“A pesar de algunas mejoras en la calidad del aire en los últimos tres decenios, millones de personas siguen muriendo prematuramente, lo que afecta a menudo a las poblaciones más vulnerables y marginadas”. Dr. Hans Henri P. Kluge, Director Regional de la OMS para Europa.

La última semana de septiembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó las nuevas Directrices mundiales sobre la calidad del aire, elaboradas por un equipo especializado, bajo la supervisión del Centro Europeo para el Medio Ambiente y la Salud de la OMS.

“La contaminación ambiental y otros riesgos ambientales causan el 24% de las muertes relacionadas, por ejemplo, con cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, intoxicaciones y accidentes de tránsito. Esta cifra podría reducirse sustancialmente e incluso eliminarse mediante una acción preventiva audaz a nivel nacional, regional, local y sectorial”. OMS.

Para su creación, los responsables hicieron seis revisiones exhaustivas sobre más de 500 artículos sobre el tema, lo que nos ofrece el panorama actual más preciso sobre la calidad del aire y su impacto sobre la salud, y aunque las Directrices mundiales sobre la calidad del aire no son jurídicamente vinculantes, constituyen una herramienta sólida para que los responsables de la formulación de políticas tengan elementos de juicio que respalden sus propuestas para reducir los niveles de contaminación aérea.

La anterior edición de las directrices data de 2005, y desde entonces a la fecha, los científicos han acumulado una enorme cantidad de evidencias que demuestran que la mala calidad del aire incide directamente en la salud y en las expectativas y calidad de vida, siendo responsable directa de 7 millones de fallecimientos anticipados, y la pérdida de millones de años de vida saludable.

Atendiendo a la evidencia documentada, la OMS ajustó a la baja casi todos los niveles de referencia de la calidad del aire, los que de cumplirse ayudarían a salvar millones de vidas, por lo que en ese contexto, el Dr. Hans Henri P. Kluge, Director Regional de la OMS para Europa, aseveró: “El aire limpio debería ser un derecho humano fundamental y una condición necesaria para que las sociedades estén sanas y sean productivas”. “Conocemos la magnitud del problema y sabemos cómo resolverlo. Estas directrices actualizadas ofrecen a los responsables de la formulación de políticas pruebas sólidas y la herramienta necesaria con el fin de hacer frente a esta carga para la salud a largo plazo”.

En la infancia, la exposición a los altos niveles de contaminación ocasiona una marcada reducción del crecimiento y de la función pulmonar, infecciones respiratorias recurrentes y el agravamiento del asma, y en los adultos, el desarrollo de cardiopatía isquémica y accidentes cerebrovasculares, dos de las causas más frecuentes de muerte prematura asociadas a la contaminación, teniendo, además, un fuerte impacto en la diabetes, la densidad ósea y las enfermedades neurodegenerativas.

La carga de morbilidad atribuible a la contaminación del aire está en el mismo nivel que otros importantes riesgos para la salud a nivel mundial, como la dieta malsana y el tabaquismo. Actualmente la contaminación mata a más personas a nivel mundial que todos los conflictos armados combinados.

La OMS asegura que el problema es muy grave y para ello les ofrecemos un dato: En 2019 más del 90% de la población mundial vivía en zonas en las que las concentraciones superaban los niveles de referencia fijados por la OMS en 2005 con respecto a la exposición prolongada a las PM₂.₅ (diámetro de 2.5 micrómetros, aproximadamente 1 diezmilésimo de pulgada o menos de diámetro), a las que se les considera responsables de aproximadamente el 80% de las muertes asociadas a la contaminación.

“Cuanto más expuestos estén a la contaminación del aire, mayor será el impacto sobre la salud, especialmente de las personas con enfermedades crónicas (como asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y cardiopatías), así como de las personas mayores, los niños y las embarazadas”. OMS.

Al respecto, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, declaró: “La contaminación del aire es una amenaza para la salud en todos los países, pero afecta más a los habitantes de los países de ingresos bajos y medios. Las nuevas Directrices de la OMS sobre la calidad del aire son un instrumento práctico y basado en la evidencia para mejorar la calidad del aire, de la que depende toda la vida. Insto a todos los países y a todos los que luchan por proteger nuestro medio ambiente a que las pongan en práctica para reducir el sufrimiento y salvar vidas”.

Lamentablemente, y como ocurre en muchos otros casos, son los habitantes de los países de ingresos bajos y medios los que soportan los peores niveles de contaminación aérea, asociados a la urbanización descontrolada y al desarrollo económico dependiente, en gran medida, de la quema de combustibles fósiles.

“Los riesgos para la salud asociados a las partículas en suspensión de diámetro igual o inferior a 10 y 2.5 micras (µm) (PM₁₀ y PM₂.₅, respectivamente) son de especial relevancia para la salud pública. Tanto las PM₂.₅ como las PM₁₀ son capaces de penetrar profundamente en los pulmones, pero las PM₂.₅ pueden incluso entrar en el torrente sanguíneo, lo que afecta principalmente al sistema cardiovascular y respiratorio, así como a otros órganos. Las PM son generadas principalmente por la combustión de combustibles en diferentes sectores, como el transporte, la energía, los hogares, la industria y la agricultura. En 2013, la contaminación del aire exterior y las partículas en suspensión fueron clasificadas como carcinógenas por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la OMS”. OMS.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.

Fuentes:

Organización Mundial de la Salud. (22 de septiembre del 2021).
Las nuevas Directrices mundiales de la OMS sobre la calidad del aire tienen como objetivo evitar millones de muertes debidas a la contaminación del aire.

Organización Mundial de la Salud. (3 de septiembre del 2021).
Un compendio de 500 acciones de la OMS y los asociados de las Naciones Unidas tiene como objetivo reducir las enfermedades provocadas por factores ambientales y salvar vidas.

códigoF. (10 de enero del 2020).
La contaminación ambiental también afecta la densidad ósea.

códigoF. (mayo 17 del 2017).
La contaminación atmosférica también daña al cerebro.