Aunque los científicos todavía no pueden responder con total certidumbre a muchas de las interrogantes que rodean al SARS-CoV-2, sobre el que el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), acotó: “A pesar de todo el poder económico, militar y tecnológico de las naciones, hemos sido humillados por este pequeño microbio”, se sabe claramente que una de las formas frecuentes de contagio es a través de las gotículas que una persona portadora del virus, aún asintomática, expulsa al toser, estornudar, hablar, gritar o cantar.

Antes del estudio se sabía que por su violencia, la tos y los estornudos son capaces de impulsar estas gotículas a una importante distancia y velocidad, aumentando el riesgo potencial de contagio por exposición, por lo que se recomienda hacerlo en el ángulo interior del brazo flexionado, lo que evita su dispersión.

Lo que no se conocía con precisión, era la aportación de las gotículas emitidas a través del habla en la diseminación potencial de bacterias o virus, como el del sarampión, el virus de la influenza, el Mycobacterium tuberculosis, y por supuesto el del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2), del que encontraron abundante carga viral en los fluidos orales de pacientes positivos, incluidos los asintomáticos.

A fin de dilucidarlo, un equipo de investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), realizó un estudio que se publicó el pasado 2 de junio en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, mejor conocida como PNAS, con el título: “The airborne lifetime of small speech droplets and their potential importance in SARS-CoV-2 transmission”, en el que llegaron a las siguientes conclusiones:

  • Cuando se habla en voz alta, se emiten miles de gotas de fluido oral por segundo, las que en un ambiente de aire cerrado, estancado y dependiendo de su tamaño, pueden permanecer en el aire entre 8 y 14 minutos antes de deshidratarse y desvanecerse.
  • La probabilidad de transmisión del virus a través de las gotículas expulsadas cuando se habla de manera normal en entornos confinados es elevada.
  • La probabilidad de que una gota contenga uno o más viriones (partículas víricas morfológicamente completas e infecciosas) aumenta en relación con su volumen hidratado inicial, por lo que es necesario considerar el tiempo que los núcleos de la gotículas permanecen en el aire, y la probabilidad de que las gotitas encapsulen al menos un virión.

En este punto, vale la pena aclarar que los investigadores utilizaron una luz láser de alta intensidad, la que les permitió visualizar las ráfagas de gotas de voz producidas durante las frases habladas repetidas, las que la ley de Stokes postula: la velocidad terminal de una gota que cae se escala como el cuadrado de su diámetro, por lo que una vez en el aire, las gotas generadas por el habla se deshidratan rápidamente debido a la evaporación, disminuyendo así su tamaño, lo que disminuye paralelamente la velocidad de su caída.

En este sentido, y más allá de que se aplique la llamada “regla de etiqueta” al toser o estornudar, la emisión de gotículas al hablar, y por ende el riesgo de contagio, puede reducirse sustancialmente con tres normas básicas de fácil realización:

  1. Mantenimiento de una distancia mínima de entre 1.5 y 2 metros entre persona y persona;
  2. Uso de cubrebocas, entendiendo que una persona, aún asintomática, puede ser un vector de transmisión activo;
  3. Lavado frecuente de manos con abundante agua y jabón, durante al menos 30 segundos.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.

Fuentes:

Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS). (10 de junio).
The airborne lifetime of small speech droplets and their potential importance in SARS-CoV-2 transmission.

Wikipedia. (10 de junio).
Virión.

Wikipedia. (10 de junio).
Ley de Stokes.

Organización Mundial de la Salud. (10 de junio).
Consejos para la población sobre el nuevo coronavirus (2019-nCoV): cuándo y cómo usar mascarilla.