Hace muy poco tiempo, apenas el pasado 13 de julio, les dimos a conocer que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aceptó incluir a los “aerosoles” como potencial fuente de contagio del SARS-CoV-2, lo que se sumó a la adquisición del virus por el contacto con los fómites (superficies o personas contaminadas con el virus) y las gotículas, las partículas de saliva o líquido respiratorio que expulsamos al toser, estornudar, hablar, gritar o cantar.

Fue necesaria una extraordinaria presión ejercida sobre la OMS por un conglomerado de 239 científicos e investigadores, los que con base en información científica, y en total desacuerdo con la organización sanitaria, pedían incluir a los aerosoles como medio de contagio, al que consideran mucho más relevante que los dos previos.

Al respecto de ello, José Luis Jiménez, profesor de química en la Universidad de Colorado Boulder, EE. UU., investigador de Ciencias Ambientales y miembro del grupo que presionó a la OMS, publicó el pasado 18 de agosto en el diario español El País, un artículo titulado “La covid se transmite a través de aerosoles: ya es el momento de actuar, tenemos suficientes pruebas”, en el que insta a la OMS y otros organismos sanitarios internacionales, como el Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los EE. UU., a ofrecer al público en general una mejor comunicación sobre las posibles vías de contagio del nuevo coronavirus, entre las que destaca la de los “aerosoles”, sin descartar la de las gotículas y los fómites.

Prácticamente desde el inicio de la pandemia se ha insistido en la necesidad de mantener una distancia de seguridad de entre 1.5 y 2 metros, ya que las gotículas expedidas caen al suelo arrastradas por su peso; lavarse las manos con agua y jabón varias veces al día y de manera enérgica; toser y estornudar en el ángulo interior del codo y utilizar cubrebocas, medidas que no siempre se cumplen, se utilizan mascarillas que no ofrecen protección real, o se usan de manera incorrecta, pero los aerosoles se quedaron fuera de las recomendaciones de cuidado precautorio durante muchos meses.

Al respecto José Luis Jiménez explica que las posibilidades de contagio por el contacto con fómites contaminados fue sobrevalorada, el contagio por las gotículas se evita sustancialmente con el mantenimiento de la distancia social y el uso de cubrebocas, pero no así las de los aerosoles, comentando: “Sabemos por estudios rigurosos y detallados que cuando las personas hablan cerca unas de otras, los aerosoles dominan la transmisión y las gotículas son casi insignificantes».

Para hacer más evidente la importancia de los aerosoles como medio de contagio, el investigador comenta que si bien es cierto que las gotículas y los aerosoles se parecen entre ellas, las primeras son grandes y pesadas por lo que caen al suelo rápidamente, en comparación con los aerosoles, los que miden menos de 50 micras (un cabello humano tiene un diámetro aproximado de 80 micras), tienen la capacidad de flotar en el aire por varios minutos e incluso horas, lo que incrementa las posibilidades de ser inhalados. Por otra parte, y como el virus mide solamente 0.1 micras, los aerosoles tienen espacio más que suficiente para transportar las partículas víricas hasta nuestra nariz y boca.

Es por ello que el número de contagios que ocurren en ambientes cerrados mal ventilados, aún observando la distancia social, es mayor que los que se dan en ambientes abiertos con buena circulación aérea.

“Durante décadas se pensó que la tuberculosis se transmitía por gotículas y fómites, pero más adelante quedó demostrado que la tuberculosis solo se puede transmitir a través de aerosoles. Creo que la OMS ha cometido un error similar con la covid. Los seres humanos son el único reservorio conocido de M. tuberculosis. El organismo se propaga principalmente como un aerosol en el aire de un individuo que se encuentra en la etapa infecciosa de la tuberculosis (aunque se han informado casos de transmisión transdérmica y gastrointestinal)”.

A modo de ejemplo, y para ser más claro, el investigador indica que el humo del tabaco es un aerosol, y todos sabemos que estar en un espacio cerrado, mal ventilado y por un tiempo prolongado con una persona que fuma nos llevará inevitablemente a inhalar el humo, lo mismo que ocurriría si estamos en esas condiciones con una persona portadora del SARS-CoV-2, aún estando asintomática. Por eso insiste en la necesidad de comunicar insistentemente un conjunto de nuevas recomendaciones, que logre reducir la transmisión de la enfermedad por cualquier medio, incluidos los aerosoles. “Pensar en el humo nos permite aplicarlo a otras situaciones, ya sea un aula, una tienda o un parque, para entender cómo protegernos. En términos de comportamientos específicos, evite en lo posible sitios con mucha gente, donde algunos no llevan mascarillas, en interiores, con ventilación baja, proximidad, duración prolongada, o donde se habla, canta o grita. Estos son los factores de riesgo más importantes en los modelos matemáticos que estiman la probabilidad de contagio por aerosoles, pero también pueden entenderse simplemente como factores que afectan a la cantidad que inhalaríamos”.

La lista de recomendaciones ampliada es la siguiente:

  • Desinfectar las superficies expuestas a la exposición potencial del virus.
  • Lavarse las manos varias veces al día con agua y jabón de manera cuidadosa.
  • Evitar tocarse la cara en situaciones de exposición y riesgo.
  • Utilizar cubrebocas y caretas, aún cuando sea posible mantener la distancia recomendada de 1.5 – 2 m.
  • Hacer tantas actividades como sea posible al aire libre, evitando permanecer en espacios cerrados y mal ventilados con otras personas.
  • Incrementar la cantidad de aire interior que se reemplaza por aire exterior, abriendo ventanas o ajustando los sistemas mecánicos de ventilación.
  • Mejorar la calidad y especificidad de los filtros de los sistemas de ventilación que recirculan parte del aire.

Por Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.

Fuentes:

El País. (18 de agosto del 2020).
La covid se transmite a través de aerosoles: ya es el momento de actuar, tenemos suficientes pruebas.

Medscape. (18 de agosto del 2020).
Tuberculosis (TB).

Science Direct. (18 de agosto del 2020).
Elsevier. Short-range airborne route dominates exposure of respiratory infection during close contact.

Organización Mundial de la Salud. (18 de agosto del 2020).
Transmission of SARS-CoV-2: implications for infection prevention precautions

The New York Times. (18 de agosto del 2020).
239 Experts With One Big Claim: The Coronavirus Is Airborne.

The New York Times. (18 de agosto del 2020).
The Scientist, the Air and the Virus.

The New York Times. (18 de agosto del 2020).
Airborne Coronavirus Detected in Wuhan Hospitals.

Science Direct / Materials Today Physics (18 de agosto del 2020).
Catching and killing of airborne SARS-CoV-2 to control spread of COVID-19 by a heated air disinfection system.