Somos testigos y víctimas de la mayor disminución en las cifras de cobertura vacunal infantil de los últimos 30 años, lo que nos pone en riesgo a todos.
En diversas ocasiones hemos hablado sobre la larga lista de temas cancelados o notablemente deteriorados por la larga e inacabada pandemia que estamos viviendo, entre las que es necesario destacar la suspensión parcial o total de las acciones tradicionales de vacunación en muchos países, entre ellos México, lo que nos ha conducido lamentablemente al mayor retroceso vacunal en treinta años, y abierto la puerta de par en par al surgimiento de nuevos y agresivos brotes de enfermedades que podrían ser prevenidos oportunamente con estos formidables medicamentos y que, más allá de las naciones en las que surgen, pudieran extenderse a nivel global.
Hace algunos días, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ratificó que atendiendo a la recomendación del Comité de Emergencia del Reglamento Sanitario Internacional (2005), la pandemia de COVID-19 mantiene inalterado el estatus de Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional (PHEIC), por lo que es indispensable que sigamos atendiendo a las medidas de prevención.
Para poner en contexto la gravedad del tema, les informamos que de acuerdo con datos proporcionados por la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés), la insuficiente cobertura mundial de vacunación en 2021, acarreó que 25 millones de bebés no recibieran una o más dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP3) por parte de los programas de inmunización de rutina, poniéndolos en riesgo de padecer enfermedades devastadoras, pero prevenibles.
Los datos duros muestran que el porcentaje de niños que recibieron tres dosis de la vacuna DTP3, un marcador de la cobertura de inmunización dentro y entre países, cayó 5 puntos porcentuales entre 2019 y 2021 al 81%, dos millones más que los perdidos en 2020 y 6 millones más que en 2019.
“La disminución (de las acciones vacunales) se debió a muchos factores, incluido un mayor número de niños que viven en entornos frágiles y de conflicto donde el acceso a la inmunización suele ser un desafío, una mayor información errónea y problemas relacionados con el COVID-19, como interrupciones en el servicio y la cadena de suministro, desvío de recursos a los esfuerzos de respuesta y contención, medidas que limitaron el acceso y la disponibilidad de los servicios de inmunización”. OMS.
Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF, declaró enfáticamente: “Esta es una alerta roja para la salud infantil. Estamos siendo testigos de la mayor caída sostenida en la inmunización infantil en una generación. Las consecuencias se medirán en vidas. Si bien se esperaba una resaca pandémica el año pasado como resultado de las interrupciones y bloqueos del COVID-19, lo que estamos viendo ahora es una disminución continua. El COVID-19 no es una excusa. Necesitamos ponernos al día con la inmunización de los millones que faltan o inevitablemente seremos testigos de más brotes, más niños enfermos y una mayor presión sobre los sistemas de salud que ya están sobrecargados”.
“La inmunización es una historia de éxito mundial en materia de salud y desarrollo, que salva millones de vidas cada año. Ahora tenemos vacunas para prevenir más de 20 enfermedades potencialmente mortales, lo que ayuda a las personas de todas las edades a vivir una vida más larga y saludable”. IA2030.
A modo de ejemplo, vemos que globalmente se perdió más de una cuarta parte de la cobertura vacunal contra el virus del papiloma humano (VPH) alcanzado en 2019, lo que indudablemente tendrá graves consecuencias para la salud de las mujeres y las niñas, sobre todo si consideramos que la cobertura mundial de la primera dosis de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) es solo del 15%, a pesar de que las primeras vacunas se autorizaron hace más de 15 años. El VPH es responsable del 99% de los casos de cáncer del cuello uterino, 95% de los anales, 70% de los de boca y faringe, 65% en la vagina, 50% de vulva y 35% de pene.
La OMS consideró erróneamente que durante el 2021 se podrían reiniciar los programas de inmunización recuperando lo perdido en 2020, pero no fue así. Lamentablemente, las cifras nos confrontan con la realidad, mostrándonos que regresamos al nivel más bajo desde 2008, lo que junto con la disminución de la cobertura de otras vacunas básicas, hizo que el mundo se alejara una vez más de la consecución de los objetivos globales, incluido el indicador de inmunización para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, complicando aún más el deteriorado entorno sanitario mundial, agravado por el rápido aumento de las tasas de desnutrición aguda grave infantil. La convergencia de una crisis de hambre con una creciente brecha de inmunización amenaza con crear las condiciones para una crisis de supervivencia infantil.
