A 5 meses del inicio de la pandemia, la psicoterapeuta Daniela Martínez, nos comenta que la duración de la pandemia, las malas noticias relacionadas con ella, y las medidas sanitarias de aislamiento, sana distancia y la falta de contacto físico están causando un fuerte impacto en la salud mental y emocional de todos nosotros.
La especialista considera que si bien es cierto que debemos estar agradecidos por la facilidad de acceso a las múltiples plataformas tecnológicas que nos permiten establecer comunicación escrita, auditiva y visual con otras personas, este tipo de contacto carece de la calidez y los estímulos necesarios para promover la producción de la oxitocina, una hormona producida por los núcleos supraóptico y paraventricular del hipotálamo liberada a la circulación a través de la neurohipófisis (lóbulo posterior de la glándula pituitaria), la que funciona como neuromodulador (sustancias endógenas, productos del metabolismo, que sin ser acumuladas y liberadas por terminales nerviosas actúan presinápticamente, modulando la síntesis y/o liberación de un neurotransmisor en el sistema nervioso relacionado directamente con los comportamientos sociales, sentimentales, patrones sexuales y la conducta parental.
Es necesario considerar que la tecnología tiene un efecto paradójico en las relaciones humanas, ya que permite el contacto con las personas que se encuentran lejos, pero podría aislarnos, «alejándonos» de las personas con las que convivimos diariamente.
Adicionalmente la psicoterapeuta ha observado la exacerbación de algunas patologías preexistentes, como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), la depresión, y el desarrollo de algunas fobias, como la misofobia o bacteriofobia (miedo a la suciedad); la agorafobia, un tipo de trastorno de ansiedad en el que se tiene un miedo exagerado y muchas veces incontrolable a los lugares o situaciones que podrían causarte pánico y hacerte sentir atrapado, indefenso o avergonzado, como el transporte público, los espacios abiertos o cerrados, hacer fila o estar en una multitud; la nosofobia, un miedo recurrente y persistente a contraer una enfermedad concreta, en este caso la del COVID-19, por mencionar solamente las que probablemente se relacionen de manera más estrecha con esta pandemia.
La psicoterapeuta Martínez acota que las fobias pueden conducir a quienes las padecen al aislamiento social, trastornos del estado de ánimo, abuso de sustancias y en casos extremos a la ideación suicida y el suicidio, por lo que es necesario que de observarse la persistencia y agravamiento de estas conductas, las personas que las manifiestan, o sus familiares, deben buscar apoyo especializado lo antes posible.
Las fobias específicas son un temor abrumador e irracional a objetos o situaciones que plantean un peligro real pequeño, pero provocan ansiedad y conductas de evitación. A diferencia de un momento de ansiedad breve que puedes sentir cuando se da una charla o se hace un examen, las fobias específicas son duraderas, producen reacciones físicas y psicológicas intensas, además pueden afectar la capacidad para desempeñarse normalmente en el trabajo, escuela o entornos sociales.
Con respecto al tema de la privación auto infligida de la vida, asegura que los intentos de suicidio y los consumados se han incrementado durante la pandemia de una manera alarmante, impulsados fuertemente por diversos disparadores, como encontrarse desempleado, las posibilidades de pasar miseria y hambre, el riesgo de adquirir una enfermedad, la sensación constantemente de vivir bajo peligro, la pérdida de la autoestima, y la incertidumbre de no saber cuándo y cómo terminará esta crisis, conduce a las personas a confirmar que lo único que pueden controlar es privarse de la vida.
Daniela Martínez recomienda a las personas a no extraviarse en la ansiedad, evitar la exposición constante a las malas noticias a través de los diferentes medios de comunicación, mantener (en todo lo posible) los hábitos que le dan sentido y orden a nuestro día a día, abrirse al diálogo, aprender cosas nuevas, no perder la esperanza y mantener un propósito de vida que soporte los embates y retos, en ocasiones aparentemente insolubles, a los que esta pandemia nos está enfrentando.
Entrevista realizada por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF
Psicoterapeuta Daniela Martínez.
Psicoterapeuta por la Universidad Intercontinental de la Ciudad de México (UIC), especializada en niños con problemas de aprendizaje por la Universidad de Harvard, EE. UU.