Desde el Instituto Politécnico Nacional (IPN) llegan importantes noticias sobre las aportaciones que algunos científicos pertenecientes al Laboratorio de Terapia Génica Experimental de esa importante institución educativa están haciendo para combatir el SARS-CoV-2, agente causal de la COVID-19.
Los investigadores del IPN diseñaron, desarrollaron y evalúan a nivel preclínico cuatro fármacos profilácticos, ya sintetizados químicamente, cuyo objetivo terapéutico es el de reducir el riesgo de contagio por el coronavirus o disminuir la severidad de la infección, evitando la síntesis de proteínas que facilitan el acceso del virus a las células.
“Mientras otros grupos de investigación centran su búsqueda en disminuir la replicación del virus o vacunas, esta terapia denominada Oligonucleótidos antisentido (ASO) la usamos para inhibir el ingreso del virus a la célula, es decir, mediante la reducción de la síntesis de proteínas implicadas en la entrada del virus a la célula buscamos que las personas tengan menos riesgo de infección o que la severidad sea menor”. Santiago Villafaña Rauda, experto en farmacología y silenciamiento génico de la Escuela Superior de Medicina (ESM).
Para poner en contexto la importancia de los fármacos desarrollados, les comentamos que para replicarse, el SARS-COV-2 necesita unirse a sus receptores (proteínas presentes en las membranas de las células que ayudan a que se reconozcan, se anclen y entren), la que en este caso específico es la Enzima Convertidora de Angiotensina 2 (ACE2), localizada en la mucosa del tracto respiratorio y a nivel de los neumocitos tipo II (células pulmonares) que ayudan a mantener abiertos y ventilados los alvéolos.
“El primer paso de la infección por coronavirus es la entrada del virus en las células. El coronavirus SARS-CoV-2 entra en las células a través de la unión de una proteína de su superficie, la proteína S, con el receptor ACE-2 (enzima convertidora de angiotensina 2) de las células huésped. ACE-2 forma parte de una ruta bioquímica que interviene en la regulación de procesos como la inflamación o la presión sanguínea y su función habitual es modular la actividad de la angiotensina 2 para contrarrestar sus efectos dañinos”.
A través de la terapia Oligonucleótidos antisentido, se reduce la expresión de la ACE2, se evita la activación de la proteína S, se interrumpe el proceso de reconocimiento y, como consecuencia, frenamos el ingreso del coronavirus a la célula, lo que disminuye la entrada y replicación del virus SARS-COV-2 a nivel pulmonar, disminuyendo el riesgo de contagio. “Existe evidencia científica de que la concentración de ACE2 es baja en niños y esto podría estar relacionado con menor probabilidad de contagio, por ello creemos que al haber menos cantidad de esta enzima a nivel del tracto respiratorio se reduciría la tasa de contagios y la severidad”.
Al respecto, Villafaña comentó: “La idea es incorporar los cuatro fármacos en una sola formulación, que podrá administrarse a personas sanas para reducir el riesgo de contagio y en las primeras etapas del COVID-19 para evitar infecciones graves”.
A partir de este momento, es indispensable el apoyo de una empresa farmacéutica para escalar la producción del fármaco e iniciar las pruebas clínicas. “Esperamos terminar los experimentos antes de concluir el año, el apoyo de alguna empresa es lo que marcará la pauta para iniciar el ensayo clínico”.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.
Fuentes:
Instituto Politécnico Nacional. (27 de julio del 2020).
Desarrolla y evalúa IPN fármacos profilácticos contra COVID-19.
Instituto Politécnico Nacional. (27 de julio del 2020).
Comunicado de prensa.
Gaceta Médica. (27 de julio del 2020).
El SARS CoV-2 utiliza una ‘llave vírica’ para introducirse en las células humanas.
Genotipia. Genética Médica News. (27 de julio del 2020).
Coronavirus SARS-CoV-2: estructura, mecanismo de infección y células afectadas.