Hace algunos días, un joven norteamericano de 18 años de edad testificó ante el Comité de Salud del Congreso de los Estados Unidos, las razones por las que decidió vacunarse, después de haber sido obligado por sus padres a no recibir ninguna protección vacunal, convencidos por los pseudo argumentos científicos del movimiento antivacunas y otros absurdos comentarios encontrados en internet, que aseguran que las vacunas son responsables directas de terribles enfermedades.
El nombre del joven es Ethan Lindenberger, y se ha convertido involuntariamente en un héroe del movimiento pro vacunas, no solamente por su inteligente decisión, si no por la claridad y contundencia de sus argumentos contra los de su madre, a quien disculpa diciendo que actuó de buena fe, pero con gran ignorancia.
“Crecí con una madre que está convencida que las vacunas son peligrosas, y que lo expresa abiertamente tanto en Internet como en persona. Fue un lento camino hasta que empecé a ver las pruebas. Me intrigaba por qué tantas personas refutaban a mi madre”. Ethan Lindenberger
Mientras la madre de Lindenberger buscaba y encontraba información sobre las vacunas en Facebook, el joven lo hizo en la página del Centro para el Control de Enfermedades (CDC) de EUA., la Organización Mundial de la Salud (OMS), diversas publicaciones científicas y múltiples organizaciones de salud pública, lo que lo llevó a convencerse que era un error lo que pensaban sus progenitores y comprender el enorme riesgo de salud en el que había estado viviendo.
“Mi madre es una defensora antivacunas convencida de que las vacunas causan autismo, daño cerebral y que no benefician a la salud y seguridad de la sociedad, pese a que esas opiniones han sido desmentidas muchas veces por la comunidad científica”. Ethan Lindenberger
Es impresionante constatar la poderosa capacidad de los movimientos antivacunas para generar temor y desconfianza por estos fármacos protectores, llevando a muchas personas, como la madre de Lindenberger, a creer que el impulso a los programas de vacunación son una “conspiración gubernamental” que oculta insospechados intereses ocultos.
Hay que entender que no vacunar a los niños nos pone en riesgo a todas las personas, ya que ellos abren la puerta a la reaparición de enfermedades que estaban controladas.
La Organización Mundial de la Salud asegura que es necesario alcanzar un meta vacunal de entre el 90 y el 95% para controlar y evitar el rebrote de ciertas enfermedades fácilmente prevenibles, como el cáncer cervical, la difteria, la hepatitis B, el sarampión, la parotiditis, la tos ferina, la neumonía, la poliomielitis, las enfermedades diarreicas por rotavirus, la rubéola y el tétanos.
Los antecedentes históricos del movimiento antivacunas.
Es preocupante constatar el infundado prejuicio que contra la vacunación tienen miles de personas en todo el mundo, desconfianza que ha sido alimentada por el movimiento antivacunas, cuya gestación se remonta a 1988, cuando Andrew Wakefield, un cirujano británico, logró que la revista The Lancet publicara los resultados de un estudio de su autoría, que falsamente “demostraban” que las vacunas, particularmente la triple viral (sarampión, rubéola y paperas), propiciaban el desarrollo de autismo y enterocolitis.
Seis años después de la publicación en The Lancet, el periodista británico Brian Deer, especializado en temas de salud y la industria farmacéutica, publicó en el diario The Sunday, los resultados de una extensa y sólida investigación, con la que demostraba la existencia de un serio conflicto de intereses y la complicidad de Wakefield con un grupo de abogados, que casualmente litigaban contra los laboratorios productores de vacunas, tratando de obtener pingües ganancias.
Impulsados por la información obtenida por el reportero, los miembros del Consejo Médico General del Reino Unido (GMC) abrieron una investigación por mala praxis contra Wakefield, concluyendo (28 de enero de 2010) que el acusado era fehacientemente culpable de 32 acusaciones, incluidas cuatro por fraude y doce por abuso de menores con discapacidad intelectual. Wakefield fue excluido del registro médico y perdió la licencia para ejercer la medicina en el Reino Unido.
Como conclusión a la condena del GMC, The Lancet se retractó doce años después (28 de febrero del 2010), del artículo publicado originalmente, señalando que los datos y conclusiones del estudio habían sido manipulados, falseados y el consejo editorial de la revista engañado. Sin embargo, lo que no pudo corregir la rectificación, fue el daño que las aseveraciones de Wakefield habían provocado en la opinión pública, y que éste personaje seguiría alimentando con múltiples conferencias, lo que ha conseguido, sobre todo en Europa, Canadá y los EE.UU., que muchas personas hayan dejado sin protección vacunal a sus hijos, lo que finalmente nos expone a todos los demás a sufrir los embates del resurgimiento de enfermedades que estaban controladas.
Fuentes:
BBC News Mundo. Ethan Lindenberger: el joven de 18 años que desafió las teorías conspirativas de su madre y se vacunó. Redacción BBC News Mundo.
El País. El joven que se rebeló contra su madre antivacunas explica su caso en el Senado de EE UU.
The Lancet. RETRACTED: Ileal-lymphoid-nodular hyperplasia, non-specific colitis, and pervasive developmental disorder in children.