Por: Ing. Rafael Gual Cosío, Director General de CANIFARMA

Los conceptos expresados en este documento corresponden a la opinión del autor y no representan la posición oficial de la Cámara Nacional de la Industria farmacéutica , la de las empresas afiliadas a ésta, o la de este medio de difusión: Código F.

El objetivo de este documento es arrojar luz sobre el contexto en el que se desempeña la Industria farmacéutica  en México; sus realidades y las complejidades de su operación; las ventajas comparativas y las fortalezas con las que cuentan las empresas farmacéuticas en nuestro país, así como las  perspectivas que la industria tiene, con el propósito de invitar a la reflexión sobre la magnitud de la dificultad que representaría la relocalización de una planta farmacéutica en otro país, y las consideraciones que motivan una decisión de esa naturaleza, en vista del ambiente de preocupación que se ha generado en los últimos días como consecuencia de las declaraciones del presidente electo de los Estados Unidos de América.

La industria farmacéutica, al igual que muchas otras, tiene un carácter global.  El origen del capital, las materias primas, equipos, sistemas de control de calidad, etc., es tan diverso que caracterizan a nuestro sector como intensamente globalizado.   No hay ninguna empresa farmacéutica que opere exclusivamente con insumos originados en el país donde se encuentra; de hecho, ningún país es autosuficiente en la producción de principios activos, excipientes y materiales requeridos por la industria.

La complejidad de la Industria farmacéutica va más allá de la fabricación, ya que se trata de una de las que más controles requieren en el mundo y cuyo marco regulatorio representa un factor indispensable para la operación. Desde la instalación de la planta, la validación de procesos (almacenamiento, fabricación, acondicionamiento, control de calidad, etc.), la calificación del personal, las medidas de seguridad, el impacto ecológico, etc., todo tiene que ser certificado por las autoridades locales y muchas veces por autoridades extranjeras cuando se quiere incursionar en mercados internacionales. En este sentido, además de la inversión en activos de una empresa, el valor de las certificaciones que permiten su operación es igualmente importante.

En el caso de México, la regulación ha venido evolucionando hasta ser comparable con la de países con altos niveles de vigilancia sanitaria, lo que ha permitido a la industria poder participar con alta competitividad en mercados externos. Los requisitos de exportación impuestos por países de destino implican en todos los casos la validación de estándares de fabricación y control de calidad, lo que representa la realización de visitas in situ a las plantas farmacéuticas para corroborar el estricto cumplimiento y apego a los estándares exigidos por la autoridad extranjera.

Es importante destacar que, en el caso de la Industria farmacéutica establecida en México, los mercados de exportación preponderantes son Centro América, Sudamérica y Europa; las exportaciones a los Estados Unidos solo representan un 5% del volumen desplazado en mercados externos por las empresas establecidas en nuestro país y no necesariamente aquellas de capital estadounidense.

La industria farmacéutica requiere de personal altamente calificado y especializado, por lo que su reclutamiento también conlleva un alto grado de dificultad. Es bien conocido que las diferentes empresas se encuentran en una continua búsqueda de talento que provoca un dinamismo del recurso humano dentro de la propia industria. Generalmente, uno de los factores de decisión para el establecimiento de una planta es contar con una fuente de recurso humano calificado, accesible y apropiado para las necesidades de la empresa.

La planta farmacéutica con la que cuenta México corresponde en su mayoría a empresas de una larga trayectoria en nuestro país, en promedio con más de 50 años de historia, con un compromiso tal que una característica primordial de la industria es la constante actualización de instalaciones, equipos, procedimientos, estándares de calidad, etc., lo que corresponde a su vez con el estricto y avanzado marco regulatorio nacional y representa un factor de competitividad reconocible en la industria establecida en nuestro país.

La instalación de una planta que cumpla con los estándares que se requieren, implica la consideración de factores tales como: planificación, infraestructura del lugar de localización, servicios, proveedores de insumos en general, construcción de instalaciones, disponibilidad de recurso humano, contratación de personal, licencias de funcionamiento, tramitación de nuevos registros sanitarios, visitas de verificación (planta, procesos y productos), puesta en marcha, canales de distribución y logística, entre otros. De ahí que un cambio de localización de una planta representa una enorme inversión de recursos financieros, de tiempo y requeriría de un proceso gradual por demás complejo que llevaría no menos de 4 o 5 años para ser concluido.

Si bien existen casos de empresas que han decidido mover sus sitios de fabricación a otros países, estas decisiones han obedecido a una motivación exclusivamente económica y de competitividad global y son originadas precisamente en directrices corporativas. En ningún caso son derivadas de cuestiones políticas impuestas por un gobierno externo al del país donde se encuentran.

Siendo la Farmacéutica una industria globalizada la decisión de un cambio de sitio de fabricación de cualquier empresa, tiene un impacto sistémico en el mundo entero, afectando por ende a todos sus mercados de exportación. La intrincada relación existente entre las empresas y sus proveedores en diferentes países hace casi imposible la discriminación de componentes extranjeros en sus insumos, que de darse sin un análisis concienzudo acarrearía un altísimo costo, en detrimento de la propia competitividad de los productos y de la empresa.

La Industria farmacéutica establecida en México enfrentó desde hace más de tres décadas un proceso de apertura en materia mayormente arancelaria y comercial, mismo que se vio intensificado hace más de una década por la eliminación del requisito de planta. Adicionalmente, ha enfrentado enormes desafíos en materia de actualización regulatoria. Ambos procesos, no sin un gran esfuerzo de por medio, la han fortalecido, convirtiéndola en una de las más competitivas en el mundo.

 

En conclusión, se podría señalar lo siguiente:

  • En México contamos con una Industria farmacéutica consolidada, altamente tecnificada y competitiva, y en constante desarrollo.
  • El 71% de las empresas cuentan con una planta de fabricación en México que cumple en su mayoría también con estándares de calidad internacionales.
  • Se tiene un gran potencial exportador, con una capacidad de producción disponible cercana al 40% de la capacidad instalada.
  • Los mercados de exportación de las empresas establecidas en México son diversos y poco dependientes de los Estados Unidos de América.
  • Lejos de enfocarse en la preocupación, México debe aprovechar el impulso e importancia de la Industria farmacéutica en el contexto social, al ser proveedora de insumos indispensables para el bienestar de la población, pero también su dimensión dentro de la economía nacional.
  • Desde el punto de vista económico, la Industria farmacéutica tiene una participación destacada en el PIB manufacturero, cercana al 7%. Es generadora de empleos de remuneración casi tres veces superior al promedio observado en el sector industrial nacional.   No obstante, es altamente competitiva comparativamente con los Estados Unidos.
  • Aun cuando ya se invierten en investigación cifras muy superiores al promedio de este rubro en el país, estamos en el umbral de una gran oportunidad de convertir a México en un centro de investigación clínica de proporciones mundiales, con incrementos de inversión de una magnitud equivalente a quintuplicar las cifras actuales.

Debemos ocuparnos en aprovechar nuestras muchas fortalezas y asumir con responsabilidad lo que representamos en el concierto nacional y mundial.   Somos una industria estratégica y prioritaria para México, que con unidad y el compromiso de colaboración estrecha con las autoridades tiene un futuro promisorio y seguramente será un nuevo motor económico para nuestro país.   En todos los casos la Industria farmacéutica establecida en México, mantiene su compromiso de inversión, creación de empleos, responsabilidad social y generación de riqueza, teniendo como centro de su quehacer el bienestar de los pacientes.