En junio del 2016, la revista Nature publicó los resultados del estudio: “Systemic RNA delivery to dendritic cells exploits antiviral defence for cancer immunotherapy” (“El suministro de ARN sistémico a las células dendríticas explota la defensa antiviral para la inmunoterapia del cáncer), en el que se detallaron los avances obtenidos por un grupo de científicos de la Universidad de Maguncia, Alemania, para el desarrollo de una vacuna contra el cáncer, logrando producir un antígeno específico para las células cancerígenas, que permitiría una respuesta inmunológica de alta precisión contra la enfermedad.
La metodología y los resultados alcanzados con la aplicación de esta vacuna en varios modelos de tumores en ratones de laboratorio y en un ensayo limitado a tres pacientes con melanoma, les permitieron observar la potente y específica reacción de los glóbulos blancos del sistema inmunológico en contra del antígeno inyectado.
Esta investigación se constituyó per se como un antecedente sólido que abriría las puertas a otras investigaciones, entre las que destaca la publicada el pasado 19 de diciembre de 2018, también en la revista Nature, con el título: “Actively personalized vaccination trial for newly diagnosed glioblastoma” (Ensayo de vacunación activamente personalizado para el recién diagnosticado glioblastoma), cuyos autores principales son Norbert Hilf y Sabrina Kuttruff-Coqui, miembros de la empresa biofarmacéutica Immatics Biotechnologies GmbH, en Tubinga, Alemania.
El glioblastoma (también conocido como glioblastoma multiforme o con las siglas GBM) es el tumor más común y con mayor malignidad entre las neoplasias de la glía (células del tejido nervioso que cumplen funciones auxiliares complementarias neuronales) y que tiene dos variedades: el glioblastoma de células gigantes y el gliosarcoma.
El glioblastoma es un tumor de rápido crecimiento y de muy mal pronóstico, cuya supervivencia a más de 5 años es menor al 10% de los casos, y que se presenta habitualmente en los hemisferios cerebrales, sin expandirse (salvo casos excepcionales), más allá de las estructuras del sistema nervioso central y cuyo pico de incidencia se ubica entre los 45 y los 70 años de edad.
Los responsables de este estudio, en el que participan seis organismos europeos, han logrado desarrollar vacunas personalizadas en contra del glioblastoma, entendiendo que a pesar de que este tipo de cáncer presenta generalidades idénticas, los tumores de cada paciente tienen peculiaridades únicas que hacen que la estimulación para obtener una respuesta positiva de su sistema inmunológico sea también diferente, lo que depende en gran medida de las características específicas de las células tumorales de cada caso.
El estudio fue de lo general a lo específico. En la primera etapa se desarrolló una vacuna que contemplaba las mutaciones más frecuentes y más inmunogénicas de 30 pacientes, cuyos datos sirvieron para generar una base de datos. En la fase clínica, los investigadores extirparon el tumor, iniciaron el tratamiento estándar de radioterapia y quimioterapia y les administraron a cada uno de los 15 pacientes la “vacuna genérica” (desarrollada con los antígenos seleccionados entre los 30 pacientes iniciales). Después de la tercera ronda de quimioterapia, sumaron a la “vacuna genérica” una vacuna específica hecha con los antígenos singulares de cada uno de los glioblastomas, lo que con suma consiguió que la media de supervivencia de los pacientes tratados casi se duplicara, pasando de los 14.6 meses a los 29 meses.
Los resultados alcanzados en este estudio de Fase I son extraordinariamente alentadores, aún deberán pasar varios años y acumular sólidas pruebas en Fases II y III, antes de que sean realmente viables.