Del 13 y el 19 de noviembre pasados se llevó a cabo la Semana mundial de concienciación sobre el uso de los antibióticos, cuyo lema fue: “pida asesoramiento a un profesional sanitario cualificado antes de tomar antibióticos”.

Campaña que destaca la importancia esencial de utilizar únicamente estos fármacos bajo prescripción médica y cumpliendo estrictamente con las indicaciones del galeno tratante, sin modificar los horarios, el número de tomas y días totales de tratamiento.
A este respecto, es importante destacar la crisis global en la que estamos inmersos, por la creciente (y aparentemente irrefrenable) pérdida de la eficacia de los antibióticos, o dicho de manera inversa la creciente capacidad de resistencia de las bacterias ante los diferentes tipos de antibióticos, lo que pone en riesgo la vida de cientos de miles de personas que se ven afectadas por algún tipo de infección bacteriana, las que años atrás se combatían con rapidez y efectividad.
La pérdida de la capacidad terapéutica de las diferentes familias de antibióticos es resultado directo del abuso e incorrecta utilización de los antibióticos que hemos realizado por decenios, lo que incluye, entre otros factores, su uso cuando realmente no eran necesarios, el incumplimiento o alteración de la prescripción médica, el cambio de medicamento y probablemente la más grave, la suspensión del tratamiento en cuanto nos sentíamos “aliviados”, lo que permitió que las bacterias que no habían sido eliminadas por el fármaco, desarrollaran diferentes mecanismos para repeler la acción destructora de los antibióticos, transmitiendo esta capacidad defensiva a las futuras generaciones bacterianas.
Con respecto a ello, basta recordar que antes del 25 de agosto del 2010 (hace poco más de 7 años), la compra de antibióticos en las farmacias de nuestro país se hacía libremente, sin que para ello se requiriera forzosamente la presentación de una receta médica, lo que permitía que cualquier persona sin conocimientos médicos, comprara, recomendara y tomara antibióticos incorrectamente.
Es importante aclarar que los antibióticos deben utilizarse únicamente bajo prescripción médica y con el objetivo de combatir infecciones bacterianas, recordemos que muchas personas los utilizaban, sin orden ni concierto alguno, cuando tenían tos, irritación de garganta, fiebre (la que no siempre es síntoma de una infección bacteriana) y catarro. Craso error.
Hay que considerar que aún si la infección fuera de origen bacteriano, el médico tratante seleccionará el antibiótico dependiendo de la familia a la que pertenece la bacteria, ya que no todos los antibióticos son adecuados para combatir a todas ellas.
Tan sólo a un año de la anterior efeméride sobre este tema, convocada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el problema de la pérdida de eficacia de los antibióticos frente a los patógenos responsables de las infecciones y sus terribles consecuencias, se agudizó de manera alarmante.
La OMS puntualizó que la Investigación y Desarrollo (I+D) de nuevos antibióticos no puede depender exclusivamente, ni quedar a merced de las fuerzas y los intereses del mercado, por lo que es necesario que los centros de investigación se aboquen al desarrollo de nuevos fármacos antibióticos que permitan un combate eficaz contra los patógenos que ponen en peligro la vida humana y que, aceleradamente se vuelven más resistentes a los tratamientos actualmente disponibles.
En este sentido, la OMS y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han alertado sobre el problema, lanzando un llamado urgente para que los investigadores y los centros de investigación a nivel mundial de nuevos fármacos pongan especial interés y se enfoquen prioritariamente en la búsqueda inaplazable de nuevos y más potentes antibióticos capaces de derrotar con rapidez y eficacia las bacterias que hoy se han vuelto parcial o completamente resistentes al arsenal que los médicos utilizan, y que hoy son en muchos casos, incapaces de salvar vidas, bajo circunstancias que otrora no eran peligrosas.

La resistencia a los antibióticos prolonga las estancias hospitalarias, incrementa los costos médicos e incrementa la mortalidad.
Es por ello que la OMS promovió la creación del Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos (GLASS), cuyo objetivo principal es el de impulsar la adopción de un enfoque estandarizado para la recopilación, análisis y compartición de datos sobre las resistencias antimicrobianas a nivel mundial, lo que ayudará a orientar la toma de decisiones, impulsar la implementación de acciones a nivel local, nacional y regional y sentar las bases científicas para diseñar y establecer medidas y acciones de difusión.
Las bacterias han demostrado una gran capacidad para evadir y defenderse de la acción de los antibióticos, los principales responsables por la pérdida de la capacidad antibacteriana de estos fármacos somos los seres humanos, los que con el uso irresponsable e incorrecto de los mismos, hemos potencializado su merma terapéutica, acortando su vida útil hasta llegar a las dramáticas circunstancias en las que nos encontramos.
Los resultados obtenidos en un estudio encargado por el gobierno británico concluyen, que si no se desarrollan nuevos antibióticos que sustituyan a los que han perdido eficacia contra las bacterias, para 2050 morirán alrededor de 10 millones de personas al año en el mundo como consecuencia de infecciones bacterianas, lo que conducirá, además de una lamentable pérdida de vidas humanas, a la afectación negativa de entre el 2 y el 3.5% (unos 100 billones de dólares) del PIB mundial.
“La resistencia a los antimicrobianos es una emergencia para la salud mundial que comprometerá gravemente el avance de la medicina moderna. Hay una necesidad urgente de aumentar la inversión en investigación y desarrollo para luchar con las infecciones resistentes a los antibióticos, entre ellas la tuberculosis. De otro modo, volveremos a los tiempos en que la gente temía contraer infecciones habituales y ponía en riesgo su vida si se sometía a intervenciones quirúrgicas sencillas”. Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
Queda en nuestras manos actuar con responsabilidad, utilizando antibióticos solamente cuando nos los prescriba un médico, concluyendo los tratamientos en tiempo y forma y no interrumpirlos anticipadamente.
Fuentes:
Organización Mundial de la Salud.
Semana mundial de concienciación sobre el uso de los antibióticos.
Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios.
Antibióticos.
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
TACKLING ANTIMICROBIAL RESISTANCE ENSURING SUSTAINABLE R&D
Organización Mundial de la Salud.
Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos (GLASS).
códigoF.
El plan de acción de la OCDE para fortalecer e impulsar las actividades de I+D en contra de las “súper bacterias”.