La semana pasada abordamos los resultados de un estudio publicado el 22 de mayo en la revista The Lancet, en el que los investigadores aseguraban que el uso de la cloroquina e hidroxicloroquina en pacientes con COVID-19, incrementaba en un 30% el riesgo de que sufrieran arritmias severas y fallecieran, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió la suspensión precautoria del uso de estos fármacos, deteniendo temporalmente el protocolo clínico Solidarity, en el que se estudiaban ambos. En este punto, es necesario aclarar que estos fármacos genéricos se prescriben exitosamente desde hace años para el tratamiento de la malaria y diversas enfermedades autoinmunes, como el lupus y la artritis reumatoide, por mencionar algunas de ellas.

“Un grupo de más de 120 médicos, especialistas en bioestadística e investigadores biomédicos, firmaron una carta abierta publicada el 28 de mayo, en la que piden a la directiva de The Lancet, que los datos de los pacientes (utilizados para el análisis estadístico) se apeguen a la ley”.

El caso, es que la investigación titulada “Hydroxychloroquine or chloroquine with or without a macrolide for treatment of COVID-19: a multinational registry analysis” ha sido sometida a posteriori al análisis riguroso de más de 100 médicos y especialistas en el análisis de datos, los que ponen en duda las conclusiones alcanzadas, asegurando que el estudio presenta “inconsistencias alarmantes”, por lo que exigen que los datos se corrijan inmediatamente o sea retirado.

Ambas posiciones son de alto impacto, ya que hasta la publicación del estudio que asegura que el uso de la cloroquina y la hidroxicloroquina en pacientes con la COVID-19 es peligroso, era de uso regular en muchos centros hospitalarios como una alternativa farmacológica para mejorar el pronóstico de los pacientes hospitalizados por esa infección.

“A la fecha, no sabemos si funcionan o no funcionan contra la COVID-19, pero la solución no es detener los ensayos con estas drogas, sino seguir adelante con ellos, pues necesitamos buenos ensayos clínicos controlados y aleatorizados para saber si ofrecen algún beneficio, especialmente de cara a la segunda oleada de la enfermedad que probablemente vamos a sufrir en otoño”. Pedro Alonso, director del programa de malaria de la OMS.

La carta abierta en la que se asegura que las conclusiones del estudio son imprecisas, y por lo tanto erróneas, llega en un momento crítico de la lucha contra esta enfermedad, en la que se necesitan fármacos confiables que ayuden a enfrentarla.

Al respecto, hay que mencionar que The Lancet hizo una corrección al número de pacientes analizados en Asia y Australia utilizados en el estudio, pero no modificó las conclusiones, lo que aparentemente muestra la confianza de los editores en su validez.

Nos mantendremos atentos, para informarles con oportunidad el avance y conclusiones de esta controversia.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.

Fuentes:

The Lancet. | 24 de mayo.
Hydroxychloroquine or chloroquine with or without a macrolide for treatment of COVID-19: a multinational registry analysis.

códigoF. | 30 de mayo.
Cloroquina e hidroxicloroquina. Su uso en pacientes con COVID-19, aumenta el riesgo de sufrir arritmias y morir.

El País. | 30 de mayo.
Más de 100 expertos alertan de fallos en el mayor estudio sobre cloroquina e hidroxicloroquina.