Este retador título busca atraer la atención sobre un fenómeno de múltiples cabezas que amenaza constantemente el ámbito de la salud y que es promovido, por la charlatanería, los intereses ocultos y la ignorancia, que dicho sea de paso, es sumamente peligrosa.

Abordaremos el tema hablando de uno de los fraudes científicos que más daño han provocado a la medicina preventiva.

En 1988 el ex cirujano inglés Andrew Wakefield publicó en la revista científica The Lancet un artículo fraudulento que sostenía la incendiaria y alarmante hipótesis de que la vacuna triple viral (sarampión, rubéola y paperas), tenía relación directa con el desarrollo del autismo y la enterocolitis, lo que provocó (y aún se mantiene tristemente en el ideario popular), que la aplicación de vacunas en términos generales y la aplicación de la vacuna triple, en particular, disminuyeran de manera alarmante, con las negativas consecuencias asociadas a ello.

The Lancet | RETRACTED: Ileal-lymphoid-nodular hyperplasia…

Seis años después de la publicación del artículo de Wakefield, el reportero Brian Deer, publicó en el diario The Sunday, distribuido en el Reino Unido e Irlanda, los resultados de una investigación propia que mostraban la existencia de conflicto de intereses por parte de Wakefield, el cual estaba siendo financiado, peculiarmente, por un grupo de abogados litigantes en contra de la industria de las vacunas.

A causa de la gravedad de los datos aportados en el artículo de Deer y otras acusaciones de falta de ética profesional en contra de Wakefield y dos de sus colegas, el Consejo Médico General (GMC) del Reino Unido abrió una investigación por mala praxis contra la investigación.

El 28 de enero de 2010, un tribunal compuesto por cinco miembros del GMC halló probadas 32 acusaciones, entre ellas cuatro de fraude y doce de abuso de niños con discapacidad de desarrollo, concluyendo que Wakefield había “faltado a su deber como médico especialista responsable”, actuado en contra de los intereses de sus pacientes y obrado “de manera deshonesta e irresponsable” en su investigación publicada.

Como resultado de las conclusiones del GMC, la revista The Lancet se retractó de forma inmediata y por completo del artículo que había publicado en 1998, señalando que los datos del manuscrito habían sido falsificados, lo que provocó, además, que Wakefield fue excluido del registro médico, con una nota que indica la falsificación fraudulenta en la que incurrió, perdiendo la licencia para ejercer la medicina en el Reino Unido.

La investigación de Wakefield y su tesis que la vacuna triple vírica podía causar autismo, condujo a un descenso en los índices de vacunación en Estados Unidos, Reino Unido e Irlanda, lo que ocasionó de manera directa el incremento de casos sarampión y paperas, graves y en ocasiones fatales. Sus continuas advertencias en contra de la vacunación han contribuido a crear un clima de desconfianza hacia todas las vacunas y a la reaparición de otras enfermedades que se creían controladas.

Desgraciadamente, las afirmaciones de Wakefield y sus colegas se han convertido en estandarte del movimiento “anti vacunas”, cuyas acciones y argumentos, sin demostración alguna, ponen en riesgo a toda la sociedad, pudiendo provocar el resurgimiento de graves enfermedades que se encontraban controladas.

Para contextualizar las graves consecuencias de la absurda creencia de que las vacunas promueven el desarrollo del autismo, mencionaremos el brote de sarampión surgido en Minnesota, EE.UU., que hasta hace unos pocos días registraba la cifra de 68 personas enfermas, de las que el 94% no habían sido previamente vacunados. Para contrastar esta información, comentaremos que antes del daño provocado por la idea de que las vacunas provocan enfermedades (en lugar de prevenirlas), el número acumulado de casos totales de sarampión en Minnesota, 20 años antes, fue únicamente de 56 personas.

Las estadísticas muestran que el grupo poblacional más afectado en Minnesota tenía, entre 2000 y 2007, un nivel de vacunación por encima del 90%, el que descendió a partir de 2008 al 42%, lo que muestra que 1 de cada 2 niños no está protegido con la vacuna, lo que aparentemente está relacionado con las conferencias ofrecidas por los grupos “anti vacunas”, los que tenían frecuentemente a Wakefiel, como orador principal.

Sin embargo, y aunque este es un caso sumamente alarmante, no es el único que afecta a la sociedad. En México, hacia finales del 2016, se difundió en las redes sociales la noticia del descubrimiento de una vacuna contra la diabetes, lo que causó gran revuelo en la población en general.

En el comunicado número 99 emitido el 26 de noviembre de 2016, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), desmentía categóricamente la versión avalada por la “Fundación Vive tu Diabetes” acerca de la existencia de una vacuna contra dicha enfermedad, denominada “Autohemoterapia”.
En consecuencia, COFEPRIS implementó un operativo de vigilancia del mercado, así como la clausura de la sede de la citada Fundación.

La Secretaría de Salud, a través de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), aclara que no ha autorizado ninguna vacuna contra la diabetes, anunciada por la autodenominada “Fundación Vive tu Diabetes A.C” del Distrito Federal.

La autoridad sanitaria informa que esta Fundación no ha presentado el protocolo clínico para evaluar la calidad y seguridad del supuesto biológico llamado “Autohemoterapia”, ni cuenta con registro sanitario ni permiso de publicidad, por lo que se han tomado el día de hoy las medidas preventivas y correctivas correspondientes.

Estos dos ejemplos nos muestran lo que pueden provocar las acciones de personas sin escrúpulos, las que, abusando de la inocencia, interés y necesidad de la población, promueven argumentos falsarios y soluciones médicas inexistentes que no solamente no curan, sino que pueden provocar daños irreversibles en la salud de las personas que las consumen.

Es por ello que mantener una actitud atenta y crítica ante soluciones “milagrosas” surgidas de la nada, con argumentos exagerados y sin sustento, como el esgrimido (y completamente desarticulado) por Wakefield, es vital para proteger nuestra salud.

Fuentes:

Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología.
Vacunar, decisión individual que afecta la salud colectiva

Wikipedia.
Andrew Wakefield.

Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios.
No hay ninguna vacuna aprobada contra la diabetes: Salud