Por: Código F.
No cabe duda que la historia de la humanidad está ligada a la investigación científica, al desarrollo de las ciencias de la salud y a la invención de las medicinas en general y de manera particular y destacada al de las vacunas y los antibióticos.
Antes de la invención del concepto de la asepsia, desarrollado e implementado por Joseph Lister (Upton, 1827 – Walmer, 1912) en 1867), con el que demostró que los métodos antisépticos eran fundamentales para disminuir el riesgo de infección de las heridas, el porcentaje de que una persona adquiriera y muriera por una infección bacteriana, desarrollada a partir de una herida casual o quirúrgica era muy elevado.
El desarrollo del concepto de infección bacteriana y de los métodos antisépticos de Lister, inspirados en las investigaciones previas de Louis Pasteur (Dole, Francia, 1822 – Marnes-la-Coquette, id., 1895), sobre el origen de la fermentación y la putrefacción permitió disminuir el número de infecciones quirúrgicas lo que condujo a la disminución del número de fallecimientos por esta causa.
Sin embargo, el paso definitivo para establecer un combate frontal contra las bacterias y las infecciones provocadas por ellas se establecería en los años veinte con el descubrimiento de la lisozima y la penicilina por el científico inglés Alexander Fleming y el desarrollo de nuevos antibióticos en la década de los cuarenta, lo que disminuyó drásticamente el número de muertes asociadas a ellas.
La humanidad en general entró en un estado de bonanza (por así decirlo) en la lucha contra las bacterias, lo que ha progresivamente ha conducido a debilitar el poder y efectividad de los antibióticos en contra de estos magníficos contrincantes.
El problema central de la pérdida de efectividad de los antibióticos reside en que el uso de los mismos condujo al abuso e incorrecta utilización de los mismos, provocando la aparición de un número cada vez mayor de bacterias multirresistentes o como se les llama popularmente superbacterias, las que no pueden ser destruidas con los antibióticos con los que se les derrotaba fácilmente hasta hace relativamente pocos años.
El problema es tan serio que se estima que en el 20% de los casos, las bacterias causales de infecciones (como la Klebsiella pneumoniae, por ejemplo) se han vuelto poderosamente resistentes a tres clases de antibióticos frecuentemente utilizados como las cefalosporinas de tercera generación, las fluoroquinolonas y los aminoglicósidos, lo que constriñe el arsenal antibiótico utilizado por los médicos tratantes.
El epicentro del desarrollo de la resistencia bacteriana se encuentra en el uso frecuente e inadecuado de los antibióticos, ya que muchos pacientes dejan de tomar el antibiótico prescrito por su médico en cuanto desaparecen los síntomas, sin destruir por completo a la bacteria atacada, lo que permite que la misma aprenda a defenderse del mecanismo de acción del fármaco, transmitiendo esa información a la siguiente generación de bacterias.
Una súper bacteria ocasiona la muerte de una mujer en Estados Unidos
Para ejemplificar la gravedad del tema de la resistencia bacteriana, les informamos que el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta (CDC), responsable de la vigilancia epidemiológica en los Estados Unidos de Norteamérica, publicó recientemente en su Informe semanal sobre morbilidad y mortalidad que una septuagenaria había fallecida en Reno (Nevada) en septiembre del 2016, a consecuencia de la infección provocada por una bacteria “resistente a todos los antibióticos conocidos”.
Buscando salvar la vida de esta paciente los médicos utilizaron 26 antibióticos diferentes, sin que ninguno de ellos lograra detener la infección que la condujo finalmente a la muerte.
La bacteria causante del fallecimiento fue la Klebsiella pneumoniae con la mutación Nueva Delhi, enmarcada en el grupo de las bacterias resistentes a los carbapenemos, considerados antibióticos de “último recurso”.
A este grupo de bacterias se les denomina “enterobacterias productoras de carbapenemasas”. Las carbapenemasas son unas enzimas que inactivan al que se le considera prácticamente como el último bastión terapéutico frente a los microorganismos multirresistentes.
Un estudio encargado por el gobierno británico concluye que, si no se desarrollan nuevos antibióticos que sustituyan a los que han perdido eficacia contra las bacterias, para 2050 morirán alrededor de 10 millones de personas al año en el mundo como consecuencia de las infecciones bacterianas, lo que conducirá, además de una lamentable pérdida de vidas humanas, a la afectación negativa de entre el 2 y el 3,5% (unos 100 billones de dólares) del PIB mundial.
Semana mundial para la concientización del uso de los antibióticos de la OMS
Como lo remarcó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la pasada semana mundial para la toma de conciencia del uso de los antibióticos (llevada a cabo del 14 al 20 de noviembre del 2016), es fundamental concientizar a la población en general, al personal sanitario y a los responsables de la generación de políticas sanitarias sobre este grave problema, promoviendo la adopción de prácticas correctas en el uso de los antibióticos como un método determinante para disminuir la aparición y expansión de la resistencia de los patógenos a estos medicamentos.
Fuentes:
Biografías y vidas [en línea]. Joseph Lister.
Consulta: 16 ene. 2017
Biografías y vidas [en línea]. Louis Pasteur.
Consulta: 16 ene. 2017
Wikipedia. Alexander Fleming.
Consulta realizada el 16 de enero del 2017.
Diario El País. Las súper bacterias amenazan a Europa.
Consulta realizada el 16 de enero del 2017.
Diario El País. Encuentran una súper bacteria resistente al antibiótico más potente.
Consulta realizada el 16 de enero del 2017.
Diario El País. Una mujer muere en EE UU por una bacteria resistente “a todo”.
Consulta realizada el 16 de enero del 2017.
Organización Mundial de la Salud (OMS).
Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos 2016.