Autor: Jorge Arturo Castillo | Director editorial de Mundofarma
El mercado farmacéutico mexicano es de los más importantes del mundo, está entre los primeros quince y es el segundo de América Latina; genera un impacto directo en 161 ramas de la actividad económica y las empresas farmacéuticas en México, generan más de 75 mil empleos directos.
No es novedad, ya que desde hace muchos años la industria farmacéutica mexicana brilla por sí sola en América Latina, que por su tamaño, es el segundo mercado más grande en la región, sólo después de Brasil, que nos dobla en población.
Muchos analistas coinciden en que México debe aprovechar la fortaleza de su industria, el gremio, las regulaciones y la COFEPRIS una agencia sanitaria fuerte, que cuenta con un amplio reconocimiento internacional, con el fin de posicionarse a nivel global como industria de manufactura y exportación de medicamentos.
A lo largo de la República Mexicana, la industria farmacéutica genera impacto directo en 161 ramas de la actividad económica y las firmas farmacéuticas en México generan más de 75 mil empleos directos y poco más de 320 mil indirectos. Aunado a ello, la industria tiene una contribución innegable a la salud de la población, por lo que se genera un efecto multiplicador favorable; éste, es uno de los argumentos que la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (CANIFARMA) ha esgrimido desde hace un lustro para tratar de obtener la declaratoria de “estratégica”, con todo lo que ello implica.
La industria farmacéutica enfrenta en este 2018 importantes retos, muchos de ellos externos, sobre todo ahora que se negocia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Como sabemos, el sector tiene una relación fuerte, estrecha y profunda con Estados Unidos, debido a que desde la Unión Americana se importa poco más del 20% de los productos y se exporta más del 26% de la producción nacional.
Otro reto, consiste en la apertura de nuevos lazos comerciales con otras naciones para obtener diversificación. Sin embargo, la salida de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) a inicios de 2017, retrasó las posibilidades de explorar mercados asiáticos con productos farmacéuticos provenientes de México, pero ahora nuestro país participa de la versión 2.0 de este tratado, ya sin la Unión Americana y ahora hay muchas esperanzas en esta apuesta.
Por otro lado, es sabido que en México la industria farmacéutica está expuesta a una estricta regulación por lo delicado de sus actividades, desde las etapas de investigación, desarrollo, aprobación sanitaria, promoción, venta y seguimiento de productos.
En suma, México puede posicionarse a nivel global como un país para manufactura y exportación de medicamentos, buena parte de los esfuerzos actuales de la COFEPRIS, están orientados a establecer regulaciones para que el país sea más competitivo y cumpla con las regulaciones internacionales en esta materia para acceder a otros mercados.
No hay que olvidar que el mercado nacional es muy importante para el continuo crecimiento de la industria farmacéutica, debido al crecimiento de la población y al nivel de consumo de fármacos, que muestran un potencial de desarrollo muy grande por el tamaño del mercado y características de la población.
Para concluir, sólo hay que recordar que la pirámide demográfica en México está cambiando, la esperanza de vida ha aumentado y la mortalidad disminuido. En pocos años, aumentará el rango de edad de la población entre 45 a 65 años, lo que inevitablemente implica, que crecerá la necesidad de consumir más medicamentos para atender a la salud, sobre todo en enfermedades crónicas, como obesidad, diabetes, hipertensión y cáncer, entre otras. Así que, sin duda, la industria farmacéutica debe prepararse óptimamente para cubrir las necesidades futuras de la población mexicana.