El programa 90-90-90 está lejos de cumplirse.
Entre otras conclusiones, el nuevo informe anual del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida) “Aprovechando el momento”, asegura que este 2020 no se alcanzarán las metas para la disminución del número de contagios y muertes por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
El 17 de agosto de 2018, hace poco menos de dos años, publicamos un artículo en el que escribimos ampliamente sobre el plan de ONUSIDA lanzado en 2015, denominado “90-90-90”, en el que se planteaban, como metas para 2020, que el 90% de las aproximadamente 37 millones de personas en el mundo con VIH conocieran su estado; que el 90% de ellos iniciarán inmediatamente el tratamiento para contener el padecimiento y que el 90% de los pacientes tratados siguieran medicándose para mantener al virus controlado.
Vale la pena aclarar que aunque es cierto que las metas fijadas no se alcanzarían antes de la pandemia, esta nueva crisis sanitaria alejó aún más la posibilidad de lograrlas, lo que minimiza notablemente lo obtenido durante décadas previas de intenso trabajo.
Al respecto, Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, comentó durante una de sus participaciones en la Conferencia Mundial del Sida 2020 (realizada virtualmente), que “ya antes de que nos golpeara la COVID-19 no íbamos a lograr los objetivos para 2020, pero ahora la COVID-19 amenaza con echar por tierra todos los esfuerzos. El Sida sigue siendo una pandemia mundial alimentada por las desigualdades, y millones se están quedando atrás”.
“Poner fin a la epidemia del Sida es más que una obligación histórica para los 39 millones de personas que han muerto a causa de la enfermedad. También representa una oportunidad trascendental para sentar las bases de un mundo más saludable, más justo y equitativo para las generaciones futuras. Poner fin a la epidemia del Sida inspirará iniciativas más amplias de salud y desarrollo a nivel mundial, demostrando lo que se puede lograr a través de la solidaridad mundial, la acción basada en la evidencia y las alianzas multisectoriales”.
El informe destaca las enormes desigualdades prevalecientes en el acceso a los tratamientos que hacen del Sida una enfermedad crónica no mortal. Al respecto, acotó que mientras 14 naciones han alcanzado las metas del programa “90–90–90”, el resto de los países miembro de la OMS no lo han conseguido, y algunos de ellos están muy lejos de hacerlo.
“Se requiere de una acción decisiva todos los días en la próxima década, para que el mundo vuelva a su camino para poner fin a la epidemia de sida para 2030. Se han salvado millones de vidas, particularmente las vidas de mujeres en África. El progreso realizado por muchos debe ser compartido por todas las comunidades en todos los países. El estigma y la discriminación y las desigualdades generalizadas son barreras importantes para poner fin al sida. Los países necesitan orientarse por la evidencia y cumplir con sus responsabilidades con los derechos humanos”. Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.
El informe destaca que los estigmas, la inequidad y la discriminación persistente contra las personas contagiadas con VIH, lo que sumado a otras desigualdades sociales y exclusión, son algunas de las barreras que impidieron que los 38 millones de personas que viven con Sida tuvieran un acceso igualitario a las terapias farmacológicas que les podrían salvar la vida, lo que ocasionó que 690 000 personas fallecieran en 2019 por enfermedades relacionadas con la enfermedad, y 12.6 millones de enfermos no recibieran tratamiento.
“Las poblaciones marginadas que temen el juicio, la violencia o el arresto luchan por acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, especialmente aquellos relacionados con la anticoncepción y la prevención del VIH. El estigma contra las personas que viven con el VIH sigue siendo común: al menos 82 países penalizan alguna forma de transmisión, exposición o no divulgación del VIH; el trabajo sexual está criminalizado en al menos 103 países; y al menos 108 países penalizan el consumo o la posesión de drogas para uso personal”.
Para poner en contexto la gravedad de la situación con respecto a esta enfermedad, les informamos que alrededor de 1.7 millones de personas se infectaron recientemente con el virus, lo que representa, en datos duros, más de tres veces la meta mundial. El informe afirma que mientras han ocurrido notables progresos en África Oriental y Meridional, sitos en los que las nuevas infecciones por el VIH se han reducido en un 38% desde 2010, en Europa Oriental y Asia Central, los contagios han aumentado el 72% desde 2010; en el Medio Oriente y África del Norte el 22%, y en América Latina el 21%.
Cerramos esta nota con un poderoso comentario de la directora ejecutiva de ONUSIDA: “No podemos tener países pobres al final de la fila. Las personas no deben depender del dinero en su bolsillo o del color de su piel para protegerse contra estos virus mortales. No podemos tomar dinero de una enfermedad para tratar otra. La respuesta tanto para el VIH como la COVID-19 deben estar totalmente financiados para evitar la pérdida masiva de vidas”.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.
Fuentes:
ONUSIDA. (7 de julio del 2020). COMUNICADO DE PRENSA.
El informe de ONUSIDA sobre la epidemia mundial de sida muestra que los objetivos de 2020 no se cumplirán debido a un ééxito profundamente desigual; COVID-19 arriesga desviar los avances en VIH fuera de curso.
UNAIDS. (7 de julio del 2020).
90-90-90 | Un ambicioso objetivo de tratamiento para contribuir al fin de la epidemia de sida.
Science. (7 de julio del 2020).
A campaign to end AIDS by 2030 is faltering worldwide.
códigoF. (7 de julio del 2020).
El programa para frenar el SIDA a nivel mundial. 90-90-90, está fallando.