El pasado 2 de febrero, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, A.C. (CIEP), una organización de la sociedad civil sin fines de lucro, publicó el documento “Gasto en salud per cápita”, en el que se analizan las tendencias observadas del 2012 al 2016, en lo referente a los niveles del gasto público en materia de salud, el número de usuarios real de las instituciones y programas sanitarios, así como el “gasto de bolsillo” relacionado con este tema.
La primera conclusión del documento es que, debido a la fragmentación del sistema sanitario nacional, no es posible ofrecer una cifra integrada del gasto en salud en México, y que debido a esto, la historia de cada mexicano cambia en función de la institución sanitaria a la que se encuentre afiliado, ya que los paquetes de atención de un organismo a otro difieren sustancialmente entre instituciones, por no estar homologadas.
Investigadores estimaron que el gasto en salud pública per cápita se reducirá para 2018 en un 5.5% acumulado. En 2012, el gasto per cápita en salud fue de $3,826.00 en comparación con el gasto esperado para 2018 que será de $3,615.00.
La evolución del gasto en salud per cápita, permite conocer la tendencia que presenta el gasto por persona y de esta manera, medir la cantidad monetaria a la que, en teoría, tendría acceso cada individuo.
La fórmula de cálculo es el gasto total, (de la función, de la institución o del programa de atención) entre el número de personas afiliadas o beneficiarias.
De esta forma, el gasto per cápita aumentará cuando el gasto público aumente o cuando el número de personas disminuya y viceversa, el gasto per cápita disminuirá cuando el gasto público se reduzca o cuando el número de personas aumente.
Para la ejecución del estudio, los realizadores determinaron como universo de investigación la cifra total de derechohabientes registrados de manera oficial, dato en el que encontraron grandes diferencias. Mientras que las cifras oficiales registran 63 millones de derechohabientes en el IMSS, las encuestas realizadas solamente detectaron 43 millones de personas beneficiarias de esa institución, lo que arroja una impactante suma diferencial de 20 millones de personas menos.
El caso contrario (y único) es el del Seguro Popular, en el que las cifras oficiales contabilizan 55 millones de personas afiliadas, cuando en la encuesta se identificaron 55.6 millones.
En términos generales, el estudio concluye que a diferencia de lo manifestado por las autoridades sanitarias, la población asegurada de manera formal por el Sistema Nacional de Salud vio reducido su gasto en salud per cápita, a la par que incrementó su gasto de bolsillo (2014 a 2016) (CIEP 2017).
En cambio, la población no asegurada, ubicada en los deciles más bajos (más vulnerable a ingresos y carencias sociales), y beneficiarios de los programas: Seguro Popular e IMSS – Prospera, percibió un ligero incremento en el gasto público per cápita, sin embargo, el incremento no fue suficiente para reducir su gasto de bolsillo, el que también se incrementó (CIEP, 2017). Lo anterior sugiere dos puntos claves: el gasto per cápita de estos programas es muy bajo y las necesidades de atención de esta población son mayores.
El cálculo del gasto por usuario confirma los resultados obtenidos en investigaciones anteriores: el número de usuarios del Sistema Nacional de Salud se ha reducido, lo que ha provocado que los mexicanos que ejercen su condición como derechohabientes, a través del uso del servicio, logran absorber una cantidad per cápita mayor a la que habrían recibido años atrás.
El estudio pone en evidencia, también, las carencias en materia de identificación única, lo que de ser solventado evitaría las duplicidades de afiliación y generaría datos claros sobre la población asegurada en cada institución de salud.
La importancia de rastrear el gasto per cápita radica en que brinda información respecto a los recursos públicos disponibles, en teoría, para la población. En este documento, al hacer referencia al gasto en salud per cápita se habla del gasto público.