Lo más probable es que nunca haya escuchado el nombre de esquistosomiasis (antiguamente llamada bilharziasis o bilharziosis), a pesar de que este padecimiento ocupe holgadamente la segunda posición en enfermedades parasitarias después de la malaria, afectando aproximadamente a 230 millones de personas a nivel global, ya que la presencia de los platelmintos esquistosómicos se circunscribía, hasta relativamente poco tiempo, a lugares cálidos de África, India y Sudamérica.

Jerome Boissier, parasitologo miembro de la Universidad de Perpignan Via Domitia en Francia.
Descubrió la presencia de este parásito en el río Cavu en Córcega, una isla francesa en el mar Mediterráneo. El hallazgo ocurrió después del diagnóstico de esquistosomiasis a un par de familias que no habían viajado nunca fuera de Europa, pero habían nadado en ese afluente durante unas vacaciones recientes. Hasta el momento 120 personas más se han infectado con el parásito.
Los investigadores descubrieron en el río Cavu que un caracol de agua dulce local, el Bulinus truncatus, actúa como huésped intermedio, condición esencial para el ciclo de vida de los gusanos planos. Profundizando en su estudio, Boissier confirmó que el responsable de los contagios no es un parásito esquistosoma ordinario, sino más bien un híbrido de dos especies, el que tiene mayores y mejores capacidades que la especie original para infectar tanto a los caracoles como a múltiples especies de mamíferos, lo que previsiblemente dificultará enormemente las acciones emprendidas para controlarlo.
La esquistosomiasis, es una enfermedad, que puede causar fiebre, escalofríos, dolores musculares y orina sanguinolenta. A menudo reside en las venas de la pared de la vejiga o el tracto reproductivo, pudiendo dañar los órganos o afectar la fertilidad. Aunque el fármaco praziquantel (antihelmíntico antiparasitario de amplio espectro) es eficaz para su tratamiento, los pacientes de los países desarrollados pueden pasar años sin ser diagnosticados.
Los seres humanos y otros mamíferos infectados con esquistosomiasis arrojan huevos en sus heces y orina, los que eclosionan (rompimiento de la envoltura que permite la salida o nacimiento del animal) si entran en contacto oportunamente con agua dulce. Presumiblemente, una persona infectada con Schistosoma haematobium orinó o defecó en el río Cavu contaminandolo inadvertidamente con este parásito. Una vez eclosionados los huevos, las crías se instalan en los caracoles, donde maduran y se reproducen asexualmente, produciendo pequeñas larvas que salen del huésped intermedio. Si las larvas encuentran otro mamífero en el cauce del río o espejo de agua, se resguardarán en su piel, instalándose en los vasos sanguíneos para completar su ciclo vital.
Los investigadores viajaron a África para determinar la fuente primaria de contaminación y encontraron que los parásitos presentes en humanos, localizados en algunas poblaciones de ese continente no eran la fuente de infección de los caracoles de río corsos, sino la variedad del parásito presente en animales, la que lo hizo con mayor celeridad, invadiendo también a otras especies de caracoles como la B. truncatus Española y una especie Portuguesa de caracol emparentado con la del país ibérico.
El híbrido del parásito se desarrolla con mayor rapidez en hamsters (sujetos de estudio en laboratorio), provocando síntomas más agudos.
Cinco especies del parásito schistosoma producen esquistosomiasis en los seres humanos, con sus manifestaciones clínicas respectivas:
- Schistosoma mansoni y Schistosoma intercalatum, provocan esquistosomiasis intestinal.
- Schistosoma haematobium, causa esquistosomiasis urinaria.
- Schistosoma japonicum y Schistosoma mekongi, causales de la variedad asiática de la esquistosomiasis.
La importancia del hallazgo de parásitos híbridos, incluyendo a los agentes causales de la malaria, la leishmaniasis y la enfermedad de Chagas, es preocupante, ya que los científicos prevén que se expandirán geográficamente y se volverán más comunes con los viajes y la migración. La capacidad ampliada para infectar a huéspedes diferentes, les permitirá a los parásitos híbridos ocultarse en mamíferos no humanos, lo que los protegerá de la antibioticoterapia utilizada para erradicarlos en nuestra especie, permitiéndoles progresar.
Como en otros casos, la capacidad evolutiva, de adaptación y migración de virus, bacterias y en este caso parásitos nos demuestra fehacientemente que con los viajes y las migraciones el mundo pareciera empequeñecerse, haciendo patente que la salud no puede, ni debe ser vista como un tema local que no nos atañe.