El Instituto tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), en Cambridge, Massachusetts, EE.UU., informó en su publicación electrónica del pasado 7 de febrero, que un equipo de investigadores de esa institución y de la compañía farmacéutica Novo Nordisk, desarrollaron una cápsula capaz de administrar por vía oral la insulina requerida por los pacientes diagnosticados con diabetes tipo 1, lo que actualmente se hace a través de inyecciones diarias.
La administración oral de insulina es un sueño largamente acariciado por los científicos y deseado por los pacientes, el que hasta el momento se había estrellado contra las limitaciones y características propias del sistema digestivo que impedían conseguirlo.
Para ello, los investigadores diseñaron una cápsula con una diminuta aguja en su interior fabricada casi al 100 por ciento con insulina liofilizada y comprimida, la que se auto inyecta en la pared estomacal, liberando la dosis necesaria del fármaco.
Probada en animales de laboratorio, la cápsula de administración oral de insulina demostró reducir los niveles de azúcar en sangre, a niveles equiparables con los producidos por vía inyectada, desarrollo tecnológico que incluso, abre la puerta a la administración de otros fármacos proteicos de esta manera.
Para conseguir los resultados esperados, los científicos debían resolver dos temas esenciales. El primero, era el de evitar que la insulina se liberara antes de tiempo y el segundo que la aguja siempre se insertara en la pared estomacal, sin importar la posición en la que cayera.
Para resolver el primero, los diseñadores colocaron en el interior de la cápsula una aguja contenida por un resorte comprimido, mantenido en su lugar por un disco hecho de azúcar, el que se disuelve al contacto con el agua presente en el estómago.
Para el segundo, los científicos se inspiraron en la capacidad de autoorientación de una tortuga africana conocida como “leopardo”, cuyo caparazón tiene una cúpula alta y empinada, la que le permite enderezarse si rueda sobre su espalda. Partiendo de ello, los investigadores utilizaron modelos de computadora para darle a la cápsula una variante de esta forma, lo que le permite reorientarse, incluso en el entorno dinámico del estómago. Vale la pena aclarar que el estómago no tiene receptores del dolor, por lo que los pacientes no sentirán molestia alguna con la inyección.
Después de liberar su contenido, la cápsula transita por el sistema digestivo hasta ser desechada de manera natural.
“Tenemos confianza de que este nuevo tipo de cápsula pueda ayudar algún día a los pacientes diabéticos y a cualquiera que requiera terapias que ahora solo pueden administrarse mediante inyección o infusión”. Robert Langer, profesor del Instituto David H. Koch y miembro de MIT. Instituto Koch para la Investigación Integrativa del Cáncer, y uno de los autores principales del estudio.