Hace unos días nos enteramos de la exitosa realización del primer trasplante de corazón realizado en México por una médica cirujana, la doctora María del Sol García Ortegón, lo que también se constituyó como el primer procedimiento de este tipo realizado en Latinoamérica utilizando tecnología robótica.

En el mismo artículo, les informamos que la afortunada receptora del corazón debió de esperar más de dos años para que los médicos tuvieran acceso a un musculo cardiaco adecuado a su perfil biológico, lo que muestra claramente el déficit de donación de órganos que enfrenta nuestro país y el resto del mundo.

El caso es que hoy les comentamos con tristeza y emoción el fallecimiento y la heroica acción post-mortem de un joven padre de familia que perdió la vida en un accidente vehicular en el estado de Guerrero y cuya donación de órganos: corazón, hígado, riñones y córneas, salvó la vida de cuatro personas y mejoró la de dos más, trascendiendo así los límites de su propia existencia.

Sin embargo y para dimensionar el enorme esfuerzo requerido para la exitosa consecución de la donación y posterior trasplante de los órganos, les comentamos que la acción requirió la participación sincrónica de un equipo multidisciplinario integrado por más de 20 especialistas adscritos al Hospital General Regional (HGR) No. 1 “Vicente Guerrero” y al Hospital General del Centro Médico Nacional “La Raza”, ambas instituciones pertenecientes al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), así como del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” de la Secretaría de Salud (SSA).

En esta acción participaron especialistas de las áreas de urgencias, cardiología, terapia intensiva, quirófano, anestesiología y banco de sangre, entre otros.

Una vez retirados los órganos del donante, los mismos fueron transportados por vía aérea del estado de Guerrero a la CDMX, y una vez en ella, distribuidos de la siguiente manera: el hígado se asignó al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” de la SSA; los riñones y las córneas se entregaron al Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI; y el corazón se remitió al Hospital General del Centro Médico Nacional “La Raza”, para ser trasplantados.

El ejemplo de este donante nos muestra como la nobleza de una sola persona consigue generar un impacto tan poderoso y positivo en la salud y supervivencia de muchas más.

Si bien es cierto que la noticia de su fallecimiento es triste, su generosa y desinteresada acción, además de ennoblecerlo, le permitió trascender los límites de su propia existencia, “viviendo” en otras personas.

Ojalá que esta muestra de valentía y generosidad nos impulse a asumir la noble responsabilidad de transformarnos en donadores voluntarios, manifestando legal, o al menos verbalmente y de manera clara a nuestros familiares, nuestro deseo explícito de ayudar a otras personas, cuando fallecemos.

Fuentes:

Instituto Mexicano del Seguro Social. Joven de la montaña de Guerrero, dona seis órganos y salva la vida de cuatro personas y mejora las de dos más.

códigoF. Primer trasplante de corazón realizado por una cirujana cardiovascular en México y primera cirugía robótica de corazón en América Latina, realizados con éxito en el Centro Médico Nacional del ISSSTE.