Dicen que hay dolores que matan, y los que padecemos o hemos padecido ataques de migraña durante los que no soportamos la luz, el sonido o los olores, tenemos nauseas, mareos, vómitos y un dolor unilateral (en raras ocasiones es bilateral) de cabeza y unas punzadas que parecen partir nuestro cráneo por la mitad, lo sabemos.
El 80% de los pacientes con migraña presentan su primer acaecimiento antes de alcanzar la tercera década de vida. La enfermedad cursa con episodios de dolor agudo alternados con largos periodos asintomáticos. La frecuencia de las crisis es muy variable, aunque lo más común son entre uno y cuatro episodios al mes, con una duración que va de 4 a las 72 horas, si no se aplica ningún tratamiento. Un dato interesante es que el dolor puede estar precedido por alteraciones neurológicas variadas llamadas “aura”, cuyas principales categorías son: visual, sensitiva, del lenguaje, retiniana, troncoencéfalo y motora.
La migraña se produce como consecuencia de la activación o irritación de las fibras del nervio trigémino.
El nervio trigémino es el nervio que transmite la sensibilidad de la cabeza y tiene tres ramas. Las fibras que provienen de la primera rama rodean los vasos sanguíneos localizados en las meninges.
Las meninges están constituidas por varias capas de tejido que recubren el cerebro, y son las estructuras que «duelen». El cerebro en sí mismo, no duele, solo sus cubiertas.
Durante un ataque de migraña se produce una inflamación en las meninges como consecuencia de la liberación de sustancias inflamatorias por parte del trigémino. Esta inflamación o «meningitis» no infecciosa, es responsable de provocar el dolor pulsátil o notar los latidos.
Además esta inflamación hace que cuando movemos la cabeza el dolor empeore o aumente y por tanto que estemos más aliviados si nos acostamos o no nos movemos.
En términos generales, la migraña suele aparecer entre los 10 y los 45 años de edad, teniendo como blanco a más mujeres que hombres.
“El problema es tan serio, que la Migraine Research Foundation estima que los empleados en EE.UU. toman 113 millones de días de enfermedad por año debido a migrañas, lo que genera una pérdida anual de $13 mil millones de dólares americanos”.
Una excelente noticia para todos aquellos que de manera regular o esporádica padecemos migraña, es que la Food & Drug Administration (FDA) acaba de autorizar el primero de una nueva clase de medicamentos diseñados para prevenir las migrañas.
La FDA inaugura un camino de esperanza para todos aquellos que ven dinamitada su cotidianidad, como en el caso de la norteamericana Rosa Sundquist (53 años), para la que acudir al trabajo con regularidad, ir al cine, o simplemente salir de compras se han vuelto actividades negadas, como consecuencia de los frecuentes ataques de migraña, que pueden variar entre 20 y 30 al mes.
“Cada 10 semanas, Sundquist recibe 32 inyecciones de picadura de abeja de la toxina del botulismo que entumecen los nervios en la cara y el cuello. También visita a un neurólogo en Filadelfia, Pensilvania, EE.UU., que le administra una infusión intravenosa continua de lidocaína anestésica durante 7 días. La lidocaína hace que Sundquist tenga alucinaciones, pero logra reducir sus ataques. Sundquist también puede evitar un ataque con triptanos, las únicas drogas específicamente diseñadas para interrumpir las migrañas después de que comienzan”.
La nueva molécula aprobada por la FDA bloquea la actividad de una molécula llamada péptido, relacionada con el gen de la calcitonina, o CGRP, que se dispara durante los ataques de migraña, y por la que cuatro compañías farmacéuticas están compitiendo para concluir los ensayos clínicos avanzados de anticuerpos que neutralizan CGRP uniéndose a él o bloqueando su receptor rápidamente y por más tiempo.
“He estado en este campo de trabajo por 21 años, y esto es lo más excitante que he visto”. David Dodick, Mayo Clinic