La Ley de Asistencia Sanitaria Asequible, aprobada en 2010, impuso cambios estructurales al modelo sanitario estadounidense, dando cobertura médica a 20 millones de personas que no la tenían; desarrolló un mercado de compra de seguros (inexistente hasta el momento) para el 7% de la población (21.8 millones) que no tenían asistencia médica laboral o gubernamental y desarrolló Medicaid, estableciendo las normas necesarias para impedir los abusos en ese ámbito.

Vale la pena destacar que mientras que en otros países se lucha a favor para alcanzar la Cobertura Sanitaria Universal, ofreciendo a todos los ciudadanos el acceso a una atención médica oportuna y de calidad, la fracción republicana de la nación más poderosa y rica del mundo busca acabar con este importante avance social.

Afortunadamente, y después del último intento por derogar esta ley, la cúpula conservadora del Senado de los EE.UU., enfrentada nuevamente a una división interna, no alcanzó la mayoría necesaria para aprobar su desmantelamiento.

Este último fracaso obligó a los republicanos en el senado a posponer indefinidamente la búsqueda de la aprobación de la ley Graham-Cassidy (llamada así por los apellidos de sus promotores) para acabar con el Obamacare, por lo que si deciden intentarlo a futuro, tendrían que alcanzar un acuerdo consensuado con los demócratas, lo que es prácticamente imposible.

Mientras tanto, Sanders y sus aliados deberán trabajar arduamente para tratar de obtener un apoyo más amplio y sólido a la propuesta del Programa Universal de Medicare (PUM), el que por el momento no tiene visos de seguir avanzando en la arena política.

El último fracaso conservador por derribar la Ley de Atención Sanitaria Asequible es una buena noticia para los ciudadanos norteamericanos beneficiados por ella y una noticia alentadora para la comunidad internacional que apoya la prestación Universal Sanitaria como una medida de justicia y avance social.

Fuentes:

Diario El País.
Crueldad, incompetencia y mentiras. Paul Krugman. 22 de septiembre de 2017.

Diario El País.
Los republicanos vuelven a fracasar en su intento de reformar la ley sanitaria de Obama.

Medicaid.
Overview

The Lancet.
For universal care coverage, tomorrow is today.