Un importante número de sobrevivientes al COVID-19 las están padeciendo y requieren ayuda.

Es muy probable que todos nosotros conozcamos a una persona que lo padeció, o incluso hayamos vivido en carne propia la difícil experiencia de haber contraído SARS-CoV-2 y desarrollado COVID-19, y estemos vivos para contarlo, lo que desgraciadamente no lograron cerca de 220 mil mexicanos (cifras oficiales al 10 de mayo del 2021) que fallecieron a causa de esta enfermedad viral.

Sin embargo, es importante compartirles que más allá de la fortuna que supone haber superado esta peligrosa infección, numerosos pacientes reportan a sus médicos estar sufriendo diversas secuelas potencialmente incapacitantes post-COVID-19, las que les impiden desarrollar de manera plena sus actividades laborales, o incluso realizar normalmente sus actividades cotidianas.

Entre otros síntomas, los sobrevivientes describen una abigarrada lista de afectaciones persistentes, entre las que mencionan: fatiga, insomnio, alteraciones en el olfato y el gusto, dificultades para respirar, dolor en el pecho, palpitaciones, mareos, depresión y ansiedad, cúmulo de síntomas a los que los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) bautizaron como: secuelas posagudas de la infección por SARS-CoV-2, (PASC – postacute sequelae of SARS-CoV-2).

Mientras en nuestro país seguimos luchando para tratar de abatir el número de contagios y muertes, e incrementar el número de personas vacunadas, en los EE. UU., además de alcanzar cada día mayores cotas de vacunación, se han instalado hasta el momento 33 clínicas (una por estado) dedicadas a la atención de las personas que presentan PASC, las que en algunos casos persisten meses después de haber sido dados de alta por COVID-19.

Al respecto, el especialista en cuidados intensivos, pulmonares y medicina interna Aluko Hope, comentó que a pesar de que la demografía de hospitalizaciones por COVID-19 se inclina hacia los pacientes del sexo masculino, son las mujeres las que es su mayoría (7 de cada 10) hacen uso de los servicios de las clínicas: “Las mujeres pueden estar más agobiadas por las secuelas posagudas de COVID-19 y es posible que estén más dispuestas a prestar atención a sus síntomas. Así que esa es un área que vale la pena analizar detenidamente para comprender por qué existe esa disparidad”.

“Hacemos una evaluación detallada de los síntomas en los días o semanas antes de llegar a la clínica. Realizamos evaluaciones estructuradas acerca de su capacidad para realizar actividades habituales de la vida, comprar o preparar alimentos, lo que puede ayudarnos a comprender si necesitan fisioterapia o terapia ocupacional. Hacemos un cribado de su función cognitiva con una evaluación estructurada que oscila entre 5 a 7 minutos para ver si hay algún indicio de un nuevo deterioro cognitivo. Con una combinación de la prueba de detección y las preocupaciones subjetivas, tomamos decisiones sobre quién requiere evaluaciones más detalladas en torno a la neuropsicología, por mencionar un ejemplo. Y estamos utilizando algunas herramientas de detección validadas para la depresión, la ansiedad y el estrés postraumático. Es sorprendente la prevalencia del trastorno de estrés postraumático (TEPT) en una persona que tiene una infección muy leve pero por la que hay seres queridos en el hospital muriendo. Muchos pacientes después de COVID-19 pueden sufrir toxicidad financiera. Por ejemplo, pueden tener dificultades para pagar sus medicamentos, o algunos pueden tener problemas de inmigración o vivienda como resultado del COVID-19, o completamente independientes de COVID. Por lo tanto, canalizarlos a trabajadores de salud comunitarios, o trabajadores sociales para abordar algunas de esas necesidades, es parte de lo que también intentamos hacer”. Doctor Aluko Hope.

Para evitar cualquier tipo de sesgo acerca de que los síntomas sean realmente post-COVID-19, a todos los que acuden a las clínicas se les realizan pruebas de anticuerpos para confirmar que estuvieron expuestos a la infección, lo que queda plenamente confirmado en el 95% de los casos, permitiendo saber que el 5% restante tiene síntomas por otra causa, por lo que deberían consultar a un médico. En términos generales, alrededor del 40% de los pacientes regresan en busca de ayuda más de una vez, y el resto pueden volver a interactuar con su equipo de atención primaria para darles seguimiento.

Estas son algunas de las preguntas iniciales que la iniciativa buscará responder:

  • ¿Cómo se ve el espectro de recuperación de la infección por SARS-CoV-2 en toda la población?
  • ¿Cuántas personas continúan teniendo síntomas de COVID-19, o incluso desarrollan nuevos síntomas, después de una infección aguda por SARS-CoV-2?
  • ¿Cuál es la causa biológica subyacente de estos síntomas prolongados?
  • ¿Qué hace que algunas personas sean vulnerables a esto pero otras no?
  • ¿La infección por SARS-CoV-2 desencadena cambios en el cuerpo que aumentan el riesgo de otras afecciones, como trastornos cardíacos o cerebrales crónicos?

Con referencia al valor intrínseco de las clínicas, el doctor Aluko Hope, comentó: “Creo que nos incumbe a todos, ya sea gastroenterólogo o psiquiatra, pensar detenidamente sobre el impacto de PASC en su experiencia, y no perder la oportunidad de escuchar realmente y ser un buen testigo de estos pacientes cuando se presentan. Porque a menudo, los vemos meses atrás, lo que nos hace pensar que quienes los atendieron antes que nosotros estaban fácilmente dispuestos para atribuir erróneamente los síntomas a otra cosa. Esa es una falla del sistema de salud que creo que debemos detener rápidamente porque hace que los pacientes se sientan más marginados”.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.

Fuentes:

National Institutes of Health. (23 de febrero de 2021).
NIH launches new initiative to study “Long COVID”

JAMA. (5 DE MAYO DEL 2021).
An Inside Look at a Post–COVID-19 Clinic.

SURVIVOR CORPS. (s.f.).
POST COVID CARE CENTERS (PCCC).