El pasado 6 de marzo, la revista del Colegio Americano de Cardiología publicó el estudio “Want a Healthy Heart? Turn Off the TV and Eat a Good Breakfast”, en el que los investigadores confirman con cifras, que los hábitos de vida y alimenticios son factores determinantes, pero en ocasiones subvalorados, para considerar el desarrollo potencial de enfermedades cardiovasculares.
El nuevo estudio doble se presentó en la 68ª Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología, y concluye que las personas que pasan menos tiempo sentados frente a la televisión e ingieren regularmente un desayuno rico en energía, muestran significativamente menos placa y rigidez en sus arterias, lo que indica menores probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares o sufrir un derrame cerebral.
“Los factores ambientales y de estilo de vida son factores de riesgo importantes pero subestimados para las enfermedades cardiovasculares. Estos dos estudios enfatizan los diversos factores que inciden en la enfermedad cardiaca y la necesidad de enfoques preventivos holísticos”. Dr. Sotirios Tsalamandris, Cardiólogo de la Primera Clínica de Cardiología de la Universidad Nacional y Kapodistríaca de Atenas, Grecia, y autor principal del estudio.
El protocolo de investigación evaluó los marcadores de salud cardiaca, a la par que una variedad de exposiciones ambientales y factores de estilo de vida de 2000 personas que viven en Corintia, Grecia, tanto sanas, como aquellas que presentaban factores de riesgo cardiovascular y enfermedad cardíaca establecida, con edades entre los 40 a los 99 años, y una edad promedio de 63 años.
Paralelamente, se aplicaron a los participantes cuestionarios detallados para evaluar sus niveles de actividad física y hábitos alimenticios, se realizaron dos pruebas (no invasivas) para determinar el estado de sus arterias. La primera prueba, la medición de la velocidad de la onda del pulso femoral carotídeo, deslinda la velocidad de las ondas de presión que se mueven a lo largo de las arterias, lo que sirve para detectar la rigidez de las mismas o aterosclerosis. La segunda utilizó imágenes de ultrasonido para medir el grosor de la parte interna de la pared arterial, o acumulación de placa, asociada con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular.
Los sujetos de estudio fueron clasificados en tres grupos, según el número de horas dedicadas a ver televisión o videos cada semana: bajo (siete horas o menos), moderado (de siete a 21 horas) o alta cantidad (más de 21 horas).
Los sujetos que veían televisión por más de 21 horas a la semana tenían casi el doble de probabilidades de tener placa en las arterias en comparación con los otros grupos.
“Estos hallazgos sugieren un mensaje claro para presionar el botón de apagado de su televisor y abandonar el sofá. Incluso las actividades de bajo gasto de energía, como socializar con amigos o actividades domésticas, pueden tener un beneficio sustancial para su salud en comparación con el tiempo que pasa sentado viendo televisión”. Dr. Sotirios Tsalamandris.
Las conclusiones del estudio también determinaron que ver más televisión se asocia directamente con el incremento de otros factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, como la presión arterial alta y la diabetes. Quienes se sientan a ver televisión por más de 21 horas semanales tienen un 68% más de probabilidades de tener presión arterial alta y 50% adicional de desarrollar diabetes.
Una alternativa sana para aquellas personas que disfrutan enormemente la televisión es que no lo hagan de manera sedentaria, sino haciendo algún tipo de ejercicio de bajo consumo energético, como levantar pesas, estirar ligas o usar una caminadora mientras la ven.
La segunda parte del estudio determinó la ingesta calórica del desayuno de las personas estudiadas, agrupadas en tres facciones; el grupo de alta energía incluía a las personas cuyo desayuno les aportaba más del 20% de las calorías diarias, el de baja energía agrupaba a quienes el desayuno contribuía entre el 5 y el 20% de calorías diarias, o desayuno omitido, menos del 5 por ciento de las calorías diarias. En total, alrededor de 240 personas informaron tomar un desayuno de alta energía, casi 900 comieron un desayuno de baja energía y alrededor de 680 hacían desayunos salteados.
Los alimentos del desayuno de alta energía incluían leche, queso, cereales, pan y miel. El desayuno para aquellos en el grupo de baja energía típicamente, incluía café o leche baja en grasa junto con pan con mantequilla, miel, aceitunas o fruta.
Los investigadores descubrieron que los que comían un desayuno rico en energía solían tener arterias significativamente más sanas que los que comían poco o nada. Incluso después de tener en cuenta los factores de riesgo cardiovascular, tanto la velocidad de la onda del pulso como el grosor arterial fueron, en promedio, más altos en aquellos que se saltaron el desayuno y más bajos en los que comieron un desayuno de alta energía.
“Un desayuno de alta energía debe ser parte de un estilo de vida saludable. Tomar un desayuno que aporte más del 20% de la ingesta calórica diaria total puede ser igual o incluso más importante que el patrón dietético específico de una persona, como si siguieran la dieta mediterránea, una dieta baja en grasas u otro patrón dietético”. Dr. Sotirios Tsalamandris.