Si bien es cierto que la Ley General de Salud define los medicamentos que las personas podemos adquirir y consumir sin la prescripción de un profesional de la salud, es importante tener en cuenta que comprar, recomendar o suministrar medicamentos sin la debida supervisión médica o sin estar bien informados, puede generar riesgos a la salud.

“Medicamentos: Toda substancia o mezcla de substancias de origen natural o sintético que tenga efecto terapéutico, preventivo o rehabilitatorio, que se presente en forma farmacéutica y se identifique como tal por su actividad farmacológica, características físicas, químicas y biológicas. Cuando un producto contenga nutrimentos, será considerado como medicamento, siempre que se trate de un preparado que contenga de manera individual o asociada: vitaminas, minerales, electrólitos, aminoácidos o ácidos grasos, en concentraciones superiores a las de los alimentos naturales y además se presente en alguna forma farmacéutica definida y la indicación de uso contemple efectos terapéuticos, preventivos o rehabilitatorios”. Ley General de Salud de México.

Al respecto, la doctora Adela Alba Leonel, académica de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO-UNAM) y coautora del estudio “Principales causas de automedicación en estudiantes del área de la salud”, asegura que automedicarse puede generar consecuencias altamente negativas y peligrosas, pues a veces el consumo de medicamentos auto prescritos puede ocultar o agravar una enfermedad subyacente al enmascarar su gravedad, incrementa la resistencia bacteriana contra los antibióticos, dificulta o evita un diagnóstico preciso, reduce la eficacia de un medicamento e, incluso acarrea efectos indeseados cuando el medicamento interactúa con otros.

“Automedicarse por iniciativa propia, atendiendo al consejo de alguien que le funcionó “X” fármaco para una dolencia, por la publicidad de los laboratorios o porque en algún foro o página de Internet se recomienda, puede enmascarar una patología y a la vez propiciar su avance”. Doctora Adela Alba Leonel.

Es necesario estar conscientes que más allá de que el medicamento en cuestión sea de libre venta o no, todos contienen sustancias (principios activos) que no solamente interactúan con la química de nuestro organismo, sino también con los principios activos de otros fármacos, y en algunos casos concretos hasta con los alimentos y bebidas.

Artículo 226 (Ley General de Salud de México).- Los medicamentos, para su venta y suministro al público, se consideran:

  • Medicamentos que sólo pueden adquirirse con receta o permiso especial, expedido por la Secretaría de Salud, de acuerdo a los términos señalados en el Capítulo V de este Título;
  • Medicamentos que requieren para su adquisición receta médica que deberá retenerse en la farmacia que la surta y ser registrada en los libros de control que al efecto se lleven, de acuerdo con los términos señalados en el capítulo VI de este título. El médico tratante podrá prescribir dos presentaciones del mismo producto como máximo, especificando su contenido. Esta prescripción tendrá vigencia de treinta días a partir de la fecha de elaboración de la misma.
  • Medicamentos que solamente pueden adquirirse con receta médica que se podrá surtir hasta tres veces, la cual debe sellarse y registrarse cada vez en los libros de control que al efecto se lleven. Esta prescripción se deberá retener por el establecimiento que la surta en la tercera ocasión; el médico tratante determinará, el número de presentaciones del mismo producto y contenido de las mismas que se puedan adquirir en cada ocasión.
    Se podrá otorgar por prescripción médica, en casos excepcionales, autorización a los pacientes para adquirir anticonvulsivos directamente en los laboratorios correspondientes, cuando se requiera en cantidad superior a la que se pueda surtir en las farmacias;
  • Medicamentos que para adquirirse requieren receta médica, pero que pueden resurtirse tantas veces como lo indique el médico que prescriba;
  • Medicamentos sin receta, autorizados para su venta exclusivamente en farmacias, y
  • Medicamentos que para adquirirse no requieren receta médica y que pueden expenderse en otros establecimientos que no sean farmacias.
  • No podrán venderse medicamentos u otros insumos para la salud en puestos semifijos, módulos móviles o ambulantes.

Por otra parte, es necesario aclarar que los medicamentos de libre venta tienen el propósito de prevenir, aliviar o tratar síntomas o enfermedades leves que nosotros mismos podemos identificar como por ejemplo, dolores de cabeza, dentales o de estómago, fiebre, sensación de mareo, náuseas, constipación o diarrea; sin embargo, todos estos productos tienen un plazo máximo de consumo, en los que se advierte que pasado este periodo y no haberse recuperado, debe consultarse al profesional de la salud.

Con esto no decimos que el uso de los medicamentos de libre venta sea por sí mismo un riesgo, pero la automedicación debe ser una práctica consciente, limitada, responsable y bien informada, con lo que nos referimos también a la lectura íntegra y a la comprensión de la información de uso que acompaña a cada medicamento y que en muchas ocasiones ignoramos.

Uno de los mejores ejemplo sobre las graves consecuencias de la autoprescripción, es el  incorrecto uso de los antibióticos, tema sobre el que el Doctor Andrés M. Pérez-Acosta, profesor titular del programa de Psicología, de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario y responsable del Observatorio del Comportamiento de Automedicación, declaró: “Una consecuencia global del abuso y mal uso de estos medicamentos () en diferentes ámbitos, como en la reproducción animal y en automedicación humana, ha sido, sin duda, la resistencia microbiana”.

La doctora Alba Leonel y su equipo de trabajo realizaron una investigación sobre la automedicación en el universo de estudiantes de licenciatura y posgrado de enfermería y medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN), concluyendo que el 88% de los estudiantes del área de la salud en la Ciudad de México se automedican, un 8% más que la población mexicana en general, y un 11.1% más que sus pares a nivel mundial (76.9%).

Para justificarse, el 42% argumenta que lo hace por falta de tiempo, el 37.4% porque tiene fácil acceso a los medicamentos y el 14% por ahorro económico. Adicionalmente, aseveran que con la autoprescripción evitan los largos tiempos de espera para obtener una consulta en el sistema de salud pública, o evitar el gasto de una consulta privada, obteniendo información de primera mano con el personal de la farmacias, quienes no tienen permitido dar información o asesoría de salud al público.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.

Fuentes:

Gaceta UNAM. (25 de agosto del 2021).
La automedicación puede enmascarar y agravar enfermedades.

JUSTIA México. (2021).
Ley General de Salud.

Organización Panamericana de la Salud. (4 de marzo del 2021).
Crece el mapa de motivaciones para automedicarse.

Farmacopea de los Estados Unidos Mexicanos. 6ª Edición. (s.f.)
Capítulo VI. Requisitos para la operación de farmacias.