El embarazo en la adolescencia es un trágico fenómeno global con profundas consecuencias para la salud, la sociedad y la economía, con raíces históricas muy profundas y persistentes

Como en múltiples ocasiones previas, utilizaremos nuevamente este espacio editorial para escribir sobre un tema de salud pública que nos compete y nos afecta a todos de una u otra manera: el embarazo adolescente, un grave problema que a pesar de los diferentes programas implementados a nivel estatal (Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes -ENAPEA),  y las iniciativas surgidas desde el ámbito privado para frenarlo, no cede terreno, dando como resultado que 1 de cada 5 nacimientos ocurra en menores de 20 años, una etapa de la vida que normalmente está destinada a la formación académica, la inserción laboral inicial y la construcción de un proyecto de vida libre y autónomo.

Sin embargo, como ocurre con frecuencia en el cuidado de nuestra salud, tendemos a descuidar las medidas preventivas necesarias para evitar o retrasar la aparición de un problema. En este caso, la recomendación central es posponer el inicio de la vida sexual hasta alcanzar la madurez; pero, si este ocurre de manera anticipada, es indispensable hacerlo con la protección adecuada. Esto no solo previene embarazos no planeados, sino que también reduce significativamente el riesgo de adquirir una infección de transmisión sexual (ITS).

“Se estima que cada año 21 millones de niñas de entre 15 y 19 años de edad en las regiones en desarrollo quedan embarazadas y aproximadamente 12 millones de ellas dan a luz”. Organización Mundial de la Salud

Tristemente, el uso consciente y racional de alguno de los diferentes métodos anticonceptivos disponibles en el mercado sanitario estatal y privado es algo que muchas chicas ignoran, así como su derecho para acceder libremente y sin prejuicios a una consulta ginecológica para ser correctamente asesoradas, y en el caso de los servicios con cargo al estado, recibir de manera gratuita el método contraceptivo que más les convenga.

El embarazo infantil y adolescente nos enfrenta a una trágica realidad que no debemos soslayar.

Algunos datos relevantes sobre el embarazo adolescente

  • En 2023, había en nuestro país 5.3 millones de adolescentes entre los 15 y los 19 años de edad que representaban el 7.9 % del total de la población femenina en el país.
  • De los 5.3 millones de adolescentes entre los 15 y los 19 años de edad que había en México en 2023, el 34.8 % ya había iniciado su vida sexual, y la mitad tenía una vida sexualmente activa.
  • Del total de las adolescentes que había en el país en 2023, y que habían iniciado su vida sexual, el 66.9 % utilizó como método contraceptivo el preservativo o condón masculino (92.2 %), o algún otro método anticonceptivo en su primera relación sexual, como la píldora del día siguiente, o la anticoncepción de emergencia.
  • La tasa específica de fecundidad en las adolescentes fue de 45.2 nacimientos por cada mil mujeres de 15 a 19 años, y entre las adolescentes hablantes de lengua indígena, fue el doble (90.3).
  • Las mujeres adolescentes que no usaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual (28.7 %) lo achacaron a que no planeaban tener relaciones sexuales (34.9 %), y no conocían métodos anticonceptivos (16.0 %).
  • De las adolescentes sexualmente activas, el 60.2 % eran usuarias de métodos anticonceptivos, porcentaje que bajaba al 42.0 % en el caso de mujeres hablantes de lengua indígena.
  • En 2023, de las 5.3 millones de mujeres de 15 a 19 años, el 10.4 % había tenido un embarazo en al menos una ocasión en los cinco años previos.
  • El 7.6 % del total de mujeres adolescentes tuvo al menos una hija o hijo dentro de los cinco años anteriores, porcentaje que se duplicó (15.9 %) en adolescentes hablantes de lengua indígena.
  • En 2019, el 55% de los embarazos no deseados entre adolescentes de 15 a 19 años terminaban en peligrosos abortos clandestinos.
  • Las madres adolescentes corren mayores riesgos de padecer eclampsia, endometritis puerperal e infecciones sistémicas que las mujeres de 20 a 24 años de edad.
  • Los bebés de madres adolescentes enfrentan mayores riesgos de tener bajo peso al nacer, parto prematuro y enfermedad neonatal grave.
  • Del total de adolescentes, el 51.4 % deseaba el embarazo, el 25.0 % quería esperar más tiempo, y el 23.3 %, no lo deseaba.
  • El embarazo y la tasa de natalidad en niñas menores de 15 años es alarmante, y en casi todos los casos, los embarazos son resultado de violencia sexual, muchas veces intrafamiliar.
  • En su mayoría, las madres adolescentes (74.9% en 2021) no tenía un trabajo formal.
  • La tasa de embarazos adolescentes es mayor en localidades con menos de 15 mil habitantes.
  • El embarazo adolescente está íntimamente relacionado con la desigualdad social, ya que se presenta con mayor frecuencia en estratos sociales bajos.

¿Cuáles son las consecuencias más relevantes del embarazo adolescente en nuestro país?

  • El embarazo en la adolescencia duplica el riesgo de muerte materna en menores de 19 años, y lo cuadriplica en menores de 15 años.
  • Más del 90 % de las adolescentes de 12 a 19 años que han tenido un hijo no asisten a la escuela.
  • El embarazo adolescente no solo tiene un impacto humano y social, sino que también implica un costo económico anual significativo, estimado en millones de pesos anuales para nuestro país.
  • Los embarazos adolescentes profundizan las brechas sociales, económicas, y la violencia de género.

El embarazo infantil y adolescente nos enfrenta a una tragedia que no debemos ignorar, y que debemos enfrentar como miembros de una sociedad que aspira a conseguir mayores tasas de crecimiento, equidad y salud.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF

Fuentes:

Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (25 de septiembre de 2025).
Estadísticas a propósito del Día Mundial para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes.

ENAPEA. (s.f.).
ESTRATEGIA NACIONAL PARA LA PREVENCIÓN DEL EMBARAZO EN ADOLESCENTES 2 0 1 5 – 2 0 2 4.

Fondo de Población de las Naciones Unidas. (9 de julio de 2025).
Creemos oportunidades, no barreras, para que las personas jóvenes puedan prosperar.

World Health Organization. (10 de abril de 2024).
Adolescent pregnancy.