Probablemente la diabetes sea una de las enfermedades crónicas que mayor participación y voluntad requiera de quienes la padecen para conservar su salud, lo que debemos reconocer no es nada fácil.

Independientemente de que tipo de diabetes se padezca, ya sea que produzca poca insulina, el metabolismo sea resistente a ella, o ambas, los pacientes requieren, además del apego preciso, oportuno y constante a los fármacos prescritos por su médico, la realización y adopción de profundos y permanentes cambios en su estilo de vida, los que incluyen un nuevo régimen alimenticio, la realización de ejercicio regular, la vigilancia permanente de posibles lesiones físicas, particularmente en los miembros inferiores, y el monitoreo constante de sus niveles de azúcar en plasma, lo que permitirá al médico ajustar la estrategia terapéutica.

Sin embargo, los médicos tratantes refieren frecuentemente que los pacientes les hacen “trampa” cuando acuden a su consulta periódica, dejando de ingerir alimentos y bebidas “prohibidas” algunos días antes de verlos, buscando que su medición periódica de azúcar sea la adecuada, sin medir las consecuencias que eso tendrá para su calidad y expectativa de vida y de quienes los rodean.

Es importante tomar consciencia sobre el enorme impacto emocional que representa para las personas ser diagnosticado con diabetes (o con cualquier otra enfermedad crónica) y el apabullante sentimiento de pérdida por tener que verse obligadas a cambiar su estilo de vida. Eso hace esencial que quienes compartimos la vida con alguna persona diabética nos consideramos aliados incondicionales para ayudarles a superar los miedos, angustias y frustraciones por su nueva ruta de viaje, impulsándolos a mantener un apego total a las prescripciones de su médico.

Personas que pierden la vista (retinopatía diabética); amputación de miembros inferiores, (dedos de los pies o parte de las piernas); afectación irreversible a diferentes órganos como los riñones, nervios (neuropatía diabética), corazón (infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares), miembro viril (disfunción eréctil), glándulas sudoríparas, aparato digestivo, vejiga, y el riesgo de sufrir crisis glucémicas potencialmente mortales o discapacitantes, son algunas de las consecuencias que acarrea el no cumplir cabalmente con la estrategia médica, creyendo que “trampear” al especialista en salud no acarreará males mayores, como si hacerlo se tratara de un acto fútil.

Por otra parte, vale la pena abordar también el tema de la diabetes gestacional, un tipo de diabetes que surge por primera vez durante el embarazo (generalmente a la mitad del proceso) en mujeres que nunca antes padecieron esta enfermedad y que en caso de no ser controlada, incrementará el azúcar presente en la sangre del bebé, provocando una “sobrealimentación” y como consecuencia, rebase el estándar de crecimiento, lo que además de causar incomodidades a la madre hacia el final del embarazo, pueda ocasionar contratiempos durante el parto, para la madre y el bebé, por lo que muchas veces los médicos tienen necesidad de practicar una cesárea. Más allá del parto, el bebé puede nacer con daño en los nervios debido a la presión en los hombros durante el nacimiento.

La diabetes es una enfermedad que socava la salud silenciosamente, haciendo notorios sus efectos cuando estos tienen años de evolución soterrada, causando daños irreparables.

Es por ello que, como en todas las enfermedades, un diagnóstico oportuno, y el apego al tratamiento prescrito son esenciales para conservar la salud de quienes desarrollan esta enfermedad, la que de acuerdo con la información proporcionada por los diferentes organismos sanitarios nacionales y globales se ha convertido en un flagelo para la humanidad hasta el momento incontrolable, lo que provocó que en 2015 fallecieran 1.6 millones de personas como consecuencia directa de la diabetes y otros 2.2 millones de muertes en 2012, así como enormes costes financieros para las entidades sanitarias y las familias.

La prevalencia mundial de la diabetes en mayores de 18 años pasó del 4.7% en 1980 al 8.5% en 2014, siendo mayor en los países de ingresos bajos y medianos. Con respecto al número de personas diagnosticadas con ella, las cifras indican que en 1980 había 108 millones de diabéticos, ascendiendo a 422 millones para 2014, pero los expertos consideran que hay un alto porcentaje de personas prediabéticas y diabéticas aún no diagnosticadas.

Es por ello que debemos asumir un enfoque proactivo y preventivo con respecto a nuestra salud, manteniendo un peso adecuado, adoptando o manteniendo hábitos alimenticios saludables, realizando ejercicio y monitoreando regularmente nuestros niveles de azúcar en sangre, lo que nos permitirá determinar oportunamente si existe un problema que atender.

Casi para terminar, les comentamos que existe un concepto importantísimo que se llama prediabetes, una afección grave que provoca que las células del cuerpo no respondan a la insulina de manera normal, conduciendo a una elevación anormal de los niveles de azúcar en la sangre, pero no lo suficientemente altos para que se diagnostique diabetes tipo 2. Lo más alentador es que una persona prediabética puede evitar desarrollar diabetes tipo 2 atendiendo a los siguientes consejos médicos: bajar de peso (entre el 5 y el 7 % de su peso corporal), realizar alguna actividad física por lo menos 150 minutos a la semana (30 minutos durante cinco días) y mantener una dieta libre baja en calorías, eliminando por completo el consumo de bebidas comerciales y comida chatarra.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF

Fuentes:

American Diabetes Association.
The path to understanding diabetes starts here.

MedlinePlus.
Diabetes.

Organización Mundial de la Salud.
Diabetes.

Centros para el Control y la de Enfermedades.
Diabetes gestacional y embarazo.

Centros para el Control y la de Enfermedades.
La prediabetes.

National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases.
Neuropatías diabéticas: el daño de los nervios.