Hace 52 años se estrenó por todo la alto una película de ciencia ficción médica que, como en muchas otras ocasiones, y metafóricamente hablando, se anticipó al desarrollo de diversos dispositivos médicos que hoy nos dejan maravillados, como la cápsula desarrollada por un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la que en su interior lleva bacterias transgénicas vivas, modificadas por ingeniería genética, para detectar y emitir una señal lumínica transmitida de manera inalámbrica, ante la presencia de una molécula de la sangre, denominada “hemo”, lo que permitirá a los médicos detectar y monitorear desórdenes o padecimientos a nivel gastrointestinal, en tiempo real.
Esta película, producida por la 20th Century Fox, y dirigida por Richard Fleischer, narra la historia de un viaje al interior del cuerpo humano de un submarino nuclear tripulado, previamente reducido de tamaño, para poder ser inyectado en el torrente sanguíneo del Dr. Jan Benes, quien se encuentra en estado de coma, como producto de un intento de asesinato.
El objetivo de la tripulación es reparar el daño provocado en el cerebro del Dr. Benes, para lo que deberán navegar por el torrente sanguíneo a través de diferentes órganos hasta llegar al órgano en cuestión, reparar el daño y salir del organismo del paciente antes de que transcurran 60 minutos, tiempo en el que el submarino y sus tripulantes regresaran a su tamaño normal.
La tripulación y el elenco principal está formado por Stephen Boyd (1931-1977) en el papel de Charles Grant; William Redfield (1927-1976) protagonizando al capitán y piloto Bill Owens; Donald Pleasence (1919-1995) como el Dr. Michaels, Arthur Kennedy (1914-1990) en la piel del cirujano Peter Duval y una Raquel Welch (1940) de 26 años, como la ayudante de Duval, Cora Peterson.
Algunos datos curiosos son que la película sirvió de inspiración para una novela homónima escrita por Isaac Asimov y que fue publicada seis meses antes del estreno de la película, una serie de dibujos animados y un cuadro del mismo nombre realizado por el pintor Salvador Dalí.
La película recibió 2 premios Oscar. Uno de ellos por la mejor dirección de arte y el otro por los mejores efectos especiales.
Si bien es cierto que con los actuales estándares de efectos especiales la película no parecerá tan impresionante, pero les garantizamos que la disfrutarán.