“La planificación y la lucha contra la COVID-19 también deben ir de la mano con la vacunación contra enfermedades mortales como el sarampión, la neumonía y la diarrea. No es una cuestión de uno u otro, es posible hacer ambos”. Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
Sin embargo, y para desmentir a quienes piensan que esta situación era inevitable, algunos países como Uganda, nación de África oriental, logró mantener altos niveles de cobertura en los programas de inmunización de rutina a la par de un programa eficiente de vacunación dirigido contra el COVID-19. Por otra parte, Pakistán, en Asia del Sur, recuperó los niveles de cobertura vacunal anteriores a la pandemia, gracias al compromiso de su gobierno para solucionar el retraso de inmunización sufrido.
Los socios de la Agenda de Inmunización 2030 (IA2030), hacen un llamado a los gobiernos y actores relevantes para:
- Intensificar los esfuerzos para ponerse al día con la vacunación, reparar el retroceso en la inmunización de rutina, y ampliar los servicios de extensión en áreas desatendidas para llegar a los niños perdidos e implementar campañas que prevengan nuevos brotes;
- Implementar estrategias basadas en evidencia, centradas en las personas, para generar confianza en las vacunas y la inmunización, contrarrestar la información errónea y aumentar la aceptación de la vacuna, particularmente entre las comunidades vulnerables;
- Garantizar que la preparación y respuesta ante pandemias actuales, y los esfuerzos de fortalecimiento de la arquitectura mundial de la salud conduzcan a la inversión en servicios de atención primaria de la salud (APS), con apoyo explícito para fortalecer y mantener la inmunización esencial;
- Asegurar el compromiso político de los gobiernos nacionales y aumentar la asignación de recursos nacionales para fortalecer y sostener la inmunización dentro de la atención primaria de salud (APS);
- Priorizar el fortalecimiento de los sistemas de información de salud y vigilancia de enfermedades para proporcionar los datos y el seguimiento necesarios para que los programas tengan el máximo impacto; y
- Aprovechar y aumentar la inversión en investigación para desarrollar y mejorar vacunas y servicios de inmunización nuevos y existentes que puedan satisfacer las necesidades de la comunidad y cumplir con los objetivos de IA2030.
Algunos datos importantes sobre las vacunas en general:
- Además de ser un componente esencial de la atención primaria de salud y un derecho humano incuestionable, las vacunas son una de las mejores inversiones en salud que puedan hacerse.
- Las vacunas son esenciales para prevenir y controlar brotes de enfermedades infecciosas. · Fortalecen la seguridad sanitaria mundial, siendo un instrumento vital en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos.
- Las vacunas evitan anualmente entre 2 y 3 millones de defunciones por enfermedades tales como la difteria, tétanos, tos ferina, gripe y sarampión.
- Las vacunas entrenan a nuestro sistema inmunológico para crear anticuerpos específicos contra un patógeno invasor, de la misma forma que lo hace cuando nuestro organismo se expone a una enfermedad, pero sin padecerla.
- Los médicos disponen actualmente de vacunas para prevenir más de 20 enfermedades que podrían llegar a ser mortales, o incapacitantes, incrementando las expectativas y calidad de vida de millones de personas, lo que no ocurría antes de su desarrollo.
- Enfermedades como la poliomielitis, el virus del papiloma humano, sarampión, rubéola, escarlatina, rabia, influenza, tétanos, parotiditis y tuberculosis, entre otras, pueden prevenirse de manera total, parcial, o temporal, con la aplicación de vacunas específicas para los patógenos causales, ayudando al sistema inmunológico a reconocerlos y combatirlos oportunamente.
Cerramos esta nota con una importante declaración de la OMS: “Se requerirán esfuerzos monumentales para alcanzar niveles universales de cobertura y prevenir brotes. Los niveles de cobertura inadecuados ya han resultado en brotes evitables de sarampión y poliomielitis en los últimos 12 meses, lo que subraya el papel vital de la inmunización para mantener saludables a los niños, adolescentes, adultos y sociedades”.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.
Fuentes:
World Health Organization. (15 de Julio del 2022).
COVID-19 pandemic fuels largest continued backslide in vaccinations in three decades.
IA2030. (s.f.).
Immunization Agenda 2030.
códigoF. (23 de abril del 2021).
Semana Mundial de la Inmunización 2021 | “Las vacunas nos acercan”.
códigoF. (18 de abril del 2020).
Semana Mundial de la Inmunización 2020 | “Las vacunas funcionan para todos”