Es alarmante constatar como los mensajes antivacunas, principalmente difundidos a través de las redes sociales, y otras circunstancias, han logrado progresivamente la disminución constante de las tasas de vacunación, alcanzadas después de años de prolongados y sostenidos esfuerzos para incrementarlas.
A pesar de los continuados esfuerzos comunicacionales orquestados por los diferentes organismos sanitarios internacionales y las autoridades de salud nacionales, muchas personas continúan siendo engañadas por argumentos y mensajes sin soporte científico alguno, los que aseguran que las vacunas son causa directa de diferentes enfermedades o condiciones, como el autismo y la enterocolitis, lo que no solamente es absurdo, si no una completa mentira.
“Las vacunas son una de nuestras herramientas más importantes para prevenir brotes y mantener al mundo seguro. Aunque hoy en día la mayoría de los niños están siendo vacunados, la cifra de los que se quedan atrás es excesiva, y lo que resulta inaceptable es que a menudo quienes no reciben la vacuna son precisamente quienes corren un mayor riesgo: los más pobres, los más marginados, los afectados por los conflictos o las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares”. Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud.
Por otra parte, la rotunda negativa de muchos padres de familia para proteger a sus hijos con las vacunas, ya sea como consecuencia de creencias religiosas o miedos infundados; la dificultad para obtenerlas en las regiones más apartadas de los países de ingresos bajos y medios; la imposibilidad de una atención vacunal efectiva en los países con conflictos armados activos y las grandes migraciones humanas generadas por las guerras y la pobreza, han generado un extraordinario terreno fértil para el resurgimiento de brotes de diferentes enfermedades, de las que el sarampión es, por el momento, la más preocupante, ya que además de ser muy contagioso, la prevalencia de la enfermedad se ha incrementado constantemente desde hace tres años.
“El sarampión es un indicador en tiempo real de los lugares donde tenemos más trabajo que hacer para combatir las enfermedades prevenibles. Debido a que el sarampión es tan contagioso, un brote indica que las comunidades están dejando de recibir las vacunas debido al acceso, los costos o, en algunos lugares, la autocomplacencia. Tenemos que agotar todos los esfuerzos para inmunizar a cada niño”. Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF.
La situación se ha tornado tan compleja, que la Organización Mundial para la Salud (OMS), activó el Grado 2 de respuesta de emergencia en la región europea, lo que la faculta para enviar ayuda económica y humana a los países que lo necesiten.
Las cifras proporcionadas por la OMS muestran que en el primer semestre del presente año se confirmaron más casos de sarampión que en cualquier otro año desde 2006, y para ello compartimos los siguientes datos duros: Desde enero 2019, los sistemas sanitarios internacionales han registrado 364,808 casos de sarampión en 182 países, cifra que prácticamente triplica los asentados durante el mismo periodo del año inmediato anterior, pero que según los expertos no representan la verdadera magnitud de lo que está ocurriendo, ya que consideran que solamente 1 de cada 10 casos es registrado.
Como consecuencia del incremento de los brotes de sarampión en el continente europeo, la OMS retiró la calificación de “país libre de sarampión” al Reino Unido, Grecia, Albania y la República Checa, lo que también es muestra de la seriedad de la situación.
Lo que es triste, es constatar que a pesar de que desde 1963 existe una vacuna eficaz para prevenir esta enfermedad grave y potencialmente letal, muchos niños están indefensos contra ella, como consecuencia de la inequidad y la ignorancia.ñ
Es debido anotar que una vez contraído y manifestado el sarampión no hay tratamiento antiviral específico para combatirlo, por lo que los médicos tratantes solamente pueden indicar medidas paliativas para mitigar los síntomas, prescribir dosis suplementarias de vitamina A, o antibióticos cuando se presentan infecciones asociadas, buscando evitar que la condición del paciente no se agrave.
Es por ello que les recomendamos estar atentos a la aparición de los siguientes síntomas:
- Fiebre alta (10 a 12 días después de la exposición al virus y dura entre 4 y 7 días).
- Congestión nasal (rinorrea).
- Tos.
- Ojos irritados y llorosos.
- Pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas.
- Tres días después aparece un exantema, generalmente en el rostro y la parte superior del cuello, que se va extendiendo a manos y pies. El exantema dura 5 a 6 días, y luego se desvanece. El intervalo entre la exposición al virus y la aparición del exantema oscila entre 7 y 18 días (media de 14 días).
Fuentes:
Organización Mundial de la Salud.
Sarampión.
Diario El País.
La OMS retira el estatus de país libre de sarampión al Reino Unido y otros tres Estados europeos. Oriol Güel. Barcelona 29 AGO 2019 – 12:17 CDT.
Infobae.
El sarampión resurge en Europa: la OMS le quitó el estatus de «erradicación» al Reino Unido y otros tres países. 29 de agosto de 2019.
codigoF.
¿Las vacunas causan Autismo? La ciencia contra el movimiento antivacunas.
Organización Mundial de la Salud.
20 millones de niños no recibieron vacunas vitales contra el sarampión, la difteria y el tétanos en 2018.