El pasado 4 de mayo les informamos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) había actualizado sus directrices sobre planificación operacional, buscando que los sistemas sanitarios que se encuentran sometidos a una extraordinaria presión, (y en ocasiones desbordados por el número de casos de COVID-19), alcancen un balance efectivo entre la impostergable necesidad de atención de los casos asociados la pandemia por el SARS-CoV-2, con la también ineludible necesidad de mantener funcionales los servicios sanitarios esenciales para toda su población, para evitar males mayores a futuro, e impagables retrocesos en los avances sanitarios alcanzados en las últimas décadas.
“La terrible posibilidad de que medio millón más de personas en África mueran de enfermedades relacionadas con el SIDA es como retroceder en la historia”. Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud.
Insistiendo en ello, la OMS publicó una nota de prensa en la que advierte que la interrupción parcial o total de los servicios médicos de seguimiento a otros padecimientos, podría causar cientos de miles de muertes adicionales por VIH.
Para ponerle cifras, la Organización Mundial de la Salud y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA), pidieron a cinco equipos de expertos en modelaje matemático las proyecciones de lo que podría ocurrir si se interrumpen entre tres y seis meses la prestación oportuna y completa de las terapias antirretrovirales. Utilizando cinco diferentes plataformas de modelaje, los expertos concluyeron que esto podría conducir al incremento de más de 500 000 muertes adicionales por enfermedades relacionadas con el SIDA.
Los ejercicios establecen que de prolongarse la suspensión de los servicios médicos básicos, podríamos regresar cifras similares a las del 2008, año en el que ocurrieron más de 950 000 muertes relacionadas con el SIDA en la región, ocasionando, además, un incremento anual de fallecimientos del 40% durante el próximo quinquenio.
“El impacto potencial por la interrupción de los tratamientos del VIH en África subsahariana, podría incrementar el número de muertes relacionadas con el SIDA a cifras que oscilan entre 471 000 y 673 000, lo que haría imposible alcanzar el objetivo global 2020 de tener menos de 500 000 muertes relacionadas con el SIDA en todo el mundo”.
Al respecto, Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, comentó: “La pandemia de COVID-19 no debe ser una excusa para desviar la inversión del VIH. Existe el riesgo de que los avances en la lucha contra esta enfermedad obtenidos con tanto esfuerzo, se sacrifiquen en la lucha contra COVID-19, pero el derecho a la salud significa que ninguna enfermedad se debe combatir a expensas de la otra”.