El pasado mes de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en su página web una noticia realmente alarmante, en la que informa que de acuerdo con las estimaciones más recientes, realizadas por ese organismo y por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el año pasado, uno de cada 10 niños lactantes no recibió vacuna alguna, lo que representa la abultada cifra de 12.9 millones de seres humanos que al inicio de sus vidas no cuentan con ninguna protección farmacológica.

Sin embargo, aunque la cifra anotada previamente es alarmante, la situación real que guarda la falta de inmunización de lactantes es mucho peor, ya que la investigación estadística, muestra que 6.6 millones de lactantes que recibieron la primera dosis de la vacuna triple o DTP (difteria/tétanos/tos ferina), no completaron el esquema completo (3 dosis) en 2016, lo que de alguna manera anula el esfuerzo inicialmente realizado.

En términos absolutos, se estima que desde el 2010, el 86% de los lactantes (116.5 millones de seres humanos) no han recibido la serie completa de inmunización, lo que los pone en la primera línea de riesgo y los convierte en potenciales vectores de dispersión de esas enfermedades.

Los lactantes que no son inmunizados son, en su mayoría, los mismos que no son atendidos por los sistemas de salud. Es muy probable que ninguno de estos lactantes se beneficie de otros servicios sanitarios básicos. Si queremos subir el listón de la cobertura sanitaria mundial, los servicios de salud deben atender a los niños desatendidos. Cada contacto con el sistema de salud debe considerarse una ocasión para vacunar”. Dr. Jean-Marie Okwo-Bele, director del Departamento de Inmunización de la OMS.

Como ejemplo de esta problemática, la OMS acota que, a nivel mundial el 85% de los niños han sido vacunados durante su primer año de vida contra el sarampión, gracias a los servicios de vacunación sistemática, y el 64% han recibido la segunda dosis. Sin embargo, las tasas de cobertura son muy inferiores a las necesarias para prevenir brotes epidémicos, muertes evitables y alcanzar los objetivos regionales de eliminación de esta enfermedad.

La vacunación permite prevenir cada año de 2 a 3 millones de defunciones por difteria, tétanos, tos ferina o sarampión. Se trata de una de las intervenciones sanitarias más eficaces y rentables.

El problema de la falta total en la aplicación de vacunas o de completar los esquemas de vacunación es tan grave, que la OMS indica que la cobertura mundial de las vacunas recomendadas solamente alcanza al 50%, lo que está muy lejos del 90% que se había planteado como meta a cumplir, situación que se acentúa en los países de medianos y bajos ingresos, o los que se encuentran involucrados en procesos bélicos.

La vacunación es una de las intervenciones más eficaces para alcanzar la equidad. El suministro de vacunas que pueden salvar vidas a las comunidades, mujeres y niños más pobres se debe considerar una de las máximas prioridades en todos los contextos”. Dr. Robin Nandy, Jefe de Inmunización del UNICEF.

Como en artículos previamente publicados, estas cifras muestran nuevamente que la pobreza y la inequidad relacionadas con la raza, credo o género, son factores que limitan el acceso a los servicios básicos de salud, poniendo en mayor desventaja a los grupos que se encuentran relegados del avance y progreso de la humanidad.

Solventar las inequidades a través de servicios médicos y sociales: oportunos, incluyentes y gratuitos; así como de los fármacos necesarios, es una tarea política y ética esencial para disminuir las diferencias entre los países y las poblaciones con ingresos altos y los grupos humanos con ingresos bajos y medianos.

Fuente:

Organización Mundial de la Salud.
Uno de cada 10 lactantes no fue vacunado contra ninguna enfermedad en 2016.