Una vez más, el molesto zumbido de un mosquito interrumpe el último sueño de la mañana de una persona que desesperadamente manotea, tratando de matar infructuosamente al insoportable bicho alado que la molesta.
Sin embargo, lo que no sabe la persona incesantemente atacada por este insecto, es que no es cualquier tipo de mosquito, sino una hembra perteneciente a la familia Aedes aegypti, capaz de transmitir el dengue, la fiebre chikungunya, la fiebre amarilla, la infección por el virus de Zika y el el Virus Mayaro, todo un arsenal de enfermedades víricas potencialmente mortales.
El mosquito Aedes aegypti es el principal vector de los virus de la familia Flaviviridae que tiene cuatro serotipos distintos (DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4) causantes del dengue. Los seres humanos se infectan por picaduras de hembras transmisoras, las que a su vez se contagian generalmente al succionar la sangre de personas inoculadas con el virus. El virus infecta el intestino medio del mosquito y luego se extiende hasta las glándulas salivales en un período de entre 8 y 12 días. Tras este período de incubación, el mosquito puede transmitir el virus a las personas al picarlas con fines exploratorios o alimentarios.
En este caso particular, la hembra había adquirido el virus del Dengue al alimentarse previamente de una persona portadora de esta enfermedad, lo que la capacita, durante de dos a cuatro semanas que dura su vida adulta, para contagiar a más seres humanos, comprometiendo su salud y su vida.
Más allá de esta descripción novelada, pero realista, los casos de dengue en nuestro país se han multiplicado por tres, comparando el mismo periodo de 2018 con el transcurrido en el presente año, de acuerdo con la información plasmada en el reporte de la semana epidemiológica 33, del Panorama Epidemiológico de Dengue 2019, publicado por la Dirección de Epidemiología, dependiente de la Secretaría de Salud.
Aunque se sabe que en las últimas décadas se ha incrementado exponencialmente la incidencia de dengue, una gran mayoría de los casos son asintomáticos, razón por la que el número real de casos está insuficientemente notificado y muchos, mal clasificados. Según una estimación reciente, se producen 390 millones de infecciones por dengue cada año (intervalo creíble del 95%: 284 a 528 millones), de los que 96 millones (67 a 136 millones) se manifiestan clínicamente (cualquiera que sea la gravedad de la enfermedad). Se estima que 3,900 millones de personas, de 128 países, están en riesgo de infección por los virus del dengue.
Para poner en blanco y negro esta afirmación, les comentamos que en 2108 se confirmaron 2,827 casos de dengue y 21 fallecimientos, versus los 8,973, con 28 fallecimientos de 2019 (hasta el 19 de agosto). La única noticia positiva es que la tasa de letalidad bajó del 1.48 durante el año pasado a .93 en este año, lo que muestra que aunque el número de personas infectadas aumentó a más del 300%, el número de muertes ocasionadas por esta enfermedad disminuyó.
El contagio por el virus del dengue se presenta con mayor frecuencia en zonas con climas tropicales y subtropicales en todo el mundo, particularmente en zonas urbanas y semiurbanas.
El World Mosquito Program (WMP) trabaja en México para disminuir la incidencia y número de los contagios utilizando un método sustentable en el que usa bacterias naturales llamadas Wolbachia para reducir la capacidad de los mosquitos de transmitir virus entre las personas.
Se debe sospechar que una persona padece dengue cuando presenta 40oC de temperatura, acompañada por cuando menos dos de los siguientes síntomas: cefalea intensa, dolor detrás de los globos oculares, dolores musculares y articulares, náuseas, vómitos, agrandamiento de ganglios linfáticos o salpullido. Los síntomas se presentan al cabo de un periodo de incubación de 4 a 10 días después de la picadura del mosquito infectado y por lo común duran entre 2 y 7 días.
El dengue grave es una complicación potencialmente mortal porque cursa con extravasación de plasma, acumulación de líquidos, dificultad respiratoria, hemorragias graves o falla orgánica. Los signos que advierten de esta complicación se presentan entre 3 y 7 días después de los primeros síntomas y se acompañan de un descenso de la temperatura corporal, acompañada de dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, respiración acelerada, hemorragia en las encías, fatiga, inquietud y presencia de sangre en el vómito. Las siguientes 24 a 48 horas de la etapa crítica pueden ser letales; hay que brindar atención médica para evitar otras complicaciones y disminuir el riesgo de muerte.
Es necesario anotar que no existe un tratamiento específico para el dengue ni el dengue grave, pero como en prácticamente todas las enfermedades, su detección, diagnóstico y medidas terapéuticas (en este caso paliativas), aplicadas oportunamente disminuyen las tasas de mortalidad hasta colocarlas por debajo del 1%.
Fuentes:
World Mosquito Program.
Preguntas frecuentes.
Organización Mundial de la Salud.
Dengue y dengue grave.
Secretaría de Salud.
Subsecretaría de prevención y promoción de la Salud. Dirección de Epidemiología. Panorama Epidemiológico de Dengue 2019. Información publicada en la semana epidemiológica 33 (actualizada al 19 de agosto de 2019).