Múltiples estudios enfatizan la compleja relación multidireccional entre la soledad, el aislamiento social y la mortalidad, particularmente en personas mayores, las que además han sido relegadas por la brecha tecnológica.
Todos los que nos interesamos activamente por el tema de la salud, sabemos que entre los diferentes factores de riesgo que nos amenazan, están los malos hábitos alimenticios (incluidas las bebidas azucaradas), el consumo de alcohol y tabaco (cigarrillos comunes, vapeadores, calentadores de tabaco y shisha), el sedentarismo, el sobre peso y la obesidad, la contaminación ambiental (también la sonora) y el estrés excesivo y sostenido, pero es probable que no seamos conscientes que la soledad social no elegida, aquella que se nos impone por la perdida total y prolongada de compañía, y que se ha agudizado sustantivamente con la pandemia de COVID-19, es también un factor de riesgo que potencializa los riesgos de morir prematuramente.
“Sabemos lo suficiente para afirmar con certidumbre que el aislamiento social y la soledad que generalmente afrontan las personas mayores en la mayoría de las regiones del mundo, tiene graves consecuencias para su salud física y mental y longevidad, y que deberíamos, por lo tanto, invertir en intervenciones y estrategias efectivas para reducir el aislamiento social y la soledad en este segmento poblacional”. Organización Mundial de la Salud. Social isolation and loneliness among older people: advocacy brief.
Entre otras investigaciones relacionadas con el tema, los artículos titulados: “Loneliness and social isolation as risk factors for mortality: a meta-analytic review”, y “Loneliness, social isolation, cardiovascular disease and mortality: a synthesis of the literature and conceptual framework”, publicados en diferentes momentos en la página de la National Library of Medicine de los EE. UU., aseguran que el aislamiento social, tanto el real como el percibido, demeritan la calidad y expectativa de vida de quienes lo sufren, ya sea incidiendo en el agravamiento de padecimientos preexistentes, o potenciando el desarrollo de nuevas afecciones, entre las que podemos incluir los accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardiovasculares, ansiedad, depresión y demencia, llevando a muertes prematuras.
Es importante considerar que a pesar de estar viviendo inmersos en la era de las súper comunicaciones, facilitadas (aparentemente) por las redes sociales, la web, los mensajes de texto aderezados con emojis y gifs, los mails, y las reuniones a distancia, entre otros recursos tecnológicos, la cercanía social, los abrazos, las charlas cara a cara, los besos, los cariños cotidianos, o al menos frecuentes, sigan siendo totalmente insustituibles, además de necesarios para la mejorar y preservar la salud.
Otro estudio, publicado el 16 de noviembre del año pasado en la revista JAMA Network con el título: “Association Between Loneliness and Postoperative Mortality Among Medicare Beneficiaries”, asocia a la soledad con mayores riesgos de mortalidad después de una intervención quirúrgica, y aunque el estudio se realizó utilizando únicamente información estadística de los EE. UU., es lo suficientemente sólido como para pensar que el patrón podría repetirse en individuos de otras naciones.
“Una proporción sustancial de la población en muchos países experimenta altos niveles de soledad. La diferencia sustancial en la cobertura de datos entre los países de ingresos altos (particularmente Europa) y los países de ingresos bajos y medianos planteó un importante problema de equidad. La evidencia sobre las tendencias temporales de la soledad es insuficiente. Los hallazgos de este metanálisis están limitados por la escasez de datos y la heterogeneidad metodológica. La soledad debe incorporarse a la vigilancia general de la salud con mayor cobertura geográfica y etaria, utilizando herramientas de medición estandarizadas y validadas”. The BMJ. The prevalence of loneliness across 113 countries: systematic review and meta-analysis.
Ideas originales que ayudan a combatir la soledad.
Holanda.
Los gobiernos y empresas de varios países del continente Europeo están buscando soluciones creativas para ayudar a disminuir el aislamiento social que padecen muchas personas, particularmente las de mayor edad, las que se han quedado solas, escindidas por la brecha digital, sin tener con quien compartir sus pensamientos, ideas, tristezas y recuerdos.
Entre las medidas más interesantes para ello, está la implementada por la cadena holandesa de supermercados Jumbo, la que sumándose al programa Unidos contra la soledad (Eén tegen eenzaamheid) emprendido por el gobierno de los Países Bajos, habilitó en 123 de sus sucursales, las denominadas cajas para charlar (Kletskassa), en las que a diferencia de lo que ocurre en las cajas regulares, no hay prisa para pagar la compra, y los cajeros o cajeras han sido capacitados y motivados para entablar una conversación amigable con los clientes, lo que ha conseguido un gran éxito.
México.
Como un primer esfuerzo, que sus funcionarios aseguran habrá de crecer y multiplicarse a lo largo y ancho del territorio nacional, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) implementó el primer Club de Personas Mayores para mejorar la calidad de vida, en el que además de reunir a gentes de la tercera edad, lo que por si mismo es ya valioso, realizarán diferentes actividades y dinámicas para fomentar las relaciones interpersonales, romper el aislamiento social, y fortalecer las habilidades motrices, cognoscitivas, sociales y emocionales, lo que ayudará a mejorar su salud y calidad de vida.
El Club de Personas Mayores se ubica en el Centro de Seguridad Social “Tepeyac”, al norte de la Ciudad de México, en el que se habilitaron tres aulas y un patio de usos múltiples, en los que se realizan diversos talleres y actividades, bajo la responsabilidad de 10 promotores gerontológicos egresados del Centro de Atención Social a la Salud de las y los Adultos Mayores (CASSAAM).
Los expertos consideran que al ser conscientes de que la soledad y el aislamiento social son factores de riesgo que dañan gravemente la salud y expectativa y calidad de las personas, y que paralelamente incrementan los gastos de atención en las instituciones sanitarias, las autoridades deberían incluir su combate de manera creativa, incluyendo a este factor de riesgo, como parte esencial de la consulta médica primaria.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.
Fuentes:
National Library of Medicine. (12 de enero del 2023).
Social isolation as a risk factor for all-cause mortality: Systematic review and meta-analysis of cohort studies.
National Library of Medicine. (10 de marzo del 2015).
Loneliness and social isolation as risk factors for mortality: a meta-analytic review
JAMA Network. (16 de noviembre del 2022).
Association Between Loneliness and Postoperative Mortality Among Medicare Beneficiaries.
BMJ Journal. (10 de junio del 2016).
Loneliness and social isolation as risk factors for coronary heart disease and stroke: systematic review and meta-analysis of longitudinal observational studies.
National Library of Medicine. (mayo del 2020).
Loneliness, social isolation, cardiovascular disease and mortality: a synthesis of the literature and conceptual framework
World Health Organization. (2021).
Social isolation and loneliness among older people: advocacy brief
The BMJ. (s/f).
The prevalence of loneliness across 113 countries: systematic review and meta-analysis
The BMJ. (9 de febrero del 2022).
Loneliness and social isolation as risk factors for mortality: a meta-analytic review
Instituto Mexicano del Seguro Social. (enero 2023).
Implementa IMSS Primer Club de Personas Mayores para mejorar la calidad de vida.
El País. (15 de enero del 2023).
Isabel Ferrer. De charla en la caja de los supermercados para paliar la soledad.
Eén tegen eenzaamheid. (s.f.).
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