El flujo de trabajo guiado por IA para la evaluación inicial de la función cardíaca en las ecocardiografías analizadas, superó a las evaluaciones iniciales realizadas por los ecografistas, facilitando el trabajo posterior de los cardiólogos.
La inteligencia artificial (IA), cuyo surgimiento se ubica poco después de la Segunda Guerra Mundial, y que fuera bautizada de esta manera en 1956 por el informático norteamericano John McCarthy (Boston, Massachusetts, 4 de septiembre de 1927 – Stanford, California, 24 de octubre de 2011), durante la Conferencia de Dartmouth, es, en términos llanos, el conjunto de sistemas o la combinación de algoritmos que buscan imitar la inteligencia humana para la ejecución eficiente de diferentes tareas, teniendo, además, la capacidad de mejorar e incrementar la calidad y velocidad de respuesta, aprovechando la información que se les proporciona, e incuso la que ellas mismas recopilan durante su operación.
Según los expertos en ciencias de la computación Stuart Russell y Peter Norvig, la IA puede clasificarse en los siguientes grupos:
- Sistemas que piensan como humanos, y que automatizan actividades como la toma de decisiones, la resolución de problemas y el aprendizaje, como lo hacen las redes neuronales artificiales.
- Sistemas que actúan como humanos: Se trata de computadoras que realizan tareas de manera similar a como lo hacen las personas. Es el caso de los robots.
- Sistemas que piensan racionalmente, e intentan emular el pensamiento lógico racional humano, para conseguir que las máquinas sean capaces de percibir, razonar y actuar en consecuencia. Los sistemas expertos se engloban en este grupo.
- Sistemas que actúan racionalmente, y tratan de imitar de manera racional el comportamiento humano, como los agentes inteligentes.
Stuart Jonathan Russell
Peter Norvig
En el contexto de la cada vez mayor presencia y notoriedad de la IA en nuestra vida cotidiana, llega a nosotros la publicación de los resultados de un estudio clínico aleatorizado y ciego realizado por un equipo multidisciplinario de investigadores pertenecientes al Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles, EE. UU., diseñado para evaluar el impacto de la IA en el flujo de trabajo de interpretación de ecografías de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI), publicado en la revista Nature, el 5 de abril de este año.
El objetivo del estudio comparó la habilidad y la experiencia diagnóstica de los técnicos humanos que realizan los citados ultrasonidos para evaluar las pruebas, versus la de un sistema computacional diseñado específicamente para ello, utilizando una amplia muestra de 3 mil 495 ecocardiogramas transtorácicos, realizados originalmente en un centro médico académico entre el 1 de junio de 2019 y el 8 de agosto de 2019, estudios que fueron reevaluados prospectivamente por 25 ecografistas cardíacos (con una media de 14.1 años de práctica) y 10 cardiólogos (con una media de 12.7 años de experiencia).
Los diagnósticos realizados por humanos y los propuestos por la IA, fueron sometidos posteriormente a la consideración de los cardiólogos, quienes corrigieron (sin saber cuales provenían de humanos o de la IA). El 27.2% de las interpretaciones realizadas por los técnicos humanos fue corregida por los cardiólogos, en comparación con el 16.8% de las alcanzadas por la herramienta computacional, una diferencia significativa del 10.4 %, que podría mejorar no solamente el flujo de trabajo, si no también la precisión y la calidad de la información entregada a los cardiólogos, en beneficio de los pacientes.
“El flujo de trabajo guiado por IA ahorró tiempo tanto a los ecografistas como a los cardiólogos, y los cardiólogos no pudieron distinguir entre las evaluaciones iniciales de la IA y las del ecografista (índice de cegamiento de 0.088). Para los pacientes que se sometieron a la cuantificación ecocardiográfica de la función cardíaca, la evaluación inicial de la FEVI por IA no fue inferior a la evaluación por ecografistas”. Nature.
Es necesario considerar que las evaluaciones realizadas por humanos pueden verse influenciadas, además de por la experiencia de cada técnico, por factores emocionales y físicos, mientras que las realizadas por la IA carecen de estos sesgos, y son consistentes. Sin embargo, los investigadores insisten en que el uso de la IA en este campo, no está dirigida a eliminar la participación humana, sino a mejorar la velocidad de los flujos de trabajo.
Por otra parte los investigadores aseguran que aunque los resultados se obtuvieron a través de una metodología acertada y estricta, son necesarios mayores y más amplios estudios que garanticen la calidad interpretativa de la IA en este ámbito.