“Cada año, la industria tabacalera le cuesta al mundo más de 8 millones de vidas humanas, 600 millones de árboles, 200 mil hectáreas de tierra y 22 mil millones de toneladas de agua, y genera 84 millones de toneladas de CO2”. Organización Mundial de la Salud.
A los múltiples argumentos esgrimidos por la ciencia médica a través de los años para que las personas evitemos a toda costa inhalar las más de 3 mil sustancias nocivas que el humo de tabaco contiene, ya sea de manera directa o indirecta, los investigadores Lluís Quintana-Murci y Matthew Albert han agregado una de gran relevancia: el debilitamiento de la respuesta inmunológica en personas que fuman o que han dejado de fumar hace tiempo.
“El humo del tabaco contiene miles de sustancias químicas, incluyendo al menos 70 que se sabe causan cáncer. Estos químicos que causan cáncer se conocen como carcinógenos”. American Cancer Society
Es necesario acotar, para ser totalmente precisos, que, si bien es cierto que el tabaquismo fue identificado claramente como el agente causal más importante para la alteración de la secreción de citoquinas (pequeñas proteínas cruciales para controlar el crecimiento y la actividad de otras células del sistema inmunitario y las células sanguíneas), también identificaron como tales a la infección latente por citomegalovirus, y al índice de masa corporal (IMC), aunque muy por detrás del primero, equiparándolos con otros factores de magnitud comparable, y no modificables, como la edad, el sexo y la genética.
“Investigamos 136 variables e identificamos el tabaquismo, la infección latente por citomegalovirus y el índice de masa corporal como los principales contribuyentes a la variabilidad en la respuesta de las citoquinas, con efectos de magnitudes comparables con la edad, el sexo y la genética. Encontramos que fumar influye en las respuestas inmunes tanto innatas como adaptativas. En particular, su efecto sobre las respuestas innatas se pierde rápidamente después de dejar de fumar y se asocia específicamente con los niveles plasmáticos de CEACAM6, mientras que su efecto sobre las respuestas adaptativas persiste mucho después de que los individuos dejan de fumar y se asocia con la memoria epigenética (tipo de memoria molecular y celular que resulta de cambios estables en la expresión génica, sin alteraciones en la secuencia del ácido desoxirribonucleico <ADN>)”. Nature. Smoking changes adaptive immunity with persistent effects.
Esto quiere decir que quienes fuman o dejaron de hacerlo correrán mayores riesgos de por vida para desarrollar infecciones, cánceres o enfermedades autoinmunes, como consecuencia de la merma en su capacidad de respuesta inmunitaria: una razón más que se suma a los cientos de argumentos médicos, económicos y humanitarios que piden emprender acciones informativo-motivacionales, e incluso fiscales, para desincentivar el consumo tradicional del tabaco, pero también el de los cigarrillos electrónicos en todas sus variantes.
“El humo de tabaco en el ambiente está asociado con enfermedades y con muerte prematura en adultos que no fuman y en niños. La exposición al humo de tabaco en el ambiente, irrita las vías respiratorias y tiene efectos nocivos inmediatos en el corazón y en los vasos sanguíneos de una persona. Aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas entre el 25 y el 30 %. La exposición al humo de tabaco en el ambiente puede aumentar también el riesgo de ataque cerebral entre un 20 y un 30 %”. Nature. Smoking changes adaptive immunity with persistent effects.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF
Fuentes:
Nature. (14 de febrero de 2024).
Smoking changes adaptive immunity with persistent effects
American Cancer Society. (28 de octubre de 2020).
Sustancias químicas nocivas en los productos de tabaco
códigoF. (31 de mayo de 2023).
Día Mundial sin tabaco 2023 | Cultivemos alimentos, no tabaco.